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jueves, 14 de agosto de 2014

Sábanas cortas para el "progresismo K"


Adrián C.

El término de "sabanas cortas", en el mundo de la economía, significa una situación donde ya no se puede quedar bien con dios y con el diablo. Depende para donde tironees la sabana, sacrificas alguna parte del cuerpo que dejas al descubierto. En años de crecimiento y "vacas gordas", el Kirchnerismo se podía permitir que los empresarios "la junten en pala", y que aquellas migajas que se les caiga las puedan agarrar los que miran desde abajo. Durante un tiempo, el Kichnerismo alimentó la ilusión de que podían conciliarse las aspiraciones de ambos sectores bajo "el modelo de crecimiento con inclusión". Paritarias al 25% que le emparden a la inflación, mas “pagadores seriales” de la deuda, mas orgía de subsidios para amigos y poderosos, mas ganancias "a tasas chinas", era una ecuación desigual, pero que podía ser posible. Cuando hay fin de ciclo las sabanas se achican, como esa ropa que después de tanto lavar no solamente pierde brillo sino que empequeñece. Por si a alguien le quedaban dudas, el kirchnerismo siempre tuvo bien en claro quién iba a pasar frío en la noche… el pueblo trabajador.



¿Crédito para todos?

El relato K pretende mostrar como un round épico mas el que se juega en el Banco central, entre lo que sería el riñón cristinista puro (de la mano de Kicillof) y en la otra punta del ring, Fábrega, jefe del Banco Central de la República Argentina. Es bien sabido en el ámbito de la economía que se suele atribuir las subas de la tasa de interés a las medidas "restrictivas" (que pretenden "enfriar" la economía) y las bajas de las mismas a medidas Keynesianas de "inyección de demanda" (vale decir de incentivo al consumo e inversión). De hecho el jefe de Gabinete, Coqui Capitanich, aseguró que la decisión del Banco Central de reducir las tasas intenta "estimular la producción de bienes y servicios y revitalizar el consumo". La realidad es que la baja tendrá un impacto muy leve para los créditos personales. De ninguna forma se trata de una medida que revierta la caída del consumo en la argentina. Incluso hay quienes aprovecharon esta circunstancia para hacerse un festín. El principal combustible que hizo avanzar la bicicleta bursátil en estos días fue la compra de dólares a través de bonos y acciones, como respuesta a los anuncios de recorte de las tasas. Una pequeña baja en las tasas, además de significar una "revolución keynesiana" que aumenta (casi nada) el consumo, representa también una medida que hace menos atractiva (aun) a la moneda nacional, con lo cual incentiva mas (aún) la ida hacia el dólar. Ni lerdos ni perezosos, muchos buitres extranjeros, y también criollos, más que invertir en la producción deciden "cubrirse" a través de lo que se conoce como “contado con liqui” comprando bonos locales (bajo ley nacional, no sujeta al buitre Griesa) que se pagan en pesos y se cobran... en dólares. El principal efecto de la baja de la tasa de interés ha sido hasta el momento la suba en la cotización de los bonos. Ejemplo de esto han sido el Boden 2015 que subió 3,76% y el Bonar X que avanzó 3,9%. Lindo progresismo K. Los buitres, contentos.



¿Gasto para la inclusión?

Chillan los economistas liberales recalcitrantes, del tipo de José Luis Espert o Orlando Ferreres. Es que el gasto público de este gobierno no para de crecer. Típico populismo dicen estos personajes. Y es que la maquinita de hacer billetes aumentó por decreto en 24.300 millones de dólares el gasto público, es decir más del 80 por ciento de las reservas brutas del Banco Central. La verdad del asunto es que la mayoría de ese importe se usará para mayores subsidios a la energía y el transporte, y esto más allá del aumento de tarifas que viene soportando el pueblo argentino en estos rubros. Tarifas más altas, mayores subsidios, empresas más ricas. Mientras tanto, el anunciado plan ProEmplear, pasantía en versión “nac y pop”, apenas contará con 3 mil millones de pesos, menos de un 5% de lo gastado en subsidiar a las empresas energéticas que no invierten un peso. Linda ecuación progre... Además, de acuerdo con un análisis de la consultora Abeceb, lo que el Gobierno gasta en subsidios a la energía equivale a 5 veces lo que se destina para el plan de Asignación Universal por Hijo (AUH). Qué manera de darle guita a los vagos dirán…



Subsidios... al bolsillo del empresario

A través del plan FONDEAR el gobierno destinará $ 10.000 millones en créditos subsidiados. Las tasas serán de 14% para pymes y más altas para el resto. Se pretende mostrar esto como un plan de “salvataje” para casos de empresas en “crisis”, como el caso de la imprenta Donnelley, y así evitar despidos. De mínima parece un monto muy pequeño para “salvaguardar” el empleo, y además permitirá a varios buitres de la industria extorsionar al gobierno para hacerse de estos recursos, cuando no estén verdaderamente en crisis. Los Repro –subsidios para evitar despidos– y las nuevas leyes para registrar trabajadores y subsidios para el primer empleo apuntan a que las empresas privadas tomen la iniciativa en materia de creación de empleo. Un progresismo medio enclenque este, que deja en manos de quienes despiden, suspenden y cierran fabricas, la épica tarea de evitar… despidos, suspensiones y cierres de fábrica… Es por esto que los fondos del programa Progresar anunciado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para una capacitación por seis meses con la posibilidad de inserción laboral, suena a cómico como medida que contrarreste el desempleo… La solución es diferente. Fabrica que cierre o despida, que se ponga a producir bajo control de sus trabajadores, que se estatice así el estado garantiza la compra de sus productos.



Desempleo “nacional y popular”

Si uno escucha a los funcionarios buitres de este gobierno notará cierta esquizofrenia.  Dice Capitanich al referirse al conflicto de Lear: hay "una estrategia para radicalizar protestas con fines opositores". "existe una estrategia deliberada para promover conflictos”, por parte de los “idiotas útiles” que serian los militantes de izquierda. Pero por otro lado hay ya 12 fallos que avalan la desidia patronal en Lear, y además una seria sospecha acerca de la veracidad del pedido de quiebra en Donelley. Entonces en qué quedamos? O admiten que estamos en presencia de una recesión (con inflación) que empieza a afectar a muchos trabajadores, con miles de despidos, suspensiones, cierres de fabrica (vale decir crisis económica) o admiten que en la Argentina las empresas extorsionan con irse cuando no hay delegados cipayos? Decídanse… Pero de ahí a decir que la culpable de los despidos es la izquierda porque “asusta” a los empresarios es un tanto ridículo. Dice Scioli: “Necesitamos inversiones” que se obtienen “seduciendo al capital, no combatiéndolo. Más claro, imposible. Pensar que algunos kirchneristas de la primera hora despotricaban por tener a un noventista como Scioli entre sus filas. Que dirán ahora los seguidores del gobernador bonaerense, que en su etapa senil, el cristinismo se hizo sciolista…


***


Para terminar, este pretendido keynesianismo es una respuesta a la crisis con "pólvora mojada"... No se puede borrar con una mano lo que se escribió con la otra. Hubo un momento donde el "empleo" y la "no represión" pretendía era un "sello indeleble" del relato K; hoy, en su "etapa superior", el cristinismo se ve obligado a reescribir algunas páginas del mismo. Si en definitiva, la única verdad es la realidad...

miércoles, 21 de mayo de 2014

El que apuesta al dólar, ¿será verdad esta vez que pierde?

Gastón Ramírez y Esteban Mercatante

Después de meses de calma, volvió a dispararse la cotización del dólar paralelo (blue), hoy un 40% por encima del dólar oficial. Las previsiones de varios analistas ponían agosto como horizonte límite para la pax cambiaria. Pero parece que, ante el intento de hacer la plancha por parte del Ministro de Economía Kicillof, y la marcada exposición de las internas en el gabinete económico sobre qué hacer con el dólar y las tasas, los tiempos podrían acortarse. El salto de la brecha muestra los límites de los intentos de mantener a 8 pesos el dólar, al menos, en lo que dure la liquidación del grueso de la cosecha de soja (hasta agosto). Como venimos denunciando desde comienzos de año, el gobierno entró en una senda de ajuste acelerado, del cual la devaluación de enero (que fue un salto dentro de una depreciación del peso que había sido de 60% desde comienzos de 2013 hasta enero de 2014) era sólo un capítulo. Ahora los especuladores presionan por un nuevo ajuste.
El disparador de estos movimientos provino del Banco Central (BCRA). La leve recuperación de las reservas, hoy en U$S 28.385 millones (u$s 1.446 millones por arriba del piso tocado a comienzos de año; todavía un 7,4% por debajo del valor al cierre de 2013), le dio confianza al titular del BCRA empezar a mover un poco el tipo de cambio oficial, 0.6 puntos (una suba de 0,75%). La idea -podemos presumir- era iniciar microdevaluaciones como para indicar que la moneda no va a seguir fija, y sacudir un poco las certezas de los sectores propensos a especular. Algo así como la política que aplicó Redrado hace unos años cuando estaba al frente del BCRA. También, presionado por el Ministro de Economía (que contaba con aval de Cristina) el Jefe del BCRA empezó a bajar la presión sobre las tasa de interés. En una interna cada vez más ventilada (para delicia de la “corpo”), Kicillof había acusado a Fábrega por la recesión, sosteniendo que las altas tasas frenaron el crédito y el consumo. Lo cual es cierto, pero tanto como que los techos a los salarios y el mazazo devaluatorio (así como los tarifazos de transporte, luz y gas) son parte del mismo combo de ajuste. Ahora Fábrega bajó 2 puntos las tasas de las letras del BCRA. A la vez que relajó el cepo cambiario autorizando el giro de utilidades al exterior (que se  quintuplicaron en 2013 respecto 2012, sumando los $s 1.344 millones; menos de un tercio del promedio que hubo hasta 2011, de todos modos). 
Los movimientos opuestos y simultáneos de tasas y dólar oficial sacaron de la modorra a los especuladores financieros. Bastó una esta leve baja en la tasa (ahora en 26% a 90 días) para, ante una posible merma de la jugosa rentabilidad que vienen haciendo con estos papeles desde la devaluación, apurarlos a buscar refugiarse otra vez en el dólar, mediante un nuevo pase a activos en dólares, y de paso meter presión sobre el cambio oficial para -si lo logran- hacer buenas ganancias de corto plazo. Esto elevó el dólar blue a un valor por encima del 40% de la cotización del peso oficial, a la vez, que el dólar “liqui” (que es un parámetro central para el blue) se ubicó en $10,76, muy cercano a los $11. La suba del dólar blue a un precio de $11,30, registra una suba del 13%, cercana a la inflación acumulada hasta mayo. Esto podría anticipar el ritmo de devaluación del oficial para reponer la inflación.  El dato más relevante es la caída a la mitad del valor entre el dólar blue y el dólar contado con liqui (dólar fuga), que se ubica en 54 ctvs. Un indicador del pase a activos en dólares de los inversores.
Un dato central, es que los exportadores y las cerealeras también se sumaron a los especuladores (qué sorpresa, ¿no?) reduciendo las liquidaciones de dólares por exportaciones. Aunque en abril habían estado altas, vienen cayendo. Esta semana son hasta ahora un 30% menos que la semana pasada, acumulando sólo U$S 670 millones. Como dice un informe afín al sector “el hombre de campo está enojado con el precio, y espera una mayor devaluación”.  La liquidación de divisas que hacen los sojeros ya es bastante menor a la de abril. Como los pagos por importaciones son crecientes, sólo 1 de cada 4 dólares que compra queda en el organismo.
Aún en el contexto de una economía en recesión, a causa del ajuste y del menor ritmo de compras industriales (automotrices) de Brasil, parece que la pax cambiaria tiene plazo más corto que el que se preveía hasta hace unas semanas. El gobierno volverá a moverse entre las alternativas de nueva devaluación, o una vuelta a los mercados de deuda, todavía trabada aunque la emisión de bonos para pagar a Repsol confirmó que una vez más que el desendeudamiento es cosa del pasado. Probablemente, de acá hasta fines de 2015, veamos dosis mezcladas de ambas recetas ortodoxas, en un combo de ajuste sobre los sectores populares.
La cuestión del dólar no puede atacarse regalando rentabilidad a los especuladores o volviendo al redil de los mercados. Sólo la nacionalización de la banca para conformar una banca estatal única, un verdadero monopolio estatal del comercio exterior y la expropiación de los grandes terratenientes que junto con las cerealeras y los otros eslabones del agropower organizan la especulación, pueden cortar de raíz las maniobras que preanuncian un nuevo mazazo al nivel de vida de los trabajadores y los sectores populares mediante una nueva devaluación. Sólo la clase trabajadora puede imponer esta salida, luchando por un gobierno de otra clase.