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martes, 7 de octubre de 2014

Cuando el corto plazo se hace larguísimo


Publicado en La Izquierda Diario

La onda expansiva de la ofensiva buitre en las cortes norteamericanas, derivó la semana pasada en la salida forzada del banquero central, Juan Carlos Fábrega, y en su reemplazo por Alejandro Vanoli. La economía argentina, en zona de turbulencia, volvió insostenibles las internas que enfrentaban a Fábrega con el Ministro de Economía, Axel Kicillof. Con el descabezamiento del Central, el jefe de Hacienda toma el control de los principales resortes de la política económica.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Cambio en las tenencias de dólares de bancos. El gobierno dice que no devaluará, pero...

El Banco Central bajó ayer el límite de los activos en dólares que los bancos pueden tener en su patrimonio. La comunicación A5647 publicada ayer en la página oficial del BCRA establece que los bancos no podrán tener una "posición global neta de moneda extranjera" superior al 20% de su responsabilidad patrimonial computable. Según cálculos privados, esto significa que los bancos deberán deshacerse de unos 1.800 millones de dólares. La medida afectará principalmente las tenencias de los bonos dolarizados de los bancos. Es a través de estos papeles que las entidades se hacen de dólares, lo que en el mercado se conoce como 'contado con liqui'.
Es la segunda modificación del límite de activos en dólares que los bancos pueden tener en su patrimonio en menos de un año. El 4 de febrero pasado, la comunicación A 5536 habiá reinstaurado ese tope, creado en 2003 y suspendido en 2005. También había limitado la tenencia de contratos de dólar a futuro en el 10%. Sobre esto último no hubo modificaciones. En ese entonces, esta medida del BCRA permitió frenar la corrida cambiaria, que continuó después de la fuerte depreciación del peso que aplicó el gobierno en enero. Pero la autoridad monetaria fue duramente criticada por haberla aplicado recién después del ajuste cambiario, permitiendo a los bancos ganancias elevadas gracias a sus tenencias en dólares. 
La resolución tomada por el Banco Central respecto de las tenencias en dólares despierta interrogantes. ¿Tiene por objetivo simplemente bajar la presión sobre el mercado cambiario haciendo que los bancos vuelquen oferta de dólares para contener la cotización oficial y descomprimir el mercado paralelo? ¿O tiene un sentido preventivo? Recordemos que en febrero la autoridad monetaria aplicó una restricción a las tenencias en dólares recién después de un ajuste cambiario de 23%. Esto permitió que las instituciones financieras obtuvieran fuertes ganancias con sus tenencias en dólares. Gracias a esto en un en el primer trimestre de este año los bancos amasaron el equivalente a la mitad de las ganancias de todo 2013, es decir $16.104 millones.El 60% de esas utilidades obedeció a ganancias por apuestas al dólar. Entonces, ¿sólo descomprimir o anticiparse a los efectos que tendrá un ajuste cambiario? La incógnita no tardará mucho en despejarse.
 

jueves, 31 de julio de 2014

Default o no default, esa NO es la cuestión


http://www.pts.org.ar/local/cache-vignettes/L425xH284/editorial-14-4330e.jpg 

En La verdad obrera 580 damos cuenta junto a Gastón Ramírez de las últimas novedades de ayer, sobre la -hasta el momento- frustrada negociación, ya no entre los buitres y el gobierno, sino de los primeros con banqueros argentinos, para comprar los bonos en poder de los litigantes. Aunque algunos banqueros intentan proseguir las negociaciones, con el correr de las horas el default se hace más palpable.
A pesar del dramatismo que ha adquirido el suspenso sobre el default, para los trabajadores y el pueblo, lo verdaderamente catastrófico es continuar el ciclo de endeudamiento, acompañado de pagos "seriales". El gobierno ha hecho puntillosamente lo segundo, y se prepara para despedirse reiniciando otro ciclo de emisión de deuda. 

Invitamos a leer, acá.

miércoles, 30 de julio de 2014

Buitres: Sigue la negociación privada, hay posibilidad para que los K puedan continuar pagando serialmente

Aunque ha pasado la hora de cierre de la plaza neoyorquina, y con ella la posibilidad de que Argentina realizara pagos antes del horario trazado como límite, todavía no está dicha la última palabra. Los representantes de los bancos argentinos continúan negociando con los holdouts, en línea con el plan que comenzó a dibujarse ayer, que comentamos acá. En su conferencia de hoy, después del cierre de la negociación con Pollack, Kicillof teatralizó un completo desconocimiento de lo que los banqueros argentinos pudieran estar discutiendo con los bonistas en Nueva York. 



Aunque en lo formal el plazo límite está cumplido, de alcanzarse algún acuerdo de compra de bonos, los nuevos titulares de los bonos defaulteados podrían solicitar el restablecimiento del stay. El default "express", podría retrotraerse con cierta rapidez. No todos los analistas coinciden. Para Roque Fernandez, "Con la Argentina en default, todo se complica más". Por otro lado, "si los bancos privados compran la deuda al precio que la venden los bonistas, cabe preguntarse quién pagará la diferencia. Ahí no termina de cerrarme porque tendría que ingresar el Estado argentino, y podría afirmarse que es violatorio de la cláusula Rufo. No sé, no conozco". Quien dice esto, conoce de buenos negocios para bonistas, los gestionó durante los últimos años del gobierno de Menem. 


Pero Ámbito, sin embarog, anuncia que "se llegó hace minutos a un acuerdo para comprar el 100% de la deuda. Ayer ámbito.com había anticipadoque se estudiaban dos alternativas y finalmente se llegó a un acuerdo para que Argentina este sólo un tiempo corto en default". 


De concrentarse este anuncio, el default de unas horas no daría lugar a mayores consecuencias, más que algún que otro buen negocio para quien sepa aprovechar con "golpe de ojo" (o inside information) los vaivenes frenéticos de las cotizaciones al calor de las noticias. El gobierno argentino podrá seguir pagando serialmente, como lo viene haciendo, y se crearán condiciones para que todos los acreedores "holdout" empiecen a negociar, ahora con el stay y de cara a enero, al mismo tiempo que el gobierno negocia con los bonistas que canjearon la renuncia a la RUFO. El resultado cantado, va a ser un crecimiento de la deuda, por el reconomiento a todos los holdouts. Esto creará las condiciones para nuevo endeudamiento, y para abrirse a la entrada de capitales, sumamente interesados en meterse en algunos buenos negocios en la Argentina. Resta preocuparse por los costos de la "ayuda" de los banqueros, como analizamos acá.

Hay que dejar en claro, evitar este default no es un alivio para la clase trabajadora. No es, como dice Pollack en su comunicado, que el default tendrá graves consecuencias. Es pagar la deuda lo que tiene gravosas consecuencias para la clase trabajadora y el pueblo. Por eso es necesario declarar el no pago, junto a otra serie de medidas. Aunque se agitan muchos cucos sobre las consecuencias que esto podría tener, si es parte de un programa de conjunto (monopolio del comercio exterior, nacionalizaciòn de la banca bajo control de los trabajadores) puede asegurarse que no tendrá impactos severos sobre la clase trabajadora. 
Repetimos, más que nunca, debemos exigir que no sean el gobierno (camarilla que defiende los intereses de los capitalistas) y los banqueros, negociando con los buitres y los jueces imperiales, quienes comprometan nuestro futuro negociando entre cuatro paredes de espaldas a los trabajadores, abriendo paso a onerosas negociaciones que son el preámbulo de un nuevo crecimiento de la deuda. Como ha reclamado el diputado nacional por el Frente de Izquierda Nicolásdel Caño, es necesario abrir lugar a una consulta popular vinculante, para que sea el pueblo el que decida que se hace con la deuda.


Buitres: ¿Qué costos va a traer la “ayuda” de los banqueros?

En unas horas, gracias a la colecta de 250 millones de dólares en bonos para entregar como garantía a los bonistas holdouts, el banquero Jorge Brito pasó de traidor a héroe para el gobierno nacional. Camino inverso al recorrido hace unos años cuando el enfrentamiento con Guillermo Moreno y cruces de declaraciones con la Presidenta lo alejaron del lugar de preferencia que mantenía para el gobierno en el sector financiero. Ostracismo que nunca impidió, sin embargo, que el Banco Macro, que Brito preside, conservara tratos con Anses, realizando jugosos negocios. Tampoco, que al igual que el resto de la banca, realizara ganancias récord gracias a la política oficial. Bussiness are bussiness.

Ahora, el banquero puede adjudicarse el mérito de haber encolumnado a los banqueros locales, nucleados en Adeba, preocupados por las consecuencias que podría tener el default (por muy selectivo o restrictivo que pudiera ser), para que reúnan 250 millones de dólares en bonos con los cuales constituir un fideicomiso. Con este fideicomiso se buscaría negociar con los fondos buitre la compra de parte de sus tenencias de títulos en default. El objetivo de estas medidas sería lograr que los bonistas le soliciten al juez Thomas Griesa el restablecimiento del stay, cautelar que suspendería la sentencia de noviembre de 2012 y permitiría que el gobierno argentino cancele los vencimientos de hoy, evitando el default. Si esto ocurre, podría crearse un puente para llegar a enero, cuando argentina estaría en condiciones de negociar sin la amenaza de la cláusula RUFO (sigla en inglés para Derechos Sobre Futuras Ofertas) establecida en los bonos canjeados en 2005 y 2010, que les da derecho a participar de cualquier mejora en las condiciones que se otorgue a algún bonista antes de enero de 2015. En el interín, además, el gobierno podría intentar la renuncia por parte de los bonistas “performing” a la cláusula RUFO.

El ofrecimiento de una garantía por parte de los bancos privados nacionales permite superar una restricción establecida en el canje de 2005. La página 203 del prospecto del canje de 2005 establece textualmente que: “La Argentina se compromete a no crear ningún tipo de garantía (bajo cualquier condición de acuerdo preferencial) para asegurar el pago de su deuda, salvo que éste se ofrezca a la totalidad de los bonistas o que al menos cuente con la aprobación de éstos”. Con esta claúsula, el gobierno no podía ofrecer de forma directa ninguna garantía a los fondos buitre sin arriesgar consecuencias por parte de los bonistas que canjearon.

Si esto destrabará la situación, a horas del default, se conocerá dentro de un rato. De lo que podemos estar seguros, es que a los banqueros no los mueve ningún altruismo. Desde el vamos, podemos estar seguros que las mismas operaciones que realizarán para “salvar las papas” les van a generar ingresos por comisiones, además de evitarles las turbulencias que podría generar en el patriminio de sus bancos y en sus operaciones si la Argentina va a otro default.

Pero eso sería apenas el comienzo. Podemos imaginar que el éxito en las gestiones de hoy podría derivar en un recibimiento triunfal de Brito y sus socios por parte de la propia Presidenta, que poco tendría que envidiarle al que tuvo la selección nacional de fútbol el pasado 14 de julio. Sería el comienzo de una relación nuevamente más aceitada entre los banqueros y el gobierno. Esto pondría sobre el tapete la marcha atrás con algunas de las medidas que molestan al sector financiero, porque limitan la posibilidad de explayar libremente su voracidad. Una de ellas es el tope a las tasas de interés que pueden cobrar los bancos, fijadas el pasado 10 de junio en 37% para préstamos personales y 32% para prendarios en el caso de las entidades más grandes (para las entidades más pequeñas, la tasa de los créditos personales será 46% y los prendarios, 36%). También podrían buscar revertir las “nuevas reglas sobre comisiones y cargos de productos y servicios financieros básicos” que estableció el Banco Central (BCRA) junto con los topes, por las cuales los bancos y las emisoras no financieras de tarjetas de crédito tienen que solicitar autorización previa del BCRA para aplicar aumentos al costo. Estas medidas tuvieron por parte de los bancos una resistencia subterránea, consistente en empujar la salida de depositantes del sistema pagándoles tasas más bajas por sus plazos fijos, incentivando así la búsqueda de alternativas por parte de los ahorristas, lo cual amenazaba nuevamente con un salto del dólar blue. Es decir, la respuesta de los bancos a los intentos de regulación fue empujar hacia la desestabilización del precario equilibrio logrado por el gobierno a fuerza de devaluación y ajuste.

Otro punto que los bancos podrían llegar a reclamar, es la posibilidad de ampliar sus tenencias en moneda extranjera. En febrero pasado el BCRA reflotó una norma de 2005 que limita al 30% el patrimonio de tenencias en divisa que puede tener cada entidad financiera y al 10% adicional para los contratos de futuros. Esta medida fue aplicada después de la devaluación, no antes, y por eso los bancos, con tenencias que superaban holgadamente estos porcentajes, hicieron en pocos meses ganancias formidables. Sólo durante el primer trimestre de este año, los bancos amasaron el equivalente a la mitad de las ganancias de todo 2013, es decir $16.104 millones. Anualizado, esto significaría una duplicación de sus ganancias. El 60% de esas utilidades obedeció a ganancias por apuestas al dólar.

Y podemos estar seguros, ahora más que nunca, de que la reforma financiera, aspiración que otro banquero oficialista, Carlos Heller, busca sacar a relucir de vez en cuando para volver a archivarla ante la falta de apoyo oficial, es otra promesa sepultada del relato, junto con la inexistente reforma tributaria.

La gesta de pacotilla armada alrededor del litigio con los buitres, para ocultar la bancarrota de la estrategia de salir del problema de la deuda pagando serialmente, apunta a terminar en el grotesto, con la soberanía “rescatada” (con pago) de la mano de los banqueros. Soberanía limitada, por otra parte, al derecho de seguir pagando puntillosamente.

Ahora más que nunca, debemos exigir que no sean el gobierno (camarilla que defiende los intereses de los capitalistas) y los banqueros, negociando con los buitres y los jueces imperiales, quienes comprometan nuestro futuro negociando entre cuatro paredes de espaldas a los trabajadores, abriendo paso a onerosas negociaciones que son el preámbulo de un nuevo crecimiento de la deuda. Como ha reclamado el diputado nacional por el Frente de Izquierda Nicolásdel Caño, es necesario abrir lugar a una consulta popular vinculante, para que sea el pueblo el que decida que se hace con la deuda.

miércoles, 23 de julio de 2014

Canje de reservas: ¿Con el salvavidas chino salimos a flote?

Gastón Ramírez

La visita del presidente de China dejó un nuevo anunció, denominado Swap (acuerdo financiero de intercambio de monedas, pesos x yuanes) por el cual el gobierno argentino se nutriría de yuanes por un valor de 70.000 millones, un equivalente a 11.000 millones de dólares. Este acuerdo, aunque es secreto, ya se firmó uno similar con China en 2009 y terminó en 2012 cuando el comercio entre ambos países se veía amenazado por la crisis internacional.
El swap con China junto con el compromiso a invertir en 5 años más de 7.500 millones de dólares en infraestructura (Represas en Santa Cruz, Belgrano Cargas, etc.) son parte de los acuerdos por el cual el gobierno puede mostrar un salvavidas para compensar la angustiante falta de dólares que dificulta el funcionamiento de la economía. Para los funcionarios del gobierno el Swap permitiría utilizar los yuanes como parte de las reservas, argumentando que es decisión del BCRA decidir que monedas y activos financieros componen sus reservas. Chile y Bolivia, serían ejemplos de países que tienen un porcentaje menor de sus reservas en yuanes.
En su afán de obtener dólares el gobierno y el BCRA, si bien pueden llegar a cambiar y tomar a los yuanes como parte de las reservas, hay un límite de fondo: el yuan no es una moneda convertible. O sea, no se puede comprar a China pagando directamente en yuanes, previamente hay que cambiar dólares por yuanes, o viceversa, si se cobran exportaciones a China. El dólar sigue siendo la moneda ineludible para el comercio internacional. Tampoco se puede utilizar el swap para pagar a los houldouts o a los acreedores externos porque sólo aceptan dólares. En el caso de inversiones como las que llegarían de China también ingresan en dólares, por lo cual, el swap no tiene un impacto directo en las reservas.
En realidad, pese a los anuncios rimbombantes del gobierno, con el swap pretenden una “pequeña política” de financiar el déficit comercial que viene en ascenso con China. En 2013 fue de USD -5.377 M  frente a USD -1.125 M en 2009. En este sentido, analistas indican que en una década, China pasó de generar un 5% a un 14% de las importaciones del país. Y se ubica como el segundo socio comercial, detrás de Brasil.
El creciente déficit comercial con China, no sólo presenta un problema financiero que se pretende cubrir con el swap. Sino también un proceso de mayor dependencia económica con el gigante asiático. En el cual Argentina se ubica como proveedor de materias primas (60% de la Soja se vende a China) a cambio de manufacturas (55% de las compras a China corresponden a artefactos eléctricos y mecánicos, motos, vagones de trenes y subtes, transformadores eléctricos, etc.). El sector del acero también muestra preocupación por la avanzada asiática, la Asociación Latinoamericana del Acero, informó que América Latina ya se convirtió  en el segundo destino más importante para las exportaciones chinas de acero laminado (11% de las exportaciones de acero de China al Mundo), y se espera que se ubique en el primer exportador empleando una metodología muchas veces desleal. A mayo de 2014 China exportó hacia el mundo acero por el equivalente aproximadamente  a la producción anual de 5 Argentina. De acuerdo a la Cámara de Comercio del Perú, China controla hoy el 33% del sector minero peruano. Una situación similar se estaría dando en Chile. En este contexto, los industriales de Brasil, aunque su gobierno acaba de firmar en Río de Janeiro un acuerdo junto con China y el resto de los BRICS por un banco propio, temen una invasión de productos e inversiones de China que desplacen sus exportaciones e inversiones hacia Argentina.

Las “ayudas” del gobierno chino abren la puerta a sus trasnacionales en toda América Latina. Al mismo tiempo que impulsa con los BRICS la idea de que puede surgir un alineamiento alternativo al sistema mundial capitalista dominado por las trasnacionales imperialistas, aprovecha el trabajo sucio de abrir las fronteras de todo el planeta al capital global ya casi plenamente realizado después de décadas de ofensiva neoliberal en pos de la apertura y liberalización para ampliar la base global de sus corporaciones. El camino del salvavidas de China no es alternativa al imperialismo. Sólo la movilización y el poder de los trabajadores y pueblos oprimidos podrá romper las cadenas del imperialismo y dejar atrás la miseria y el atraso del capitalismo dependiente.


viernes, 13 de junio de 2014

Tasas “cuidadas”, ¿crédito barato?

Aún con el tope a las tasas, los bancos siguen haciendo negocios formidables.

Las tirantes relaciones entre el jefe del Banco Central (BCRA) Juan Carlos Fábrega, y el Ministro de Economía, Axel Kicillof, se relajaron momentáneamente tras la decisión de imponer topes a las tasas de interés que pueden cobrar los bancos. El anuncio del martes impone que para las entidades más grandes las tasas podrán ser del 37% para préstamos personales y 32% para prendarios. Para las entidades más pequeñas, la tasa de los créditos personales será 46% y los prendarios, 36%. El Banco Central estableció también “nuevas reglas sobre comisiones y cargos de productos y servicios financieros básicos”. Los bancos y las emisoras no financieras de tarjetas de crédito tendrán que solicitar “autorización previa del BCRA para aplicar aumentos al costo”.

Estas medidas buscan descomprimir el enfriamiento del crédito que se registra desde comienzos de año, cuando el BCRA impulsó una suba de las tasas de interés. Esta medida apuntaba a mejorar los rendimientos en pesos, para limitar el negocio de especular con el dólar. Esta medida, después de la fuerte devaluación de enero, permitió junto a otros “ardides” descomprimir la presión contra el peso, frenando la corrida cambiaria y desinflando al dólar blue. Una solución bien en sintonía con lo reclamado por toda la oposición patronal, y los organismos internacionales como el FMI. Un ajuste a paso más firme que el que el gobierno ya venía aplicando. Como el enfriamiento del crédito y el impacto de la devaluación sobre el costo de vida aceleraron el parate de la economía, el ministro Kicillof venía empujando por un abaratamiento del costo de financiamiento, con el fin de revertir la caída del consumo a crédito. El recorte del crédito, sumado a la inflación y la dilatación de las negociaciones salariales en paritarias de varios gremios -ante los limitados aumentos que quieren imponer las patronales con aval del gobierno- están entre las principales explicaciones de la caída del consumo, que en mayo cayó 8,3% respecto de igual fecha del año anterior, y acumula en lo que va del año una retracción de 6,7%.

Como era de esperarse, los representantes del sector financiero se rasgan las vestiduras. Aducen que con estos techos no van a poder otorgar créditos. Sin empacho, señalan que están obligados a imponer costos financieros que rondan el 80%, que sino la ecuación de rentabilidad no cierra. Para sus argumentos obtienen la valiosa colaboración de reputados economistas exponentes de la ortodoxia neoclásica, como es el caso de Eduardo Levy Yeyatti, que en una entrevista en Clarín de hoy afirma que los costos del sistema son por el pequeño tamaño del sistema financiero local. Se dice todo esto, como si los bancos no hubieran estado en los últimos cinco años a la cabeza de los sectores que más ganaron en la economía argentina. Seguro, la fuga crónica de capitales de la burguesía local y las multis que amasan formidables ganancias en el país, configura un sistema financiero raquítico. Pero esta pequeñez, es transformada por los bancos de debilidad en fortaleza, ya que imponen tasas exorbitantes con el argumento de que de otra forma no podrían “brindar sus servicios”. La intermediación en créditos al consumo, las comisiones, el financiamiento al gobierno y las ganancias por los movimientos de la cotización del peso, permitieron que la banca amasara ganancias récord, al lado de las cuáles palidecen los dorados noventa. Sólo durante el primer trimestre de este año, los bancos amasaron el equivalente a la mitad de las ganancias todo 2013, es decir $16.104 millones. Anualizado, esto significaría una duplicación de sus ganancias. El 60% de esas utilidades obedeció a ganancias por apuestas al dólar que el Gobierno permitió, ya que sólo desde febrero reguló la posición en moneda extranjera del sistema. Por mucha preocupación que pretendan exhibir los representantes del sector financiero, estas medidas apenas los dejan en un rango de rentabilidad “normal”, con el criterio generoso que Kicillof viene mostrando para definirla, si lo juzgamos por los acuerdos con Repsol y con el Club de París.

¿Servirán estas medidas para reactivar el crédito? Si lo juzgamos por lo que dicen los bancos, o las grandes cadenas minoristas, ocurrirá lo contrario. En los últimos días volvió a congelarse el crédito. Sin embargo, después del pataleo inicial, no está descartado que el crédito se restablezca, e incluso vuelva a crecer. El enfriamiento del consumo pone una presión para mejorar las condiciones a los fines de estimular a los compradores, y como ya dijimos, las condiciones por las cuales los banqueros se quejan, permiten una rentabilidad que no está en los niveles exorbitantes que venían imponiendo, pero sí dentro de parámetros normales. Pero lo determinante no está tanto en las condiciones de oferta, como en la demanda: el crédito no se frenó sola ni principalmente por un encarecimiento de tasas, sino por el ajuste que el gobierno viene descargando sobre la clase trabajadora. Aún después de paritarias, el salario real promedio proyecta una caída de 6% o 7%, mientras que el panorama del empleo se agravó severamente. Sectores de la industria aparecen como los más comprometidos, pero de forma molecular la caída del empleo se expande por varios sectores. Las estadísticas oficiales sólo logran disimularla mostrando una caída de los que buscan trabajo activamente. Estas condiciones, que son un resultado de la política oficial, son las determinantes de un freno de la economía y del consumo, que no va a reactivarse solamente por un abaratamiento del crédito.

Por último, digamos, que aunque el Ministro Kicillof, transmutándose por un momento en una especie de Cavallo Nac&Pop, nos diga que “las compras en cuotas son otro logro de esta década” (como si cada festival financiero no las hubiera tenido) lo que las medidas actuales del gobierno buscan regular no es una distorsión surgida de la devaluación. Parece como que el financiamiento en cuotas es ahora caro sólo porque los bancos se abusaron de la devaluación, pero que no lo era antes. Y parece que los topes del gobierno devolverán la baratura crediticia. La rentabilidad del sector durante estos años, incluyendo el capítulo de financiamiento al consumo, es una prueba contundente de lo contrario. Las “tasas cuidadas” permiten un negocio en bandeja para los bancos, aunque en tasas más moderadas que las que determina su voraz sed de ganancias fáciles.

Una verdadera baratura del crédito puede lograrse con la misma medida que podría cortar de raíz las mil cabezas de la hidra especulativa: la nacionalización de la banca para crear una banca estatal única. Esta medida, junto a la nacionalización de todo el comercio exterior, y la declaración del no pago de toda la deuda externa, permitirá atacar de raíz la mentada “restricción externa”, que en su forma actual no es otra cosa que el resultado de la sangría que imponen los fugadores seriales que componen la burguesía nacional, las multinacionales que giran ganancias y desarrollan una matriz productiva deficitaria por su demanda de importaciones (que muchas veces adquieren con precios de transferencia inflados) la deuda externa, y la decadencia de la matriz energética como resultado del saqueo empresario avalado por los gobiernos “nac & pop” de Néstor y Cristina Kirchner. Con estas medidas, como parte de un programa que pueda imponer la clase trabajadora para evitar que los costos del fin de fiesta caigan sobre sus espaldas, podrá empezar a imponerse una salida que expropie a los expropiadores capitalistas y encare una reorganización de la economía en función de las necesidades sociales, y no de la ganancia.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La salida de Guillermo Moreno, ¿señal de un giro en la economía K?

Un día después de los anuncios de relevos en varias carteras ministeriales, el vocero presidencial anunció un cambio aún de mayor impacto, a pesar de referirse a un nivel jerárquico menor: la salida del Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Este anuncio es uno de los cambios más significativos en mucho tiempo en el manejo de la economía. 
Ayer decíamos que Kicillof seguiría sometido a un “doble comando” con Guillermo Moreno. La novedad es que será el primer Ministro de Economía en mucho tiempo que no está sometido a esta restricción. El funcionario hizo y deshizo a sus anchas durante todas las gestiones económicas que siguieron a la de Roberto Lavagna. Desde Felisa Micheli en adelante, todos debieron toparse con un secretario que manejaba sin reportarles diversas áreas. Empezando por los acuerdos de precios, siguiendo por la medición de los mismos, hasta manejar el comercio exterior, la implementación del cepo cambiario y la fallida “exteriorización voluntaria de la tenencia de moneda extranjera”, cada vez más áreas del manejo económico fueron ingresando en la órbita del secretario. El último Ministro de Economía con aspiraciones de comandar plenamente su área, Martin Losteau, colisionó rápidamente con su –formalmente- subordinado. Otros, como Miguel Peirano, declinaron continuar en el cargo ante la imposibilidad de controlar a Moreno. El resto, sencillamente se acomodó a la creciente gravitación del funcionario, que extendió con un mismo método su manejo de las diversas áreas que fueron cayendo bajo su órbita. ¿En qué consistía este método? Podríamos definirlo como el de la “sintonía gruesa”, por contraposición a la “sintonía fina” que Cristina Fernández había prometido al empresariado allá por 2011. Más allá de toda la gesticulación y la “prepotencia” en la que siempre gustaron detenerse los medios (“prepotencia” que a final de cuentas se concentró casi enteramente en los laburantes del Indek, a los cuales las patotas de UPCN actuando junto con el secretario sacaron de las tareas de medición de precios y de otras áreas sensibles para dibujar los datos de acuerdo con las necesidades gubernamentales), lo más saliente de la gestión Moreno fue la ilusión de que se podría encausar con acuerdos las contradicciones emergentes del “modelo”, entregando a cambio en muchos casos concesiones significativas a grandes jugadores, como subsidios u otras ventajas (aunque algunas, como la SuperCard, no hayan llegado a ver la luz). Acá y acá hemos analizado la economía política de Guillermo Moreno. Los frigoríficos, los supermercados, incluso las exportadoras de granos se han sentado en ocasiones a negociar con el secretario. Lo que hizo Moreno tampoco es privativo de él; es más o menos lo mismo que el otro gran mentor de la “economía K”, Julio De Vido, aplicó en el área energética (secundado por Cameron) y de infraestructura con el mismo “éxito”. A pesar de los sucesivos fracasos, la búsqueda de evitar cambios de fondo en la política económica exigió responder a los mismos profundizando la línea, lo cual reforzó el deterioro general en el que empezó a sumirse irreversiblemente la economía en los últimos dos años. Deterioro que no es por ahora nada parecido a un hundimiento catastrófico, gracias a la ayuda de los altos precios internacionales de los productos que el país exporta (soja y otros granos) y a la profundización del endeudamiento público en pesos (en su mayoría intra sector público) y el uso de las reservas en dólares del Banco Central acumulados en años de bonanza, combo gracias al cual el tesoro pudo afrontar los pagos de deuda pública y los crecientes subsidios que condujeron a una situación fiscal muy estrecha.
Ahora, la posibilidad con la que cuenta Kicillof de encarar su gestión sin la sombra de Moreno, ¿permite prever un cambio de rumbo sustantivo? Difícilmente. ¿Volverá a cambiar de postura pública sobre la inflación, que reconocía y medía de forma independiente hasta que se convirtió en viceministro en diciembre de 2011, momento en el que borró de su web el IPC-7 que publicaba y se silenció sobre el tema, avalando tácitamente las cifras oficiales? Habrá que verlo. El lanzamiento del nuevo índice de precios (que podría salir con el aval del FMI, varias veces denostado por el ahora Ministro) puede ofrecer una salida elegante para el desaguisado de Moreno, pero sin rever todo lo actuado desde 2006 a esta parte, que significó un piedra libre para los remarcadores de precios y los que lucraron con estadísticas truchas.
Fuera de estos ajustes en uno de los terrenos más críticos de la gestión de Moreno, no son de esperar, como ya señalamos, grandes cambios en los principales lineamientos de la política económica. Ya las peripecias que tuvo la regulación energética mostró lo que tienen de falaz las ilusiones de dictar desde el Estado los lineamientos por los que se desenvuelve la economía. Sobre todo cuando la etapa no es de holgura, se mire por donde se mire. Los superávit “gemelos”, fiscal y externo, que permitieron la acumulación de dólares en el Banco Central y un tesoro con amplios recursos para transferir (ante todo en favor de los empresarios), son cosa del pasado. Si bien el comercio exterior aún sigue siendo superavitario, el desbalance industrial, energético y turístico, y la fuga de depositantes en dólares del sistema bancario, llevó a que este año también termine con caída de reservas, gracias a los pagos de deuda. Las cuentas públicas se sostienen con una presión creciente sobre los recursos del Banco Central, lo cual contribuye a agravar las presiones inflacionarias. Y, sobre todo, la propia inflación ha exacerbado las disputas distributivas, así como las presiones de sectores empresarios que reclaman un ajuste cambiario mayor al que ya se está produciendo. La ideología de que es posible que el Estado se eleve por sobre las determinaciones de la acumulación de capital, encauzando las contradicciones que hacen a la misma, sólo resulta sostenible cuando el sector público cuenta con amplio margen de maniobra, como ocurrió en la argentina desde 2003 hasta 2008, y, en menor medida, pudo extenderse con restricciones hasta 2011 gracias a la captación de recursos como los de las AFJPs y a los colchones que permitieron los años de bonanza. Cuando estas condiciones no existen, la presión para ordenar la situación del propio Estado se transforma en un elemento más entre los que meten presión sobre la economía. Es lo que estamos viendo. Como señalábamos hace un tiempo: “Si desde sus orígenes el kirchnerismo se caracterizó por una apuesta a utilizar los recursos del Estado para distender las relaciones entre las clases, impulsando algunas mejoras de ingresos (en relación al piso que habían alcanzado en 2002, pero sin acercarse ni de lejos a los niveles históricos en el caso se los salarios, ver acá) y subsidiando la ganancia, hoy su política ha adquirido un sentido contrario”. Es esto lo que seguirá signando la política económica. Aún con la partida de Moreno, difícilmente se vaya a desmantelar del todo las trabas a las importaciones, que conspiran contra la actividad industrial (sector que este año creció sólo un 1%, y eso gracias a la industria automotriz que viene perdiendo ritmo y afronta el panorama de un 2014 casi sin crecimiento). Los subsidios, herramienta aplicada –con poco éxito- para contener los precios, deberán limitarse por las restricciones fiscales, y esto ayudará a acelerar los aumentos de precios. Pero sobre todo, aunque durante los últimos años Kicillof y sus funcionarios hicieron gala de la intención de poner controles a la rentabilidad del capital, para lo cual exigieron información y aprovecharon la posibilidad de colocar directores estatales en las empresas en las que ANSES tiene participación accionaria, lo que se ha visto es que cuando las papas queman, y los empresarios muestran que su “competitividad” se encuentra comprometidad, los funcionarios afines al ministro han sabido ser más que comprensivos, poniendo coto a las aspiraciones de los trabajadores en las negociaciones salariales. Por eso, concluimos, es especialmente poco probable que el “empoderamiento” de Kicillof gracias a la salida de Moreno augure algún cambio positivo en la situación de “fin de fiesta” que están viviendo los trabajadores.