martes, 19 de agosto de 2014

¿Marxismo nacional o internacionalismo en serio? Sobre los motes de Astarita


Ante nuestra respuesta a sus críticas a la posición del PTS ante la cuestión de la deuda externa (ver acá), el profesor Rolando Astarita nos endilgó el mote de “marxismo nacional”. Sería interesante -y novedoso- que intentara respaldar con citas fehacientes esta caracterización que intenta realizar. Pero, obvio, tal empresa sería un completo fracaso. Por mucho que vierta en sus posteos los términos “liberación nacional” o “segunda independencia” cerca de PTS, en ningún lugar va a encontrar una cita donde se proponga esta orientación estratégica semietapista. Por eso Astarita está obligado a lanzar frases sueltas sin ton ni son.
El profesor abriga la pretensión de ubicarse como quien sostiene un punto de vista internacional ante los supuestos marxistas “nacionales”. Vertir aquí y allá los términos “globalización” y “mundialización del capital” no alcanza para tener un punto de vista internacional. Cuando se abstraen las imbricaciones entre economía y política que constituyen al sistema mundial capitalista como una totalidad concreta jerarquizada, en la cual la acción imperialista es de fundamental importancia y opera como sostén “en última instancia” de la reproducción global del capital a la vez que vehiculiza la concentración y centralización del capital a nivel internacional que conduce al dominio mundial de las grandes trasnacionales y los magnates de alcance global, se puede terminar por ejemplo comprando todo el paquete “humanitario” y ubicándose en el mismo bando de la OTAN en nombre de las conquistas democráticas como objetivo en sí mismo (ver acá). Son consecuencias inevitables de querer afirmar que el imperialismo es -en el mejor de los casos- una categoría de poca relevancia para entender al capitalismo global, que es como querer tapar el sol con las manos (que aunque parezca difícil de creer es lo que nos propone Astarita). Esta posición es tan dañina para poder desarrollar una política revolucionaria del proletariado como las de que toman al imperialismo como argumento para ir en apoyo de las burguesías y sus movimientos nacionalistas.
En las antípodas de Astarita, un punto de vista verdaderamente internacional (e internacionalista) sólo puede conquistarse si reconocemos la presencia global del imperialismo y su rol como fuerza reaccionaria en toda la línea que interviene globalmente en defensa de los intereses del capital a la vez que opera en beneficio de la expansión de los sectores más poderosos del capital global, señalamos sus consecuencias y proponemos un programa para combatirlas, sin el cual la emancipación de la clase obrera del capital no es más que una entelequia. Esta es la diferencia entre un internacionalismo que se toma en serio a sí mismo, y las palabras huecas.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Astarita no merece mi respeto y creo que tampoco merece que se pierda el tiempo respondiendole. Ahora bien con respecto al tema del post en cuestión: marxismo nacional o internacionalismo en serio, no veo la oposición como algo grave. Un marxismo arraigado a la lucha de clases y la tradición cultural e histórica de la nación oprimida no es necesariamente nacionalista, sino que muestra la fuerza de la unión entre la teoria y el movimiento obrero real en el país. Con respecto al planteo programatico de liberación nacional o segunda independencia, me parece que no significan lo mismo. Los marxistas no deberiamos luchar por la estrategia de la segunda independencia, pero si tener en claro que una de las tareas pendientes de la revolución democrática burguesa es la liberación nacional y que solo puede ser llevada adelante por la dirección de la clase obrera y su partido revolucionario, mediante el programa de la revolución socialista. En este sentido me sorprende el inmediato desmarque con respecto a esta consigna que usted hace en la respuesta, porque, segun entiendo, el trotskismo argentino resolvio en los años 30 el debate con los socialiostas puros que le negaban cualquier caracter antiimperialista a la estrategia revolucionaria argentina.

em dijo...

Anónimo: Una intervención seria y pensada en el terreno político y de la lucha de clases en cada país desde ya que no se opone, y por el contrario es condición central de una política revolucionaria internacionalista. Pero por "marxismo nacional" en la tradición histórica se ha referido a las corrientes que toman lo nacional separado -e incluso por encima- de lo internacional. Existe oposición, y puede ser muy seria. Sino veamos las consecuencias que tuvo para la segunda internacional y posteriormente para los PC estalinizados.
Por otro lado, existe un riesgo de pensar la liberación nacional como "epata independiente" o momento aislado, sin que vaya entrelazado a la liberación social. La estrategia del marxismo internacionalista -al contrario de la caricatura que quiere armar Astarita- entrelaza ambas en la lucha por la revolución entendida como proceso internacional. Tiro un "título", que habría que profundizar pero no es el lugar: la teoría/programa de la revolución permanente puede entenderse como "gran estrategia" para la revolución internacional.

Anónimo dijo...

Esteban:Comparto en terminos generales la posicion y "la sorpresa" que plantea el post de arriba.Sobre todo en considerar que "segunda independencia" que si es una posicion semietapista , NO es lo mismo que sostener la existencia de tareas nacionales como parte de nuestra estrategia de revolucion proletaria.
Para mi hay un desprendimiento muy rapido de las tareas de liberacion nacional.
El inteligente trotskista Chino Pengu shu Tsé (que formulo la teoria de la revolucion permanente para China sin tener conocimiento de la teorizacion de Trotsky, decia que la TRP era la teoria que sostenia simultaneamente, que no habia una etapa historica independiente democratica burguesa,
pero que habia tareas de liberacion nacional que inevitablemente tenia que levantar el proletariado.Mas aun el porgrama de transicion de la cuarta internacional plantea para los paises coloniales y semicoloniales "tareas de emanci pacion nacional".Temo como dice el lector que escribio arriba que pese a tratar de delimitarnos de posiciones como la de Astarita estemos haciendo demasiadas concesiones a teorias "socialistas puras".
Abrazo
Artana

em dijo...

Artana: sí, por supuesto que la idea no es subestimar la importancia de las tareas nacionales o de liberación nacional ni desprenderse de ellas. Si se lee así el planteo entonces fue impreciso y quedó equivocado.
A lo que busco responder acá es a la pretensión de Astarita de ubicar a todos en la misma bolsa de quienes tienen la tendencia a unilateralizar las tareas nacionales y tomarlas como fundamento para dar un apoyo a la burguesía y sus movimientos nacionalistas, con la ilusión de que pueden ser resueltas por la burguesía y "en sí mismas", es decir sin una ruptura no sólo con el imperialismo sino también con la gran burguesía "nacional" que está atada por uno y mil lazos al mismo. Astarita pretende homologar cualquier planteamiento de problemas nacionales (como el que hicimos con Gastón R. en el posteo que suscitó su respuesta) a una postura de este tipo, como si por el contrario los más consecuentes luchadores por las tareas nacionales no fueran los revolucionarios marxistas, que unen la pelea por las mismas con la lucha del proletariado por su emancipación.
Pero por supuesto hay que ser claro en esto: mientras que para una visión como la de Astarita cualquier planteamiento de los problemas nacionales es "chapucería" de sectores burgueses para adornar la subordinación del proletariado, por el contrario los problemas nacionales que suscita el imperialismo no son ninguna "chapucería" sino que son cuestiones de primer orden que afectan la vida de las masas obreras y populares, y los marxistas debemos levantar con todo los problemas nacionales (señalando a la vez la duplicidad en la política y el discurso de los gobiernos que se presentan como "nacionales" y defensores de posturas soberanas cuando no paran de hacer entregas al imperialismo como es el de Cristina) demostrando que sólo el proleariado, con un programa que acaudille al conjunto de los oprimidos, es la única clase que puede atacarlos de raíz, lo que significa al mismo tiempo iniciar los primeros pasos para una transformación de la sociedad de conjunto. Un abrazo

oti dijo...

El problema de fondo es que no se debe concebir al "capitalismo global" como la suma o amalgama de capitales locales o "nacionales". Porque esto supone que el capital es la partícula o "ladrillo" preexistente que forma el todo.

El capital se manifiesta localmente pero eso no quiere decir que su naturaleza responda a un proceso local. La naturaleza del capital siempre fue global. Por eso hablar de "burguesía argentina" o "burguesía norteamericana" o "alemana", etc., etc. es solo descriptivo, no tiene rigor teórico explicativo.

La burguesía de 1860 en Inglaterra tampoco era algo de naturaleza local, sino que se manifestó allí, con sus particularidades, un proceso que era global desde 2 siglos antes que eso, por lo menos (Cía. de Indias, etc.).

La cuestión es poder pensar los elementos como parte orgánica de los procesos y no reducir a estos últimos como la amalgama o suma de aquéllos.

Creo que es más productivo teóricamente pensar al globalismo como un proceso imperial que siempre existió, con sus diversas particularidades a lo largo de la historia de los modos de producción.

El meollo teórico es identificar bien los elementos y relaciones del proceso imperial.

A mi juicio éste se basa en el control de "resortes fundamentales" que son palancas más poderosas que los "medios de producción" en general.

Controlar las políticas financieras y sistemas financieros y monetarios, comercio exterior, materias primas estratégicas o recursos geopolíticos (servicios secretos, fuerzas militares, aparatos terroristas, etc. que favorezcan el acceso a ellas), son cosas que dan poder global.

Este poder global no surge de supuestas relaciones “nacionales” de producción y tampoco espera que las supuestas burguesías “nacionales” se desarrollen.

Por ej., el proceso imperial desde principios del s. XVII al XIX no esperó a que se desarrollase la burguesía inglesa que vio Marx en la década de 1860. Esa burguesía fue un elemento de un largo proceso que la precedió.

El proceso imperial global existe por propio derecho, no necesita que las localidades le transmitan nada, desde el punto de vista de su naturaleza. Las localidades son los escenarios donde el proceso global deja su huella, la cual se adscribe a la localidad, lo que no quiere decir que pertenezca a la naturaleza de la localidad. En palabras de Trotsky, el “capitalismo nacional” representa una combinación particular de los rasgos fundamentales del capitalismo mundial en cada país considerado.

Ahora bien, si el proceso global es el que manda, tiene que haber, entonces, una clase social que sea el soporte de esas relaciones sociales globales y que no pueden ser las llamadas “burguesías nacionales”, porque lo global no provino de lo local sino que esto es una combinación particular de aquello.

A mi juicio, aquí reside el fundamento teórico (que creo riguroso) para el concepto de oligarquía.

oti dijo...

Continúo con el final del comentario previo.

Ésta se define como efecto de las relaciones globales que la instituye como unida a los resortes fundamentales, esto es tienen el control sobre los resortes fundamentales, al mismo tiempo que instituye a todos los desposeídos de esos resortes, esto es las clases sociales que se distribuyen por todas partes del mundo que no tienen ni ejercen control alguno sobre esos resortes.

Para aceptar estas hipótesis teóricas no queda otra que admitir (diferenciándose de las distintas versiones del marxismo) que:

1) El “imperialismo” es una dimensión anterior y previa al “capitalismo” (a diferencia de Lenin).

2) Varios elementos y relaciones del MPC tal como los analizó Marx en El Capital, debieran ser resignificados a la luz de 1).

3) En consecuencia, el Capital no es la proyección global de algo local, sino exactamente al revés. Es su naturaleza global (Imperio) lo que le permite expandirse.
Mi opinión personal es que dentro del marxismo no podrá resolverse esta cuestión. Todo el entramado de premisas, teoremas y postulados que lo atraviesan lo único que van a hacer es reproducir los altercados existentes desde hace décadas.

Se necesitan hipótesis nuevas que, necesariamente, implicarán resignificaciones de varios conceptos tradicionales del sistema marxista.

em dijo...

Oti, no podría estar más en desacuerdo con tu conclusión. Los marxistas fueron históricamente la primer corriente teórica y política en confrontar, en el plano de la teoría como en el de la política, con el imperialismo. Ya cuando a fines del Siglo XIX se iniciaron las transformaciones en la conformación económica y estructura de clases de las economías capitalistas más desarrolladas, así como de su relación con el resto del mundo caracterizado por un desarrollo incipiente del capitalismo en muchos casos impulsado por las potencias mediante el colonialismo, fueron los marxistas los que dieron los primeros análisis, en acalorados debates entre las diversas alas. De ahí surgieron brillantes análisis, que no son sólo el de Lenin, también el de Rosa Luxemburgo más allá de los aspectos que se le critican, posteriormente Trotsky, así como aportes con rasgos unilaterales de Hilferding, Bujarin, Parvus, etc. La teoría marxista del capitalismo es un punto de partida ineludible, como lo fue en ese momento, para analizar las subsecuentes tranformaciones del imperialismo hasta hoy. El capitalismo actual ha agudizado, no relajado, la presión que ejerce el capital hiperconcentrado que entrelaza a las trasnacionales y los centros financieros (un moderno "capital financiero") y la que ejercen los grandes Estados imperialistas para abrirles paso en todo el mundo. Aunque el dominio norteamericano impuso condiciones de competencia económica que se desarrolla entre las potencias dentro de un orden liberal común, esto no significó el fin de las rivalidades interimperialistas (que no se agudizaron centralmente por la superioridad militar norteamericana y porque las contradicciones entre las potencias aún no lo han motivado a pesar de la crisis que atravesamos, la peor desde la gran depresión pero sí se expresan en numerosas tensiones y resistencias a la politica yanqui; ver acá). Sí, la teoría del imperialismo debe ser permanentemente enriquecida y actualizada, con las transformaciones del sistema mundial capitalista. Pero es dentro de las coordenadas del marxismo, no fuera de ellas, como puede hacerse. Y las tesis centrales con que definieron la época los teóricos de comienzos de siglo XX mantienen toda su vitalidad.

em dijo...

Este es el link que quise pegar, no salió: http://puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar/2014/06/a-proposito-de-imperium-y-consilium-de.html

oti dijo...

No digo que el marxismo no sirve, digo que hay que ver cómo se articularían nuevas hipótesis con los conceptos marxistas tradicionales y cómo éstos se resignificarían.

Descriptivamente hablando estoy de acuerdo con varias cosas que decís, pero el debate que, a mi juicio, habría que abrir (en congruencia con los comentarios míos de más arriba) no es cuál es la naturaleza y funcionamiento del capitalismo que llevó al imperialismo sino cuál es la naturaleza del proceso imperial global que lleva al capitalismo que tenemos hoy.

Por ej., si la oligarquía existe porque está insertada de tal forma en las relaciones de producción que la define por el control privado que ejerce sobre los resortes fundamentales, entonces en qué medida es lícito hablar de "Estados o potencias imperialistas", puesto que los que son imperialistas son los intereses privados (oligárquicos) que dominan en ese Estado.

Es por ello que cuando se confronta con el imperialismo no se confronta contra un país o "potencia", sino contra una clase social cuyo poder deviene del control privado que ejerce sobre los resortes fundamentales. Que esa clase social domine en ese país o potencia no significa que el actor y protagonista es el Estado de ese país o potencia, sino que es la clase social que lo domina.

Por ello, como no se puede parcelar al Capital según las delimitaciones entre países y Estados, tenemos que hablar de Imperio que es una estructura que no se refiere a países o Estados sino a una instancia global de dominación privada, esto es la que ejercen los intereses globales oligárquicos.

Esto, a modo de ejemplo, es una de las tantas cosas que habría que explorar teóricamente.

em dijo...

Me parece que tu argumento tiene un problema que es bastante similar a lo que ocurre en toda la lógica de Astarita: la relación contradictoria entre Estado y capital queda borrada, y en su lugar sólo hay capital (u "oligarquía" que es basicamente según entiendo la gran propietaria de los medios de producción globales). Pero la "privatización" de un aspecto del poder está en la raíz de la historia del capitalismo, al mismo tiempo que todo otro aspecto del poder tiende a centralizarse, nacionalizarse y -hoy- trasnacionalizarse bajo comando de los estados (Meiksins Wood presenta un muy buen argumento de esta dualidad del poder de clase en el capitalismo y sus raíces históricas en "Democracia contra capitalismo"). Decir que hoy los Estados se han esfumado en su poder y reemplazados por una oligarquía global es tomar por bueno el "fetiche", la imagen de la globalización como hicieron Negri y etc. Hay una mutua dependencia, con rasgos contradictorios, entre capital trasnacionalizado y Estados imperialistas, que también están "trasnacionalizados" en el sentido de que deben asegurarse que opere en su favor una organización de las fuerzas productivas que se realiza a escala global, garantizando que las leyes de la centralización y concentración no operen en el perjuicio de su economía nacional, es decir de los capitales trasnacionalizados cuyo desarrollo más puede favorecerlos. Esta relación es contradictoria, la lógica del capital y los intereses estratégicos de los Estados no siempre coinciden, y pueden dar resultados "catastróficos", particularmente en momentos de crisis capitalista -de "crisis historica"- donde las contradicciones afloran generando tendencias disruptivas. Borrar esta relación contradictoria entre capital y Estados -que es en última instancia incorporar todos los niveles de la contradicción y domnio de clase- lleva a una visión "pasteurizada", despolitizada del imperialismo. Esto le ocurre a Astarita. Como el afirma, su libro habla de imperialismo. Sin embargo, mantiene una relación completamente "externa", subordinada y tangencial, con la teorización del conjunto de su libro.

Anónimo dijo...

Esteban: con respecto a vuestra respuesta coincido con Artana que tiende a coincidir con mi planteo. Con respecto a la definición marxismo nacional no voy a entrar en falso debate ya que coincido que el marxismo es internacionalista por definición. Sin embargo, quiero aclarar que me parece un reduccionismo innesesario el cirscunscribir la practica marxista nacional a las tacticas de la lucha de clases. El trotskismo argentino definio -aunque con muchas debilidades- en la pluma de Liborio Justo un debate contra el socialismo puro que supo rescatar para el programa trotskista las tareas inconclusas de la revolución democrático burguesa, centralmente la liberación nacional. La corriente de Nahuel Moreno supo dar una base teorica, que podemos poner en discusión, a través de los trabajos de Miliciades Peña y del propio Moreno de la historia argentina y de la imposibilidad de la burguesía argentina de encabezar un proceso de emancipación. En ese sentido coincido con Horacio Gonzalez cuando manifiesta que el trotskismo se inscribe dentro de las tradiciones político-culturales argentinas no solo por su acción practica sino -más allá de su caracter rudimentario si se quiere- por intentar dotar a la militancia revolucionaria de una visión de la historia argentina y una critica de su cultura política. J W Cooke por ejemplo es inexplicable en sus fundamentos sin la influencia del trotskismo en sectores de la resistencia peronista (no olvidar tam,poco que Hector Tritstan, secretario de Cooke y más tarde fundador de Guardia de Hierro, era un ex integrante de la llamada izquierda nacional del Colorado Ramos.
Además vale señalar que en la tradición histórica argentina, la asociacón de un marxismo "nacional"(lista), es patrimonio de la corriente de Ramos y Spillimbergo llamada "izquierda nacional" que se erige como apoyatura ideologica del peronsimo al considerarlo un bonapartismo de caracter revolucionario y no precisamente al Partido Comunista que en nuestro país carecio siempre de una base teorico-histórica propia, reproduciendo acriticamente al liberalismo mitrista y que se opuso por derecha al nacionalismo burgués peronista tanto en 1945 donde forman la Unión Democrática como en 1955 donde son parte del frente Libertador y sus comandos civiles. Amen de que en 1976 decidieron apoyar a una dictadura de caracter abiertmanete pro-imperialista.
Saludos

em dijo...

Me parece que estás planteando otro falso debate, yo no plantee ninguna circunscripción de "la practica marxista nacional a las tacticas de la lucha de clases", por el contrario señalo la dimensión de la política nacional (que incluye el abordaje de los problemas nacionales desde una política hegemónica de la clase obrera hacia el conjunto de los oprimidos). Por lo demás, en un comentario anterior de respuesta a Artana que no se viste, amplío mi opinión sobre los problemas nacionales, retomando algunas cosas ya planteadas en el primer posteo de respuesta a Astarita, que en este posteo las di por sentadas.
Vos traes a colación una corriente que expresa justamente le problema que plantee en la primer respuesta que te di, que es la "izquierda nacional" de Ramos. Partiendo del correcto reconocimiento de los problemas nacionales, esta corriente abrigó la confianza de resolverlos de la mano del nacionalismo burgués, mientras que en el mejor de los casos fue latinoamericanista, y no internacionalista. Esta práctica se tradujo en una visión bastante parcial, "deformada" por decirlo de algún modo, de la problemática del imperialismo, de las relaciones de clase en el país oprimido, de las tareas del proletariado en el país y de la articulación de la revolución nacional en una estrategia de revolución internacional. Peña supo polemizar bien con varios de estos aspectos, más allá de los puntos que puedan discutirse de su propia caracterización (algunos de los cuales están tratados acá http://ideasdeizquierda.org/reflexiones-en-torno-a-la-obra-de-milciades-pena). Justo tampoco suscribía una postura tipo Ramos. La izquierda nacional representa una ruptura con la práctica y la tradición internacionalista y desarrolla una estrategia que subordina a la clase obrera a la conducción burguesa del "movimiento nacional", mientras que tanto la corriente de Moreno como Peña combatieron dicha subordinación, más allá de los aspectos de balance de los rasgos centristas que puedan hacerse la política de Moreno, tanto en lo que hace al entrismo al peronismos, como dentro del PRT, o cuando define como perspectiva la revolución democrática, por sólo señalar algunos elementos que no sería largo de desarrollar acá pero que están tratados en distintos materiales teóricos como Estrategia internacional (en www.ft-ci.org) o Lucha de clases (www.ips.org.ar) y en el libro Insurgencia obrera en la Argentina.
Para Astarita y los de su estilo todos los que hablan de imperialismo y tareas nacionales son "Ramos", y para los "Ramos" las tareas nacionales exigen la dirección de la burguesía en una alianza policlasista contra el imperialismo. Una práctica marxista revolucionaria internacionalista debe rechazar de plano ambas posturas y batallar por que sea el proletariado el que acaudille al conjunto del pueblo pobre en la lucha contra la opresión imperialista y por la resolución de las tareas nacionales, que está indisolublemente ligada al inicio de la transformación revolucionaria de la sociedad iniciando la liquidación de las relaciones de producción capitalistas y los primeros pasos al socialismo.

Anónimo dijo...

Estimado Esteban: si malintrerprete tu respuesta con respecto a la dimensión nacional del marxismo en la tradición política y cultural -quizas este sea un carpicho de viejo admirador de hombres de la cultura de la talla de Luis Franco o de intelectuales como Peña y Frodizi- retiro lo dicho. Solo me interesaba recalcar que el trotskismo interpreto la cuestión nacional y por esa vía logro arraigarse en las grandes tradiciones políticas argentinas. Con respecto a Ramos coincido, es clara en mi respuesta que trataba de aclararte que el marxismo nacionalista en Argentina surge del trotskismo -quien en los 30 debartio vivamente la cuestión del antiimperialismo- y no del PC que nunca fue independiente de la burguesía nacional de tradición oligarquico liberal y por lo tanto supo sostener pósiciones proimperialistas. Coincido con vuestra posición y no era intención generar un falso debate sino enmendar un error en la formulación del debate con Astarita y más luego en la fundamentación histórica de las posiciones de cierta izquierda argentina.
Saludos.

em dijo...

De acuerdo. Cuando mencioné al estalinismo no quise referirme al PC argentino, sino a dos tendencias que se dieron de conjunto en los PCs en forma simultánea desde que se inicia la bucocratización de la URSS y de la Internacional comunista en los '20 y que significaron la liquidación de cualqueir política revolucionaria internacionalista, mostrando una de las variantes en las que la esfera política nacional se desconectó de la internacional que era lo que quería ilustrar. Una combinación u oscilación entre se satélites del PCUS y girar en función de la política nacional de la burocracia soviética que poca preocupación tenía por la revolucion mundial, y definir líneas nacionales también por fuera de cualquier política internacional, lo que daría un salto por ejemplo en europa con el eurocomunismo. Obviamente el PC argentino tuvo una desviación "nacional" que nada tuvo que ver con cualquier "antiimperialismo", que fue ir por lo general a la rastra de los liberales, aunque no se privó también de giros en los cuales marchó detrás de alguna variante "nac y pop". Es el caso hoy. Saludos.

Anónimo dijo...

Un aporte a la discusión con el "socialismo puro" y aquellos ven una continuidad lineal entre Ramos y la izquierda trotskista, se encuentra justamente en Trotsky,quien llega a una conclusión estratégica, cuando se refiere a la situación de los países coloniales y semicoloniales y la dinámica de la revolución, allí. En el Programa de Transición afirma, "Una de las tareas políticas de los
Frentes Populares y de la "defensa nacional" es transformar a centenares de millones de hombres de la población colonial en carne de cañón para el imperialismo "democrático". La bandera de la lucha de la emancipación de los pueblos coloniales y semicoloniales, es decir, de más de la mitad de la población de la humanidad, para definitivamente a manos de la IV internacional." Esta cita vale tanto para los PC estalinizados que transformaron las causas nacionales en cadenas de sumisión al imperialismo o a las burguesías nacionales, como también lo hicieron los representantes de la denominada izquierda nacional, que bregaron por una salida a la situación semicolonial del país de manos de sectores burgueses. Nuestra tradición, parte de una superación dialéctica, entre las tareas nacionales y su resolución en el plano internacional, en última instancia. Una superación de los Ramos, como también del socialismo puro, que se encuentra en la TRP. A días de un nuevo aniversario del asesinato de Trotsky, por parte de los sicarios estalinistas, bien vale recordar este valioso aporte a una estrategia de liberación nacional. Gastón Ramírez