jueves, 18 de julio de 2013

Noventismo recargado. Todo sea por el fracking

Como señala Pablo Anino en La verdad obrera nº 531 de hoy, el acuerdo con Chevron, y el decreto nº 929 con el cual se le ha tratado de dar un marco más universal para que parezca menos escandaloso, constituye un nuevo pacto de dependencia. Todas las declamaciones de soberanía que se hicieron cuando se anunció la "expropiación" de Repsol (más adecuado llamarla una recompra) para volver a la muy noventista YPF S.A., así como las ilusiones que se hicieron muchos progres con el decreto 1.127 de que se terminaría la "commoditización" de los hidrocarburos, se estrellaron en el altar del fracking (fractura hidráulica, método con el que se explota las reservas llamadas "no convencionales"). A las empresas que invertan más de u$s 1.000 millones, es decir sólo a Chevron actualmente (ayudada de contabilidad creativa, ya que sólo 740 millones son para traer equipos y materiales, y el resto es para compensar a YPF por el trabajo en el terreno), se les garantiza que en cinco años podrán exportar sin retenciones el 20% de la producción, teniendo libre disponibilidad de los dólares; aún si no pueden exportar por necesidades del mercado interno se les pagará como si lo hicieran, a precios internacionales, y no estarán sometidas a ningún cepo para convertir a dólares el dinero de dichas ventas. Una recomoditización plena, enteramente en contra de lo planteado hace un año. 

El costado aún más oscuro, sin embargo, es la completa ausencia de cualquier problematización respecto del fracking. Si la actividad petrolera en sí conlleva posibilidades de contaminación al medio ambiente, por roturas de cañerías, mala cementación de los pozos, que provocan filtraciones por mal monitoreo ambiental, todo esto va a ser agravado con la fractura hidráulica en lutitas.

El Centro Tyndall la Universidad de Manchester del Reino Unido, realizó en enero de 2011, un estudio sobre el impacto ambiental por la extracción de gas en lutitas con este método (Tyndall Centre for Climate Change Research: «Shale Gas: A Provisional Assessment of Climate Change and Environmental Impacts», Universidad de Manchester, enero de 2011). El estudio fue realizado en EEUU donde el análisis del agua mostró sustancias con propiedades tóxicas. Se analizó 260 productos químicos usados en el fracking. De ese total, 17 fueron considerados tóxicos para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, ocho cancerígenos probados y otros seis sospechados de serlo, siete elementos mutagénicos y cinco producen efectos sobre la reproducción. El riesgo depende de la concentración y la exposición de esas sustancias a los seres vivos; pero las cantidades empleadas (en una plataforma de seis pozos, de 1.000 m3 a 3.500 m3) sugieren que es muy elevado.

La investigación de la organización “Amigos de la tierra” con sede en Londres afirma que:
-El 25% de las sustancias químicas utilizadas en f.h. puede causar cáncer
-El 37% causa trastornos al sistema endocrinólogo
-Del 40-50% puede afectar al sistema inmunológico, nervioso y cardiovascular.
-Mas del 75% puede afectar la piel ojos, y sistema respiratorio.

Un estudio de la Universidad de Cornell en los EEUU relevó 24 establecimientos rurales en seis estados en donde se registró la contaminación de aire, agua y suelo por exposición a químicos del fracking, la muerte de más de 70 animales por ingestión de agua contaminada, deformaciones congénitas en animales (por ejemplo, sin cola) y serios trastornos reproductivos y gastrointestinales. Los científicos advirtieron que los químicos podrían aparecer en productos de carne o leche a partir de esos animales. 

Bajo presión de distintos movimientos contra la instalación del fracking, los estados de Nueva York y Nueva Jersey decidieron una moratoria de las perforaciones hasta contar con normas de control. La ciudad de Pittsburgh prohibió en 2010 el fracking en la zona urbana. En el estado de Ohio, donde se reportaron sismos y contaminación de acuíferos, se estableció en enero de 2012 una moratoria de tres años.

A contramano de estas tendencias, los "progres" dentro del elenco de funcionarios oficiales celebran el pacto de dependencia que abre las puertas al pirata Chevron para empezar una primer prueba piloto que prepare la instalación masiva de la fractura hidráulica en el país, entregando jugosas concesiones a cambio de una pequeña participación estatal en los beneficios, y una amplia socialización de los costos, que no serán otra cosa que masivas catástrofes sociales en los lugares donde se avance con estos métodos.

En contra de este camino, es urgente avanzar en alternativas que permitan suplir la energía desarrollada por combustibles fósiles. A la energía eólica, fotovoltaica e hidroeléctrica, se pueden sumar las generadas por la energía electromagnética y la utilizada con hidrógeno como combustible, con las denominadas “celdas de combustible”. Métodos completamente boicoteados por las corporaciones transnacionales (los vehículos fabricados por “Honda” solo pueden alquilarlos a sus empleados de Japón y California) a causa del poderoso lobby de los hidrocarburos. Sólo rompiendo verdaderamente con el imperialismo, partiendo de expropiar sus posiciones y estatizando el conjunto del sistema energético, podrá ponerse a prueba estas distintas alternativas. Es una tarea que sólo puede recaer en la clase trabajadora, empezando desde hoy por pelear por la estatización y control obrero de todas las empresas para enfrentar la nueva muestra de "noventismo recargado" del gobierno de CFK.

jueves, 11 de julio de 2013

Ya salió el primer número de IDEAS DE IZQUIERDA



Con motivo de la salida de esta nueva revista de política y cultura, entrevistamos a Christian Castillo, uno de sus impulsores y miembro de su Consejo Editorial. Ya está a la venta en los kioscos de diarios y en las principales librerías del país, y tendrá una regularidad mensual.



¿Cómo surgió este proyecto?
Christian Castillo: Se nos planteó como una necesidad en el actual escenario nacional, plagado de “relatos” enfrentados, que se presentan como polarizados, pero que comparten un mismo núcleo duro en la política real. El debate político y de ideas oscila pendularmente entre el relato oficial “nac & pop”, que es una mezcla de estatismo y desarrollismo, aunque la cruda realidad estructural del país nos muestra una vez tras otra el continuismo neoliberal; y un republicanismo liberal que cuestiona las “formas”, el “autoritarismo”, pero defiende aún más abiertamente las políticas propatronales que el gobierno adorna. Se cruzan acusaciones los intelectuales de Carta Abierta y los columnistas de 678 con agrupamientos como Plataforma o, a su derecha, el “lanatismo”, pero lo que no está y es fundamental en el debate nacional son las ideas de izquierda. Por eso le pusimos ese nombre a la revista.
Es una iniciativa que estamos encarando militantes del PTS junto a otros intelectuales no agrupados hoy en ningún partido, pero que están referenciados en el programa y la perspectiva del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Somos parte del Consejo Editorial, por ahora, Eduardo Grüner, Hernán Camarero, Fernando Aiziczon, Andrea D’Atri y Paula Varela y yo.
El objetivo que nos propusimos, como decimos en la editorial de presentación, es poner en el centro del debate el cuestionamiento a supuestos que se creyeron incuestionables durante los años de triunfalismo capitalista: que el Estado encarna el interés general de toda la nación sin diferenciación de clases, o que el máximo horizonte político está en conseguir reformas dentro del marco capitalista, o que los trabajadores no pueden tener su propia representación política y menos que menos protagonizar y dirigir acciones revolucionarias; ideas que están siendo puestas en cuestión por los nuevos fenómenos de la lucha de clases que vemos últimamente.
En ese sentido este primer número tiene como tema de tapa “La política en las calles” en referencia a los fenómenos de masivas movilizaciones en el mundo
Sí. Este primer número lo elaboramos cuando nuevas explosiones de rebeldía recorren el mundo y de esto dan cuenta varias notas. Entrevistamos a Ricardo Antunes, conocido sociólogo brasileño que explica las causas que empujaron a las calles a millones de sus compatriotas, y expone cómo durante los últimos años las condiciones de precariedad obrera se mantuvieron firmes en Brasil. Eduardo Grüner nos da una visión de primera mano de las movilizaciones en Turquía, que tuvieron su epicentro en la plaza Taksim; pinta así el panorama de rebeldía que vive el país. Por su parte, Juan Andrés Gallardo realiza un análisis más general de estas experiencias en el artículo “#JuventudenLasCalles”.
Un artículo tuyo, junto a otro de Hernán Camarero, recuperan la figura de Milcíades Peña...
Sí, hacemos una recuperación crítica de la obra de este historiador marxista destacando la originalidad de su abordaje sobre la historia nacional. Ambos artículos coinciden en que sus ideas y su método, reapropiados críticamente, son una valiosa herramienta desmitificadora frente al intento de reinterpretación de la historia nacional en clave neo revisionista que hace el kircherismo, que terminó rescatando los elementos más ramplonamente nacionalistas de esa corriente historiográfica, como mostró con la fundación del Instituto Dorrego.
La editorial se plantea dar al debate de ideas del marxismo mucha importancia. ¿Qué debates hay en este número?
Para este primer número contamos con la colaboración de Emmanuel Barot, un representante de la nueva generación de intelectuales marxistas franceses. En su artículo recorre el itinerario histórico de la idea del comunismo y discute que este no es justamente “solo” una idea. Fernando Aiziczon, por su parte, recupera el contrapunto que Perry Anderson hace entre Louis Althusser y E.P. Thompson sobre la concepción marxista de la historia. Nuestras compañeras Andrea D’Atri y Laura Lif aportan un artículo sobre el diálogo, y las polémicas, entre el feminismo y el marxismo en las últimas décadas.
¿Qué ejes discuten en el dossier?
Lo titulamos “Poder y clases sociales en el campo argentino”. En el primer artículo Esteban Mercatante expone cómo, contra la idea de que los grandes terratenientes perdieron relevancia en el campo argentino, estos mantienen una fuerte presencia y siguen concentrando la apropiación de la renta agraria, una masa de riqueza que va a sus manos por el solo hecho de monopolizar la tierra. Pablo Anino expone el entramado del agropower: la profundización de la penetración de las corporaciones multinacionales y el capital financiero durante las últimas décadas, de la mano de métodos productivos que transformaron al agro en una forma cada vez más “extractivista”, para beneficio exclusivo del imperialismo y los empresarios del sector. También exponemos la cruda realidad de los peones rurales. Este dossier inaugura una serie de investigaciones que nos proponemos sobre aspectos estructurales de la realidad argentina.
¿Qué otros temas aborda esta revista?
Fernando Rosso y Juan Dal Maso debaten con la “izquierda kirchnerista”, que en el lento pero persistente declinar kirchnerista, con aires de “fin de ciclo”, se ve nuevamente a punto de ser víctima de su impotencia histórica, incapaces de superar a un peronismo que muestra como principales variantes de continuidad en el poder después de los K a Massa o Scioli. Paula Varela traza una hipótesis sobre el nacimiento de una nueva generación obrera en el devenir de la lucha de clases de la última década. Y finalmente, Violeta Bruck y Javier Gabino exponen las nuevas producciones que una nueva generación de cineastas y documentalistas está realizando para registrar las nuevas acciones de lucha de clases. La revista también incluye críticas de libros recientemente editados de Eagleton y Graw.
¿Querés agregar algo más?
Sí, las primeras repercusiones fueron muy alentadoras entre quienes recibieron la revista, tanto por sus contenidos como por la presentación. El equipo de edición, ilustración y diseño hizo un gran trabajo. Todo esto nos reafirma en la pelea para que se abran camino las ideas de izquierda, las ideas revolucionarias. Nos inspiramos en lo que decía Marx, que las ideas se transforman en fuerza material cuando se apoderan de las masas; y en que la lucha ideológica, al hacerse carne en la clase trabajadora, puede crear las bases para armarla estratégicamente para luchar por el poder, con miras a la abolición de la sociedad de clases.