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domingo, 27 de septiembre de 2015

La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchneriso


Dentro de unos días estará en la calle esta publicación que presentaremos el martes 6 con Nicolás del Caño y Christian Castillo. 


Este libro desarrolla una caracterización de la economía argentina durante el kirchnerismo analizando las relaciones de clase y lineamientos políticos que caracterizaron al período, las contradicciones que desarrolló y las perspectivas a futuro. A lo largo de los capítulos, el autor analiza cada uno de los puntos centrales del “modelo”, mostrando la distancia existente entre lo que constituye el relato oficial y su constatación con la realidad.
Al contrario de mucha de la literatura que se publica en estos días cuestionando al kirchnerismo desde la derecha, este trabajo muestra los límites insalvables del “neodesarrollismo K” desde el punto de vista de la clase trabajadora, desde una perspectiva marxista. Establece un permanente contrapunto con las lecturas que disputan el balance del período; las que sostienen los mitos kirchneristas de “crecimiento con inclusión social” y aquellas que se llevan a cabo desde posturas ultraliberales.
Es a la vez un trabajo riguroso y militante, una “crítica de la economía política” del kirchnerismo, que busca dar herramientas a la clase obrera para las luchas que se vienen.

viernes, 24 de octubre de 2014

Mitos de la economía bajo el kirchnerismo



Desde hace unas semanas, comenzamos en La Izquierda Diario a poner en discusión los ejes discursivos con los que se ha representado el llamado "modelo" económico kirchnerista. 

Bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, el llamado “modelo” económico sustentado por la política oficial, fue autodefinido como uno de “crecimiento con inclusión”. En comparación con los ’90, o con lo peor de la crisis de 2001, numerosas comparaciones realizadas por estudios oficiales o usinas ideológicas afines buscaron mostrar la mejora de los indicadores sociales, atribuida unánimemente a las virtudes de este “modelo”. Este mismo discurso pretende que desde 2003 hubo una ruptura en toda la línea con las políticas noventistas, de privatización, desregulación, y florecimiento de los negocios capitalistas.

Sin embargo, corriendo el velo del discurso para echar una mirada a las raíces en las que se basó el crecimiento de la economía durante los gobiernos kirchneristas, observamos un abismo entre los mitos y la realidad del “modelo”, años de ganancias récord y donde la supuesta “reparación” para los trabajadores y sectores populares ha mostrado tener un techo muy bajo, que no revierte el deterioro producido durante décadas de ofensiva patronal.

En esta sección puede leerse:

jueves, 14 de agosto de 2014

Sábanas cortas para el "progresismo K"


Adrián C.

El término de "sabanas cortas", en el mundo de la economía, significa una situación donde ya no se puede quedar bien con dios y con el diablo. Depende para donde tironees la sabana, sacrificas alguna parte del cuerpo que dejas al descubierto. En años de crecimiento y "vacas gordas", el Kirchnerismo se podía permitir que los empresarios "la junten en pala", y que aquellas migajas que se les caiga las puedan agarrar los que miran desde abajo. Durante un tiempo, el Kichnerismo alimentó la ilusión de que podían conciliarse las aspiraciones de ambos sectores bajo "el modelo de crecimiento con inclusión". Paritarias al 25% que le emparden a la inflación, mas “pagadores seriales” de la deuda, mas orgía de subsidios para amigos y poderosos, mas ganancias "a tasas chinas", era una ecuación desigual, pero que podía ser posible. Cuando hay fin de ciclo las sabanas se achican, como esa ropa que después de tanto lavar no solamente pierde brillo sino que empequeñece. Por si a alguien le quedaban dudas, el kirchnerismo siempre tuvo bien en claro quién iba a pasar frío en la noche… el pueblo trabajador.



¿Crédito para todos?

El relato K pretende mostrar como un round épico mas el que se juega en el Banco central, entre lo que sería el riñón cristinista puro (de la mano de Kicillof) y en la otra punta del ring, Fábrega, jefe del Banco Central de la República Argentina. Es bien sabido en el ámbito de la economía que se suele atribuir las subas de la tasa de interés a las medidas "restrictivas" (que pretenden "enfriar" la economía) y las bajas de las mismas a medidas Keynesianas de "inyección de demanda" (vale decir de incentivo al consumo e inversión). De hecho el jefe de Gabinete, Coqui Capitanich, aseguró que la decisión del Banco Central de reducir las tasas intenta "estimular la producción de bienes y servicios y revitalizar el consumo". La realidad es que la baja tendrá un impacto muy leve para los créditos personales. De ninguna forma se trata de una medida que revierta la caída del consumo en la argentina. Incluso hay quienes aprovecharon esta circunstancia para hacerse un festín. El principal combustible que hizo avanzar la bicicleta bursátil en estos días fue la compra de dólares a través de bonos y acciones, como respuesta a los anuncios de recorte de las tasas. Una pequeña baja en las tasas, además de significar una "revolución keynesiana" que aumenta (casi nada) el consumo, representa también una medida que hace menos atractiva (aun) a la moneda nacional, con lo cual incentiva mas (aún) la ida hacia el dólar. Ni lerdos ni perezosos, muchos buitres extranjeros, y también criollos, más que invertir en la producción deciden "cubrirse" a través de lo que se conoce como “contado con liqui” comprando bonos locales (bajo ley nacional, no sujeta al buitre Griesa) que se pagan en pesos y se cobran... en dólares. El principal efecto de la baja de la tasa de interés ha sido hasta el momento la suba en la cotización de los bonos. Ejemplo de esto han sido el Boden 2015 que subió 3,76% y el Bonar X que avanzó 3,9%. Lindo progresismo K. Los buitres, contentos.



¿Gasto para la inclusión?

Chillan los economistas liberales recalcitrantes, del tipo de José Luis Espert o Orlando Ferreres. Es que el gasto público de este gobierno no para de crecer. Típico populismo dicen estos personajes. Y es que la maquinita de hacer billetes aumentó por decreto en 24.300 millones de dólares el gasto público, es decir más del 80 por ciento de las reservas brutas del Banco Central. La verdad del asunto es que la mayoría de ese importe se usará para mayores subsidios a la energía y el transporte, y esto más allá del aumento de tarifas que viene soportando el pueblo argentino en estos rubros. Tarifas más altas, mayores subsidios, empresas más ricas. Mientras tanto, el anunciado plan ProEmplear, pasantía en versión “nac y pop”, apenas contará con 3 mil millones de pesos, menos de un 5% de lo gastado en subsidiar a las empresas energéticas que no invierten un peso. Linda ecuación progre... Además, de acuerdo con un análisis de la consultora Abeceb, lo que el Gobierno gasta en subsidios a la energía equivale a 5 veces lo que se destina para el plan de Asignación Universal por Hijo (AUH). Qué manera de darle guita a los vagos dirán…



Subsidios... al bolsillo del empresario

A través del plan FONDEAR el gobierno destinará $ 10.000 millones en créditos subsidiados. Las tasas serán de 14% para pymes y más altas para el resto. Se pretende mostrar esto como un plan de “salvataje” para casos de empresas en “crisis”, como el caso de la imprenta Donnelley, y así evitar despidos. De mínima parece un monto muy pequeño para “salvaguardar” el empleo, y además permitirá a varios buitres de la industria extorsionar al gobierno para hacerse de estos recursos, cuando no estén verdaderamente en crisis. Los Repro –subsidios para evitar despidos– y las nuevas leyes para registrar trabajadores y subsidios para el primer empleo apuntan a que las empresas privadas tomen la iniciativa en materia de creación de empleo. Un progresismo medio enclenque este, que deja en manos de quienes despiden, suspenden y cierran fabricas, la épica tarea de evitar… despidos, suspensiones y cierres de fábrica… Es por esto que los fondos del programa Progresar anunciado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para una capacitación por seis meses con la posibilidad de inserción laboral, suena a cómico como medida que contrarreste el desempleo… La solución es diferente. Fabrica que cierre o despida, que se ponga a producir bajo control de sus trabajadores, que se estatice así el estado garantiza la compra de sus productos.



Desempleo “nacional y popular”

Si uno escucha a los funcionarios buitres de este gobierno notará cierta esquizofrenia.  Dice Capitanich al referirse al conflicto de Lear: hay "una estrategia para radicalizar protestas con fines opositores". "existe una estrategia deliberada para promover conflictos”, por parte de los “idiotas útiles” que serian los militantes de izquierda. Pero por otro lado hay ya 12 fallos que avalan la desidia patronal en Lear, y además una seria sospecha acerca de la veracidad del pedido de quiebra en Donelley. Entonces en qué quedamos? O admiten que estamos en presencia de una recesión (con inflación) que empieza a afectar a muchos trabajadores, con miles de despidos, suspensiones, cierres de fabrica (vale decir crisis económica) o admiten que en la Argentina las empresas extorsionan con irse cuando no hay delegados cipayos? Decídanse… Pero de ahí a decir que la culpable de los despidos es la izquierda porque “asusta” a los empresarios es un tanto ridículo. Dice Scioli: “Necesitamos inversiones” que se obtienen “seduciendo al capital, no combatiéndolo. Más claro, imposible. Pensar que algunos kirchneristas de la primera hora despotricaban por tener a un noventista como Scioli entre sus filas. Que dirán ahora los seguidores del gobernador bonaerense, que en su etapa senil, el cristinismo se hizo sciolista…


***


Para terminar, este pretendido keynesianismo es una respuesta a la crisis con "pólvora mojada"... No se puede borrar con una mano lo que se escribió con la otra. Hubo un momento donde el "empleo" y la "no represión" pretendía era un "sello indeleble" del relato K; hoy, en su "etapa superior", el cristinismo se ve obligado a reescribir algunas páginas del mismo. Si en definitiva, la única verdad es la realidad...

martes, 3 de junio de 2014

Gestamp: Sobre “pruebas piloto”, o la crisis como oportunidad (para las patronales automotrices)

El secretario general de SMATA, Ricardo Pignanelli, continúa azuzando contra los delegados y activistas de su gremio que resisten los despidos en Gestamp. Después de la solicitada que publicó el viernes denunciando a la izquierda y reclamando la intervención estatal represiva, ayer salió a sostener que “el conflicto que desataron los delegados del PTS en esa fábrica se trata de 'una prueba piloto' de lo que piensan llevar adelante en otras firmas del ramo”. El jefe del SMATA transformó así una acción defensiva, ante un ataque patronal que contó con aval de su gremio, en una supuesta avanzada conspirativa de la izquierda.

Los usos de la crisis. La sombra de 2008/09
Ante la caída en la demanda local por el recorte del crédito y el aumento astronómico en el precio de los automóviles pos devaluación, y la caída de las importaciones desde Brasil, la industria automotriz tuvo un frenazo en 2014. Hasta abril, la industria acumulaba una caída del 30% en las ventas, y del 18% en la producción. Para mayo se preanuncia una caída del 40%. Esto golpea de lleno en las 400 autopartistas que proveen los componentes locales para la industria. El sector entró en crisis. Pero, como mostró la de 2008/09, crisis es para las patronales sinónimo de oportunidad. Más allá de los efectos del parate sobre la rentabilidad en el corto plazo, la crisis puede ser una oportunidad para imponer ajustes en las condiciones laborales. En 2010, después de un año de caída la industria automotriz argentina retomó la senda de los "record históricos". Para esto fue clave la flexibilidad en el uso y consumo de la fuerza de trabajo, uno de los pilares del rápido crecimiento de la producción. Pero, como afirma Sebastián Guevara, “no se trató sólo de la flexibilidad conseguida durante los 90's y la crisis de 1999-2003, sino que, del mismo modo que entonces, el capital hizo uso de la crisis 2008-2009 para profundizar más aún su avance flexibilizador”. Las empresas negociaron nuevas cláusulas flexibles.
Veamos algunos hitos de esta flexibilización (tomados del ya citado Guevara):
- En el marco mismo de la crisis, cuando estaban discutiendo la continuidad en sus puestos de trabajo de los trabajadores contratados a plazo, Ford acordó con SMATA en junio de 2009 la implementación del banco de horas hasta diciembre de ese año a cambio de garantizar la estabilidad laboral hasta entonces (acuerdo 1096-2009). -En el caso de Mercedes Benz en agosto de 2009 firmaron el acuerdo 1352-2009 en el cual se estableció, además del aumento salarial para el año, la necesidad de suspender a parte de los trabajadores hasta fin de año. Para los suspendidos se establece el cobro de un subsidio (por tanto no remunerativo) equivalente al 80% del salario. La misma “conquista” que ahora presenta SMATA como un logro en Gestamp. Simultáneamente la empresa abre un plan de retiros voluntarios para los trabajadores suspendidos, al cual adhieren 197 trabajadores, sobre un total de 443 que la empresa había declarado “excedentes”. -A fines del año 2009, el 29 de diciembre más precisamente, Mercedes Benz firma conjuntamente con SMATA y Volkswagen, el acuerdo tripartito 1215-2010, en el cual se establece la posibilidad de realizar, por un plazo máximo de 8 meses, el traspaso de trabajadores contratados por Mercedes Benz a la planta de Volkswagen para la ejecución de tareas en el área de reparación final. Volkswagen firma este acuerdo tripartito en el marco del lanzamiento de un nuevo producto realizado en la planta Pacheco, la pick-up Amarok. Y fue con el argumento de mantener y aumentar la competitividad de dicha planta, para así poder "quedarse" con esa producción dentro del grupo VW, que se implementaron una serie de acuerdos flexibilizadores. Por un lado se incorporó personal experimentado "a préstamo" de Mercedes Benz para las tareas de reparación final (a los 40 trabajadores incorporados en enero de 2010, se agregaron otros 31 en el mes de marzo).
- En el mismo acuerdo (865-2010 firmado el 26 de febrero), se incorporó el sistema de just in time para la provisión de piezas en la línea por parte de personal tercerizado. -En otro acuerdo (el 749-2010) plantea la contratación de 800 trabajadores con contrato a plazo, los cuales se incorporan con la categoría de ingreso, es decir con un salario que se ubica un 15% por debajo de la categoría básica (categoría 3).
- En el segundo semestre de 2010 VW incorpora a 200 trabajadores temporarios y tercerizados, por el plazo de un 1 año, tal y como consta en el acuerdo 534-2011 firmado el 31 de agosto de 2010.
A estas ventajas logradas en las condiciones de contratación y de asignación de la fuerza de trabajo, se sumó para las patronales un freno en el aumento de los costos salariales que venían afrontando en los años previos. En 2009 el salario real retrocedió un 2% (se pactaron aumentos salariales por debajo de la inflación). En 2010 el acuerdo salarial fue por un aumento del 25% mientras que la inflación medida por el IPC elaborado por el departamento de estadísticas de San Luis fue del 25,6%. Esto da la pauta de un año donde el salario tampoco creció. Si cruzamos esto con los aumentos de productividad, el costo salarial por unidad de producto registró una caída considerable. La producción automotriz en la Argentina creció, después de la crisis, un 20% respecto de 2008, año record anterior, “mientras el precio que pagaron los capitales por usar la fuerza de trabajo que materializó dicho 'record' se mantuvo estancado (en términos reales) y las condiciones en las que se utilizó esa fuerza de trabajo se flexibilizó más aún, facilitando así la intensificación mayor de su consumo” (Guevara).
Si hay una “prueba piloto” en marcha en Gestamp, es entonces la de las patronales para poner en marcha el ajuste. La política entreguista que viene llevando adelante el gremio a nivel nacional, ha acrecentado el descontento en el sector. Aunque los trabajadores de las automotrices están entre los mejor pagos del país, no ocurre lo mismo en las autopartistas; y de conjunto tanto unos como otros han soportado en el último decenio una fuerte presión sobre las condiciones de trabajo. Los récord productivos de la industria se han logrado aprovechando intensivamente lo que los empresarios consideran el “insumo” fuerza de trabajo. Ahora todos se preparan para ajustar sobre las condiciones de ingreso y remuneración.

Complejo industrial: fortalezas convertidas en flancos débiles
La respuesta de la Ministra Débora Giorgi ante el anuncio de conciliación por parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires (que mas bien parecía gerente de una terminal automotriz o representante de Adefa), también responde a la presión de toda la industria ante un conflicto que puso en evidencia que los eslabones débiles del entramado automotriz. Varios conflictos recientes en fábricas autopartistas pusieron en evidencia un aspecto paradojal para una industria que debe buena parte de su mejora productiva de tiempos recientes a la conformación de un cluster que funciona con un ritmo bastante ajustado. A pesar de que la provisión de piezas locales representa sólo un 30/35% de los componentes del vehículo, siendo el resto provisto por importaciones, dentro de las piezas que manufacturas las 400 autopartistas locales existen numerosas piezas claves. Al trabajar con stocks ajustados, las terminales requieren una provisión continua desde las autopartistas. Cuando esta no ocurre, como pasó la última semana por el conflicto en Gestamp (y antes había pasado con Valeo y Lear), rápidamente se paraliza la producción. Esto, tanto como como la necesidad de ajustar en toda la industria, ha hecho que en este conflicto no sólo esté involucrada la patronal de la empresa española Gestamp. Todas las multinacionales del sector presionan por una salida rápida y aceptable a sus intereses.

La burocracia del SMATA, en rabiosa defensa de las necesidades del capital
Las crisis siempre vienen a recordar el verdadero carácter de la burocracia sindical -para quienes tienen la mala costumbre de olvidarlo cuando el auge permite lograr algunas mejoras-: agente de la burguesía en el movimiento obrero. En los momentos de auge, donde el empleo industrial crecía fuerte, y con el las aspiraciones de la clase trabajadora a mejorar el nivel de remuneraciones, esta burocracia contribuyó a dosificar el alcance de la recomposición. Entre otras cosas no menores, porque dio el visto bueno para mantener las divisiones entre efectivos, contratados, tercerizados, y todas las variantes de precarización de la fuerza de trabajo.
Como decimos acá:
La resistencia a incluir a los numerosos contratados y tercerizados en las negociaciones salariales, aunque en muchos casos son la mayoría de los que se desempeñas en las grandes fábricas, dio más margen de negociación sin afectar la ganancia. Por un lado, porque la presión de los que quedan afuera de convenio, al ser un número considerable, actúa como límite a las pretensiones que pueden aspirar a imponer los trabajadores efectivos (máxime cuando los que negocian con los burócratas alejados de las fábricas). Segundo, porque el margen empresario para aceptar las mejoras en mayor cuanto menos sea la proporción de la planta directamente beneficiada por las mejoras. La pelea por integrar al conjunto de los trabajadores en las negociaciones ha sido recurrente en todo este período, y en varios casos lo ha conseguido, pero siempre en contra de las conducciones sindicales.
Ahora que los tiempos no son de auge, sino de crisis, y la lógica del capital empuja hacia el ajuste atacando sobre las condiciones laborales, la burocracia es correa de transmisión del mismo. Las suspensiones con el 80% que SMATA plantea como un triunfo, y que los despidos de Gestamp rechazan, son un primer paso en ese sentido. Seguramente seguido, si la crisis de profundiza, por las “desafectaciones” de personal contratado, termino para referirse de forma elíptica a los despidos de los contratados a término. Tenemos numerosos ejemplos de la inmovilizad de la burocracia ante los mismos. El SMATA Córdoba llegó en 2009 a quitar los fueros a un delegado (habilitando su despido) por impulsar la lucha contra el despido de los contratados. Los burócratas de metalmecánicos quieren atacar a la izquierda y el activismo para reafirmar el control del gremio ante los golpes que preparan.
En esta “prueba piloto”, la respuesta debe ser contundente. Redoblar el apoyo a la lucha de Gestamp y denunciar implacablemente a esta burocracia, en la perspectiva de recuperar los sindicatos. La batalla por echar a la burocracia, imponiendo la democracia sindical y rompiendo los lazos que unen los sindicatos al Estado, es parte de las tareas clave para para transformar a los sindicatos en herramientas fuertes para la lucha que impulsen la unidad de los distintos sectores fragmentados de la clase trabajadora, la democracia obrera y su independencia política del peronismo y los demás partidos patronales.

jueves, 15 de mayo de 2014

AUH vs Inflación. ¿Mejora efectiva, o restitución (y reconocimiento) del mazazo acumulado en un año?

La presidenta anunció que a partir de junio la AUH pasará de $460 a $644. Se trata de un aumento del 40%. El número en abstracto suena bastante imponente. Tanto que varios oficialistas salieron a hacer declaraciones entusiastas como que se trata de “otro baldazo de agua fría para los que piden ajuste". El encuestador y bloguero Artemio López sostiene que “15 puntos por sobre el nivel inflacionario de 2013 y al menos 10 puntos por sobre el estimado por la ortodoxia para 2014, nuestra estimación es que la actualización del 40% se ubicará 15 puntos por sobre el nivel inflacionario 2014”. El sociólogo llega a afirmar, nada menos, que esto permite “alejarse de la variante ortodoxa del ajuste post devaluatorio”. En primer lugar, debemos decir que las cifras que arroja están bastante por debajo de las que, a falta de credibilidad de la información oficial, pueden aproximarse. Los índices provinciales de las pocas provincias que mantuvieron cifras propias durante 2013, así como otras estimaciones privadas (que sí, tienen una cierto sesgo al lanza, así como el gobierno mostró bajo la impronta de Moreno una tendencia a planchar la variación del nivel de precios hasta llegar al ridículo) ubican la variación de precios para todo 2013 alrededor de 28%. Además, en el caso de los alimentos, que concentran una parte importante del consumo de los sectores de menores ingresos, el aumento de precios fue más alto que la tasa de inflación promedio, rondando el 40%. Por otro lado, para el año en curso, aunque la variación de precios se enlenteció después de los frenéticos aumentos de enero y febrero, resulta prematuro ubicar la inflación del año en 30%, más aún en 25%. Por empezar, se vienen nuevos ajustes en las tarifas de los servicios públicos que van a acelerar el aumento de precios, sobre todo en la zona de CABA y GBA. Para seguir, no está dicho que el gobierno no vaya a ajustar nuevamente el tipo de cambio, y que eso estimule más la suba de precios. Mientras tanto, los números oficiales de inflación vuelven a mostrar algunos vicios que los llevan a presentar una realidad desfigurada, como basarse en los precios cuidados que  están en menos del 30% de los puntos de venta minorista.
Podemos decir entonces que, aunque la recuperación de la AUH le gana a la inflación, lo hace por bastante poco. En el mejor de los casos está unos 8 o 9 puntos por encima de la inflación acumulada desde junio pasado, fecha del último aumento. La mejora en términos reales, ronda entonces apenas el 7%, y es casi nula vis a vis los aumentos de los alimentos.
Sin embargo, el principal motivo por el que es ficcional afirmar que con este anuncio el gobierno se aleja “de la variante ortodoxa del ajuste post devaluatorio” (como si el combo devaluación, intereses altos, acuerdo con el Club de París y pago a Repsol no fuera una indigesta con todo el combo ortodoxo), es porque este anuncio resulta complementario a una pauta salarial que evoluciona bien por debajo de la inflación. Los pronósticos de caída del salario real para este año se ubican entre 5% y 9%. En el mismo momento en que hay empresas que muestran ganancias formidables, entre otras bancos como BBVA Banco francés que cuadriplicó su rentabilidad en el primer trimestre, y el Banco Macro que registró un aumento de 159% en las mismas gracias a las medidas oficiales, YPF que también mejoró sus ganancias aumentando los precios del combustible, y Aluar que más que duplicó sus ganancias en un año, por sólo mencionar unos pocos casos, buena parte de los asalariados ve caer su poder adquisitivo, lo cual se agrava por el recorte de los créditos, cuyo acceso quedó restringido a los sectores de más altos ingresos.

En un momento en que el ajuste k y la ofensiva patronal con despidos y suspensiones en la industria (ante todo automotriz y autopartista) amenaza ya a decenas de miles de puestos de trabajo, el aumento de la AUH no cambia la perspectiva de conjunto de deterioro para los sectores populares. Con esta medida se recompone, pero no se aumenta, una parte de los ingresos de los sectores más precarios (pero que son también los que se están viendo más afectados por deterioro del empleo en sectores como la construcción, que tiene un 65% de trabajadores en negro, mal pagos y que compensan sus ingresos con la AUH, que ahora podría transformarse en su fuente única de ingresos), mientras se impulsa un ajuste sobre el conjunto de los asalariados. Al mismo tiempo en que a los que cuadriplicaron sus ganancias con la devaluación ni siquiera se les impone un gravamen extraordinario, con lo cual se valida la transferencia de ingresos que hizo el Estado con la devaluación de comienzos de año (ver acá). Si esto no es una “variante ortodoxa” de ajuste, se le parece bastante.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Perlitas del presupuesto 2014


http://bucket3.clanacion.com.ar/anexos/fotos/55/presupuesto-2014-1767155w300.jpg 
Como viene ocurriendo todos los años, el gobierno presenteó un presupuesto con supuestos bastante improbables, acorde a sus necesidades, acompañados además de varias evaluaciones de lo que esta ocurriendo que son lisas y llanas falsificaciones. La previsión de suba de precios de un 10,5% en 2014, cuando ayer en Tecnópolis la presidenta sostenía que no tomaría ninguna medida contra la inflación, es una muestra de los supuestos improbables. La afirmación de que este año cerrará con una suba del 10,8%, ya entra en el terreno de lo falso, aunque la destrucción del IPC del Indek, y la reducción a sólo 3 provincias que mantienen índices independientes, haga imposible hacer una aproximación creíble de una suba de precios que -con acuerdos y todo- difícilmente esté muy abajo del 20%.
Pero, dibujos aparte, el proyecto de presupuesto es revelador de algunos de los lineamientos que seguirán marcando la economía política K.
- Ante todo, se reafirma una vez más la vocación de pagador serial del gobierno de Cristina Fernandez. Al mismo tiempo que se reabre el canje para obsequiar a los bonistas que no ingresaron a los canjes previos las generosas condiciones de 2005 y 2010, el presupuesto anuncia que el pago de interesese de la deuda casi se va a duplicar en como porcentaje de la producción nacional, pasando de 1.69% del PIB a 2,38% del PIB. Nada menos que un 9% del gasto público tendrá como destino el pago de los intereses a los usureros, a lo que se suman los pagos de capital de deuda. Para afrontar la deuda en dólares, se prevé tomar nada menos que 9.855 millones de dólares del Banco Central, en el quinto año de aplicación del Fondo del Desendeudamiento, que sacrifica el único colchón que mantiene la economía ante un deterioro de las cuentas externas en el altar de los usureros. La sobreestimación del crecimiento, que se está expresando este año en el maquillaje del enlentecimiento económico y se prefigura en la previsión optimista -por decir lo menos-de 6,2% de crecimiento en 2014, sumará a la deuda otros 5000 millones de dólares en 2014, y otros 6400 millones en 2015, en concepto de cupon de los bonos por el crecimiento económico.
-Al estimar en el proyecto de presupuesto un dólar en 2014 a 6,33 pesos, es decir una depreciación del peso de más del 10% que se suma al 16 por ciento que se depreció en lo que va del año, las previsiones del gobierno contienen un nuevo guiño para los industriales. La aceleración del ritmo devaluatorio que busca preservar la rentabilidad de los empresarios contribuye a acelerar la suba del costo de vida que golpea sobre el pueblo trabajador.
-Asimismo, los subsidios a la energía y el combustible, que en su forma actual son un subsidio a las ganancias empresarias y alimentan un esquema de liquidación del sector energético y de cumbustibles, siguen aumentando, de 77 mil millones de pesos a 79 mil millones.La Asignación Universal por Hijo representa apenas un cuarto de lo que se gasta en este rubro. Sólo estatizando todo el sistema energético bajo control de los trabajadores es posible cortar con este agujero negro del fisco que sólo beneficia a los empresarios.
-Finalmente, a pesar del retroceso que realizó el gobierno con el anuncio del proyecto de ley para modificar el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, que mitigó uno de los aspectos que más contribuyeron a acentuar la regresividad de la estructura impositiva en los últimos años, la estructura de ingresos impositivos previstos vuelve a poner de relieve el carácter regresivo de todo el sistema impositivo. Sin contar los ingresos y erogasiones previsionales (que en los últimos años han servido para financiar generosamente a los empresarios de los rubros más variados y al propio tesoro nacional mientras se negó sistemáticamente el 82% móvil a los jubilados), el 31% de los ingresos totales  del Estado son del IVA, que recae ante todo sobre el pueblo trabajador. Si descontamos los ingresos previsionales el IVA representa nada menos que el 38 de los ingresos fiscales. El resto se reparte entre los distintos impuestos, pero como se hizo público por estos días en impuestos como Ganancias las distintas exenciones y elusiones hace que el selecto grupo de los que ganaron más de 10 millones de pesos, paguen apenas una tasa de 17,7% en concepto de ganancia, es decir la mitad de la alícuota nacional.
El proyecto de presupuesto muestra una vez más que el Estado recauda mayormente a costa del pueblo trabajador, y privilegia en sus gastos a los bonistas uruseros y a los empresarios cuyas ganancias se engrosan con millones de pesos del gasto público mientras se benefician con multiples variantes para eludir impuestos. No hay reformas o retoques parciales como los que ahora está impulsando el gobierno para ganancias, o la anulación de la exención de ganancias para la tenencia y compra-venta de acciones de empresas no cotizantes, que modifiquen la regresividad que caracteriza a los ingresos y gastos del Estado. Sólo es posible transformar de manera progresiva el sistema si el conjunto de los gastos del estado, incluyendo la seguridad social, se sostienen con una estructura de ingresos basada en impuestos a las grandes fortunas, a las rentas (financieras y del suelo) y gravámenes directos al capital y las ganancias personales más elevados y sin las deducciones y exenciones vigentes. Con estas simples medidas podría obtenerse decenas de miles de millones de pesos, para garantizar a todos los trabajadores un salario acorde a la canasta familiar, sostener el 82% móvil para todos los asalariados -hoy retaceado por el gobierno- y encarar rápidamente las obras de infraestructura vial, de vivienda y de provisión energética que hoy son postergadas o realizadas a cuentagotas con el argumento de la falta de recursos.

jueves, 18 de julio de 2013

Noventismo recargado. Todo sea por el fracking

Como señala Pablo Anino en La verdad obrera nº 531 de hoy, el acuerdo con Chevron, y el decreto nº 929 con el cual se le ha tratado de dar un marco más universal para que parezca menos escandaloso, constituye un nuevo pacto de dependencia. Todas las declamaciones de soberanía que se hicieron cuando se anunció la "expropiación" de Repsol (más adecuado llamarla una recompra) para volver a la muy noventista YPF S.A., así como las ilusiones que se hicieron muchos progres con el decreto 1.127 de que se terminaría la "commoditización" de los hidrocarburos, se estrellaron en el altar del fracking (fractura hidráulica, método con el que se explota las reservas llamadas "no convencionales"). A las empresas que invertan más de u$s 1.000 millones, es decir sólo a Chevron actualmente (ayudada de contabilidad creativa, ya que sólo 740 millones son para traer equipos y materiales, y el resto es para compensar a YPF por el trabajo en el terreno), se les garantiza que en cinco años podrán exportar sin retenciones el 20% de la producción, teniendo libre disponibilidad de los dólares; aún si no pueden exportar por necesidades del mercado interno se les pagará como si lo hicieran, a precios internacionales, y no estarán sometidas a ningún cepo para convertir a dólares el dinero de dichas ventas. Una recomoditización plena, enteramente en contra de lo planteado hace un año. 

El costado aún más oscuro, sin embargo, es la completa ausencia de cualquier problematización respecto del fracking. Si la actividad petrolera en sí conlleva posibilidades de contaminación al medio ambiente, por roturas de cañerías, mala cementación de los pozos, que provocan filtraciones por mal monitoreo ambiental, todo esto va a ser agravado con la fractura hidráulica en lutitas.

El Centro Tyndall la Universidad de Manchester del Reino Unido, realizó en enero de 2011, un estudio sobre el impacto ambiental por la extracción de gas en lutitas con este método (Tyndall Centre for Climate Change Research: «Shale Gas: A Provisional Assessment of Climate Change and Environmental Impacts», Universidad de Manchester, enero de 2011). El estudio fue realizado en EEUU donde el análisis del agua mostró sustancias con propiedades tóxicas. Se analizó 260 productos químicos usados en el fracking. De ese total, 17 fueron considerados tóxicos para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, ocho cancerígenos probados y otros seis sospechados de serlo, siete elementos mutagénicos y cinco producen efectos sobre la reproducción. El riesgo depende de la concentración y la exposición de esas sustancias a los seres vivos; pero las cantidades empleadas (en una plataforma de seis pozos, de 1.000 m3 a 3.500 m3) sugieren que es muy elevado.

La investigación de la organización “Amigos de la tierra” con sede en Londres afirma que:
-El 25% de las sustancias químicas utilizadas en f.h. puede causar cáncer
-El 37% causa trastornos al sistema endocrinólogo
-Del 40-50% puede afectar al sistema inmunológico, nervioso y cardiovascular.
-Mas del 75% puede afectar la piel ojos, y sistema respiratorio.

Un estudio de la Universidad de Cornell en los EEUU relevó 24 establecimientos rurales en seis estados en donde se registró la contaminación de aire, agua y suelo por exposición a químicos del fracking, la muerte de más de 70 animales por ingestión de agua contaminada, deformaciones congénitas en animales (por ejemplo, sin cola) y serios trastornos reproductivos y gastrointestinales. Los científicos advirtieron que los químicos podrían aparecer en productos de carne o leche a partir de esos animales. 

Bajo presión de distintos movimientos contra la instalación del fracking, los estados de Nueva York y Nueva Jersey decidieron una moratoria de las perforaciones hasta contar con normas de control. La ciudad de Pittsburgh prohibió en 2010 el fracking en la zona urbana. En el estado de Ohio, donde se reportaron sismos y contaminación de acuíferos, se estableció en enero de 2012 una moratoria de tres años.

A contramano de estas tendencias, los "progres" dentro del elenco de funcionarios oficiales celebran el pacto de dependencia que abre las puertas al pirata Chevron para empezar una primer prueba piloto que prepare la instalación masiva de la fractura hidráulica en el país, entregando jugosas concesiones a cambio de una pequeña participación estatal en los beneficios, y una amplia socialización de los costos, que no serán otra cosa que masivas catástrofes sociales en los lugares donde se avance con estos métodos.

En contra de este camino, es urgente avanzar en alternativas que permitan suplir la energía desarrollada por combustibles fósiles. A la energía eólica, fotovoltaica e hidroeléctrica, se pueden sumar las generadas por la energía electromagnética y la utilizada con hidrógeno como combustible, con las denominadas “celdas de combustible”. Métodos completamente boicoteados por las corporaciones transnacionales (los vehículos fabricados por “Honda” solo pueden alquilarlos a sus empleados de Japón y California) a causa del poderoso lobby de los hidrocarburos. Sólo rompiendo verdaderamente con el imperialismo, partiendo de expropiar sus posiciones y estatizando el conjunto del sistema energético, podrá ponerse a prueba estas distintas alternativas. Es una tarea que sólo puede recaer en la clase trabajadora, empezando desde hoy por pelear por la estatización y control obrero de todas las empresas para enfrentar la nueva muestra de "noventismo recargado" del gobierno de CFK.

jueves, 13 de junio de 2013

Menos mal que ya no tenemos un Estado "bobo".... ¿no? (sobre los crímenes sociales seriales en la Argentina de los años K)

  



Poco más de un año atrás, el choque de un tren en Once dejaba decenas de muertos y cientos de heridos. Hace poco más de dos meses, una tormenta dejaba bajo agua a La Plata, buena parte de la CABA, y varias zonas de Buenos Aires, con un saldo de muertos que en lo que respecta a La Plata se esforzaron en evitar que se terminara de esclarecer cabalmente.
El conjunto de hechos que se concatenaron para permitir que ocurriera algo tan fortuito como un choque de dos trenes en Castelar, aún está por esclarecerse. Está por verse en qué medida se develará ese entramado, por lo pronto ya está en marcha el trámite de inculpar al motorman y su acompañante, a pesar de que un delegado ferroviario ya ha salido a señalar que el tren, supuestamente "puesto a nuevo" (lo cual quiere decir poco más que repintado), tenía problemas de frenos, motivo por el cual los delegados habían resistido su salida.
Pero algo está cada vez más claro. Diariamente está todo dispuesto para que hechos de esta magnitud ocurran. No por nada, han ocurrido 3.303 muertes por accidentes ferroviarios desde 2004. La situación de la infraestructura ferroviaria es la expresión más dramática, sometida a un vaciamiento y desguace que no se revirtió durante la última década, a pesar de que fluyó dinero en magnitudes generosas hacia quienes hasta el año pasado tenían en sus manos la concesion (más de 3 mil millones de pesos para alimentar las ganancias de los Cirigliano hasta 2012, los que habrían sido más que suficientes para invertir en vagones, locomotoras y tendido de rieles). Pero, como nos mostraron las innundaciones, como muestran los "accidentes" en la construcción, no son las únicas. Tras una década "ganada", lo cierto en en la mayoría de las áreas sencillamente se completó una década más de abandono y negligencia criminal. El funcionariado público, que durante la última década gobernó un Estado rico que hizo gala de su enorme capacidad de gasto, no tiene ningún área en la que pueda mostrar haber dado uso fructífero a estos recursos. Y sobre todo, ostenta un hondo desinterés por las consecuencias fatales de su accionar negligente, que vemos en todas las áreas. Además de los accidentes que se reproducen serialmente, la pobre inversión en trasporte del Estado y de los privados -junto con la ausencia de cualquier planificación metropolitana- es responsable del calvario en el que se transformado el tránsito diario por la ciudad, bajo cualquier medio de trasnporte público. Además de las criminales consecuencias de la especulación inmobiliaria que se desarrolla febrilmente con anuencia del estado, que se presentan cada vez que llueve un poco más que lo habitual, otros incordios nos muestran que este Estado "presente", bajo el mando de este funcionariado, no sirve sencillamente para nada a los sectores populares. La "crisis energética" -que no es otra cosa que el uso de una red obsoleta sobre la cual están sentadas las empresas privadas sin poner un peso, y demandando cada vez más fondos del Estado, muy presto a atender sus demandas mientras el sistema registra cada año colapsos más recurrentes- somete alternativamente a distintos barrios de la ciudad y el conurbano a penumbras que se van haciendo cada vez más largas.
Podríamos continuar la lista.Cada caso reproduce la misma lógica. No sorprende. ¿Por qué deberíamos esperar de estos funcionarios algo distinto a la desaprensión que mostraron los empresarios que tenian bajo su mando las concesiones, si con sus sueldos formidables (acrecentados por las "contribuciones" que realiza el sector privado) tienen una vida completamente ajena a los calvarios populares?
No se trata entonces, solamente, de sacar de la órbita privada cuestiones fundamentales como el transporte público. Es necesario que sean los propios trabajadores, junto con comités de usuarios, los que tengan bajo su mando la administración de los mismos. Para que los cientos de millones que se destinan al sector lleven efectivamente a la renovación de los trenes, señalización y vías. Es necesario pelear por la nacionalización y control obrero de todo el sistema ferroviario. 

domingo, 2 de junio de 2013

El círculo vicioso de la acumulación capitalista en la Argentina: una evidencia de un orden social sin nada que ofrecer

En estos tiempos de inevitables balances, claroscuros, o como querramos llamarlos, que imponen los diez años de kirchnerismo en el gobierno, un aspecto saliente es sin duda el desempeño económico. Son pocos los momentos de la historia argentina, más aún de, digamos por caso, los últimos 50 años, donde podamos hallar un período de crecimiento sostenido tan prolongado como el de estos años, a tasas de crecimiento que durante varios años fueron de 7 u 8%. Otro rasgo destacable es que ahora, cuando el crecimiento se está agotando y entramos en un panorama de crecimiento anémico, no estamos ante un escenario de deterioro acelerado de la magnitud y profundidad que por lo general caracterizaron los fines de ciclo en el país. Sin que un escenario de descalabro pueda descartarse, el hipotético desplazamiento hacia un escenario ominoso se produce a ritmo cansino, aunque esto no quita un continuado aumento en las tensiones entre las clases. Tensiones que el gobierno, lejos de poder contener como hizo durante los tiempos de vacas gordas, está obligado a agravar con las medidas que apuntan a emparchar la situación de deterioro del “modelo” buscando evitar pagar los costos de un ajuste más pronunciado (ver acá para ampliar).

Sin embargo, con todos los rasgos que distinguieron el desenvolvimiento económico de esta última década, también se puso en evidencia la regularidad en la tendencia de fondo de la acumulación capitalista (es decir la inversión de la masa de ganancias obtenida por el capital) en el país. No resulta sorprendente, ya que aspectos centrales que la determinan no se han visto modificados. 

En este blog nos hemos referido en muchas ocasiones a las características que adoptó la acumulación de capital en el espacio económico nacional durante la última década (ver por ejemplo acá, acá y acá). Aunque la inversión durante la última década no ha sido particularmente baja, superando en algunos años el 24% del PIB, no guarda proporción con la mejora que tuvo la rentabilidad del capital, ni es consistente con las altas tasas de crecimiento del período. Por eso, no resulta una sorpresa que la economía desde el año pasado haya dejado de crecer a altas tasas, y que ya mucho antes hubieran emergido varios cuellos de botella, un aumento acelerado de las importaciones de bienes cuya demanda no se puede satisfacer con la producción local, y presiones inflacionarias de demanda que se suman a otros aspectos que la alimentan (para un estudio de la inflación en la Argentina hoy, ver acá). Otra muestra del agotamiento de las condiciones que dieron lugar al crecimiento económico de la última década, la tenemos en el hecho de que, diluidos con el paso del tiempo los efectos "virtuosos" que trajo el ajuste de 2002, el capitalismo nacional pone en evidencia la persistencia de límites al crecimiento que vienen de larga data y que resultan insuperables aún en las condiciones altamente favorables como las que se registraron durante la última década en el plano del comercio exterior.

El tipo de cambio y la acumulación de capital en la Argentina

Como planteamos hace un tiempo “La Argentina, a 10 años de la salida de la convertibilidad: contradicciones recurrentes para la continuidad de la acumulación capitalista. Una mirada desde la teoría marxista”, estas tendencias no son novedosas, sino características de la economía argentina (y de varias otras que muestran rasgos similares). Vamos a resumir algunos de los argumentos centrales de este artículo. Según planteamos allí, la acumulación de capital en el país está fuertemente determinada por lo que ocurre con la expresión internacional del valor producido en el país, es decir con la relación cambiaria entre la moneda local y las monedas extranjeras. Esto es el resultado de que, con excepción del agro y otras pocas ramas, los capitales que se valorizan en el espacio nacional exhiben una productividad del trabajo menor a los promedios internacionales. Esta brecha de productividad significa que buena parte de los capitales en rubros dedicados a la elaboración de bienes “transables” (es decir mercancías sometidas a la competencia internacional, ya sea que se produzcan para el comercio exterior o para el mercado interno afrontando competencia de bienes equivalentes producidos en otros países) requieren más tiempo socialmente necesario que sus homólogos de otras latitudes para producir las mismas mercancías. Es decir, producen a un costo más alto comparativamente más alto que en otros país, lo que significa que su operación no sería posible si este mayor tiempo de trabajo necesario se expresara plenamente en términos de valor internacional. Por eso, para una fracción considerable de los capitales que se valorizan en el espacio nacional, su posibilidad de reproducción se encuentra condicionada a una depreciación del tipo de cambio. Pero esto, planteábamos, tiene consecuencias muy importantes, que permiten explicar las tendencias de la acumulación de capital en la Argentina: depreciando el tipo de cambio, la economía argentina “[F]orzosamente reduce sus términos de intercambio, condición sine qua non para poder vender en el comercio internacional –y proteger su mercado interno de la competencia exterior- lo cual reduce el poder de compra de las mercancías que produce en el mercado internacional. De esta forma, aunque puede exportar, puede adquirir como contrapartida menos bienes de capital que si pudiera vender las mercancías que produce sin depreciar el tipo de cambio. Aunque la depreciación salva la rentabilidad del capital en el país atrasado, lo hace al precio de aumentar el costo de nuevas inversiones basadas en medios de producción importados”.

Como los medios de producción importados tienen una gravitación muy importante en la inversión local, especialmente en lo que hace a la capacidad de mantener (con cierto retraso respecto de otras economías) el ritmo de innovación tecnológica, se genera una contradicción: las condiciones que favorecen la reproducción de los capitales menos productivos (una fracción considerable de los capitales nacionales), tienden al mismo tiempo a restringir las posibilidades de la acumulación. Las que se ven afectadas son, sobre todo, las inversiones de mayor envergadura. Esto se debe a que, aunque en el caso de los bienes transables producidos para la exportación o para el mercado interno, en principio el tipo de cambio depreciado tiende a aumentar la tasa de ganancia que perciben con la capacidad ya instada, esto no necesariamente repercute de igual manera en la rentabilidad esperada de nuevas inversiones. Un primer motivo para esto, es que cuando las inversiones incluyen medios de producción comprados en el extranjero, la depreciación cambiaria encarece su adquisición. El mismo aspecto que mejora la rentabilidad en lo inmediato, hace más costosa (y por lo tanto menos rentable) la incorporación de nuevos medios de producción importados. 

Pero aún cuando no se tratara de incorporar medios de producción importados, sino de inversión que pueda realizarse con medios de producción locales, existe otro aspecto por el cual el condicionamiento del tipo de cambio ha operado como un límite para la valorización. Como planteamos en el artículo ya mencionado, “el tipo de cambio depreciado no se sostiene en el tiempo, sino que lo característico es una alternancia entre períodos de depreciación y de apreciación, muchas veces mediados de cortes abruptos”. No se sostiene, en primer lugar porque no todas las fracciones de la burguesía están interesadas en la preservación de un tipo de cambio depreciado. Los capitales que son relativamente más productivos, como es el caso del agro argentino, o aquellos radicados en áreas de bienes y servicios no transables, se benefician con un tipo de cambio apreciado que eleva la expresión en términos de valor internacional del plusvalor que obtienen en el país. Estos intereses contradictorios se expresan en la disputa por el ingreso: toda devaluación genera un cambio de precios relativos, en detrimento de los asalariados pero también de de otras fracciones del capital, que crea condiciones para futuros ajustes de precios, y como contragolpe también de salarios. Estos ajustes tienden a crear una dinámica de retroalimentación, y erosionan el tipo de cambio depreciado (esto lo analizamos con más detalle acá).

Esta inestabilidad en el tipo de cambio cobra mayor relevancia cuando se trata de inversiones de mayor envergadura. Es que las inversiones en capital fijo (que incluyen las ampliaciones de la capacidad productiva existente, es decir nuevas instalaciones, maquinarias, equipos y otras infraestructuras) son realizadas por los empresarios mirando no sólo la tasa de ganancia con la que se realiza la venta de las mercancías actualmente, sino también la rentabilidad esperada. Esta última implica una proyección, que podríamos considerar basada en la relación entre la tasa de ganancia actual y los registros históricos. En estas condiciones, a los efectos que pueda tener el encarecimiento que pueda producirse de medios de producción adquiridos en el extranjero en términos de moneda nacional como consecuencia de la depreciación de ésta, se agrega la perspectiva incierta que genera un horizonte de volatilidad cambiaria. 

Como concluíamos, entonces:
Cuando se trata de sectores productores de bienes transables, como se ve, el tipo de cambio opera de dos maneras que se mueven sentidos opuestos: si se deprecia, mejora la rentabilidad de la producción, pero incrementa el costo de nuevas inversiones; si se aprecia, genera dificultades de rentabilidad en muchos sectores, pero abarata la adquisición de medios de producción.
Esto explica por qué los ciclos de inversión tienen una forma más desfasada, con un ritmo más discontinuo que el que caracteriza la acumulación de capital en los países más desarrollados: en los momentos de tipo de cambio alto se utiliza intensivamente la capacidad instalada, y opera una tendencia al aumento del capital en relación a la fuerza de trabajo, y en los momentos de tipo de cambio bajo se intensifica la importación de capital aún operando con capacidad ociosa.

Acá hay un aspecto central de la relación entre tipo de cambio y acumulación, que trasciende el clásico problema de la restricción externa, es decir los problemas en la disponibilidad de dólares (para una breve explicación, ver acá). Aunque esta restricción ha sido muy importante, y desde los comienzos de la industrialización sustitutiva de importaciones la falta de dólares se mostró como una limitante a la inversión, hay otra dimensión en la cual impacta el dólar, que es la de la rentabilidad esperada. Con una volatilidad cambiaria que es de las mayores del mundo en las últimas décadas, se trata de un cuestión no menor. Si en el artículo analizamos las tendencias de la acumulación en la última década, la relevancia de los problemas que allí planteamos puede comprobarse también si nos remontamos al pasado. Como señala acá Jorge Castro (basándose principalmente en A new Economic History of Argentina de Gerardo della Paolera y Alan M. Taylor, Cambridge University Press, 2003) el alto costo de los bienes de capital (agravado por las tarifas, cuotas y otras barreras aduaneras) fue un determinante central para explicar la tasa reducida de inversión real desde finalizada la Segunda Guerra Mundial en adelante. En su clásico La industria que supimos conseguir, Jorge Schvarzer relativiza la idea de que la inversión haya sido estructuralmente baja, pero los datos que brinda confirman la existencia de ciclos “desfasados” de inversión, como señalamos más arriba.

La Argentina en los años K: enredada en el mismo círculo vicioso

La última década, aún con todos las pomposas cifras que presentan los entusiastas del “modelo de crecimiento con inclusión social” (sic) no cortó con este círculo vicioso en el que se debate desde hace décadas el capitalismo argentino. Y no lo ha hecho porque, debido a la tendencias que registró la acumulación de capital, la brecha de productividad que distancia a la economía argentina de la media internacional no se ha cerrado, como puede observarse en el Gráfico 3 de nuestro artículo y como también señala, desde un enfoque conceptual muy distinto al nuestro, este artículo de Sebastián Campanario.



Fuente: elaboración propia en base a datos del U.S. Bureau of Economic Analysis (BEA) y del Indec.


A diferencia de otros períodos históricos, la economía argentina contó con un excedente de dólares que se podrían haber volcado sin dificultades a la inversión. Desde el punto de vista de la tasa de ganancia, se trató también de una década de fuertes ganancias. Sin embargo, las contradicciones que señalamos en este artículo, contribuyen a explicar por qué no era de esperarse que estas condiciones llevaran a una aceleración de la acumulación: los aspectos que contribuyeron a mejorar la rentabilidad también encarecieron parcialmente la inversión, y el horizonte de volatilidad cambiaria a mediano plazo hacía esperable un aprovechamiento de las condiciones extraordinarias sin niveles significativos de inversión, y no un salto de la misma. Por eso, no es sorprendente que durante esta década la fuga de capitales no haya hecho más que profundizarse, junto con la remesa de utilidades de las firmas extranjeras. Lo que resulta razonable desde la lógica de este sistema, es otra evidencia de la miserable perspectiva que tiene para ofrecer.
Esto explica por qué, a pesar de las formidables condiciones de rentabilidad de las que gozaron durante esta década los capitales que se valorizan en el país, acompañadas de una holgura en el plano externo también inéditas, y en el caso de la industria gozando de altos niveles de demanda interna por el crecimiento del empleo, la inversión no cortó con las tendencias previas. Y también permite comprender por qué, con la reaparición de tendencias a la apreciación cambiaria (aún compensadas por el hecho de que el dólar se abarató frente a otras monedas como la de Brasil, que a diferencia del peso argentino tiene una cotización flotante) empiezan a reemerger dificultades similares a las de otros períodos similares (vermos además  comportamientos “noventistas”, como es el aprovechamiento del dólar barato para comprar medios de producción en el exterior. En sí misma, parece una gran noticia para quienes sostienen la vitalidad del “modelo”. Sin embargo, es una confirmación más de que, por fuera de todos los debates sobre si el tipo de cambio está atrasado o no, para sectores empresarios sí lo está y pueden sacarle alguna ventaja. Esto es consistente con lo que planteamos más arriba, pero indica que entramos en un período donde se abarata la compra de medios de producción importados al mismo tiempo que se erosionan las condiciones para la producción competitiva). 

La conclusión es contundente: el capitalismo argentino impone enormes penurias a las clases subalternas, en la promesa de un desarrollo capitalista más elevado -en términos comparativos con otras naciones y no en términos absolutos- cuya consecución no es más que una entelequia. La precarización laboral y la continuidad de una tendencia de largo plazo a degradar el valor de la fuerza de trabajo son parte de las condiciones necesarias para sostener la rentabilidad y competividad capitalistas. 



Pero ni siquiera puede decirse que prometan ningún futuro de desarrollo como pretenden los apologistas del “modelo”, pero también quienes desde la oposición buscan seducir con alguna variante supuestamente más “amigable” a los empresarios que traería finalmente las inversiones que –dicen- no se hacen por culpa de la política oficial. Como si fuera un problema de ahora y no un rasgo de comportamiento de larga data que es expresión del carácter dependiente del capitalismo argentino. En los marcos de relaciones de producción capitalista, sólo podemos esperar algún ligero cambio de grado en los niveles de dependencia y de atraso relativo, y no un cambio sustantivo que a ningún sector de la burguesía argentina, atada por mil lazos al imperialismo, podría interesarle llevar a cabo. 

Desde el punto de vista de la contradicción que estamos analizando en este post, entonces, hemos entrado claramente en el fin de un ciclo, y nos ubicamos en un interregno. Durante la última década, las altas tasas de crecimiento se sostuvieron sobre dos grandes condiciones: 1) el “superciclo” de los commodities, que permitió un formidable ingreso de dólares que hizo desaparecer durante todo este período el problema de la restricción externa, y 2) el mega-ajuste (cambiario, fiscal, de ingresos) de 2002, que estableció un tipo de cambio competitivo y permitió un salto en la participación de la ganancia en el ingreso nacional, a costa de los salarios. Si la primera de estas condiciones se mantiene, aunque sus perspectivas están puestas en duda, la segunda se ha ido diluyendo. La espiralización de la inflación, la necesidad que se impuso a fines de 2011 de tomar medidas para cuidar los dólares aún con un importante superávit comercial, el estallido del blue y los intentos de llegar hasta octubre de la mano del blanqueo, evidencian que, aunque la primera de las condiciones permite que este fin de ciclo se procese aún sin los grandes dramas de otras oportunidades, las alternativas de fondo incluyen distintas variantes de profundos reajustes. Ajustes que, como, en cada oportunidad, las clases dominantes se preparan para descargar sobre nuestras espaldas. 
El fin de ciclo que estamos atravesando, aún con los ritmos cansinos que permite por el momento el precio de la soja, no deja más de que dos alternativas: o la burguesía impune una salida que le permita seguir arrastrándonos en su círculo vicioso, o desarrollamos una alternativa política independiente de la clase trabajadora que tome en sus manos las necesidades y aspiraciones del conjunto del pueblo pobre.
La supuesta "década ganada" llevó al paroxismo la dilapidación que hace la burguesía de las riquezas obtienen a costa de nuestra miseria y explotación. Los capitales en el exterior de las clases dominantes rondan como mínimo los u$s 170 mil millones, más de un tercio de total la producción anual del país. Para frenar este continuo drenaje, no alcanza con "cepos" y desdoblamiento informal del mercado cambiario. Es necesario la estatización de toda la banca y el establecimiento de una banca estatal única, unida al establecimiento de un verdadero monopolio estatal del comercio exterior y de todos los movimientos de divisas. Declarar el no pago de la deuda externa para cortar con el negocio de los especuladores, y con los recursos que hoy se destinan a soportar esta gangrena continua, volcarlos a sectores estratégicos de infraestructura hoy completamente abandonados. Esto debería complementarse con el aumento de las grandes fortunas, y por la apropiación íntegra de las rentas mediante la expropiación de los grandes propietarios de la tierra, y la liquidación de los impuestos al consumo.
Tampoco va a ser la programación o planificación de este Estado, garante de las relaciones de producción capitalistas, la que "oriente" a los empresarios mediante incentivos varios a invertir donde no lo están haciendo. Son necesarias iniciativas de otra clase (social). Todo el excedente social que los capitalistas se apropian a costa de nuestro trabajo y que no invierten porque no "cierra" con la lógica de la ganancia, los trabajadores podemos ponerlo en movimiento para dar respuesta a las necesidades sociales que son ignoradas por la producción social en beneficio de la apropiación privada. Por eso, es necesario la estatización bajo gestión obrera de los sectores económicos estratégicos, y el control obrero de toda la industria. 
Expropiar a los expropiadores capitalistas es la única vía para cortar el nudo gordiano de la dependencia frente al imperialismo y reorganizar la economía sobre nuevas bases.