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lunes, 13 de junio de 2016

Seis meses de infelicidad: los números del ajuste macrista

La administración de Macri convive desde el primer minuto con el fantasma de gobernar sólo para los ricos. Lógico, siendo que está plagada de gerentes (y algunos dueños) de empresas en las primeras y segundas líneas de su gabinete, además de contar con asesores sin cartera como el “hermano” del Presidente Nicolás Caputo, zar de la obra pública. Pero esto deja de ser un fantasma, y pasa a ser una realidad incontrastable, cuando ponemos en números estos seis meses de gestión.

120 mil millones de pesos

Es el monto que sumarán los empresarios del sector agrario durante todo el primer año de la gestión macrista. Esto es el resultado de la quita de retenciones para todos los cultivos excepto la soja, para el cual se redujo en 5 puntos (de 35 % a 30 %), y de la devaluación del peso respecto del dólar provocada por Macri durante su primer semana de gobierno (la moneda verde paso de cotizar 9 pesos a 14 hoy), lo que incrementó marcadamente los ingresos que están realizando en pesos los productores agrarios, al mismo tiempo que se mantuvieron prácticamente fijos sus costos. Aunque el tipo de cambio está hoy más bajo que lo que reclamarían desde el agropower (que sería más cercano a 16), los inesperados precios altos de la soja y otros granos están manteniendo los ingresos del sector en niveles elevados. Las medidas del gobierno, además de crear una ganancia extraordinaria a este sector económico con fuerte costo fiscal, sacrificando renta, generaron un fuerte impacto sobre los precios, que agravó las tendencias inflacionarias de otras medidas.

120 mil millones de pesos

Este es también lo que representará en términos de gasto fiscal todo el paquete de medidas sociales tomadas por el gobierno para este año. El jefe de Gabinete Marcos Peña lo presentó como un monto elevado, pero esto representa lo mismo que la transferencia de ingresos generada por las medidas del gobierno para un solo sector de la economía, el de los empresarios del campo. Para abultar este paquete, además, el gobierno incluye como mérito propio lo que son ajustes obligados por ley, como es el incremento de la Asignación Universal por Hijo o la jubilación mínima.

16.500 millones de dólares

O sea más de 230 mil millones de pesos, es el monto de la emisión de deuda en el mercado internacional que emitió el gobierno para pagar a los buitres. Se trata de una de las mayores emisiones de deuda realizada en la historia por un mercado “emergente”, como lo define la yerga de las finanzas internacionales, y por esta el país pagó 7,2 % de interés anual promedio. La mayor parte de esta emisión, 10 mil millones de dólares, fue a parar de manera directa a los bolsillos de los buitres. El resto, será utilizado por Macri para cubrir las necesidades financieras del año, es decir pagar a otros acreedores.

154.570

Es el número de despidos que según la consultora Tendencias Económicas se registraron entre enero y mayo de este año. “La mayor parte correspondió al sector privado, lo que afectó principalmente al gremio de la construcción y, en menor medida, a la metalurgia y a la prensa”, sostiene la consultora. El gobierno niega que los despidos alcancen ese nivel. Pero por el apagón estadístico, hasta agosto no habrá cifras oficiales.

19,2 %

Es el aumento de precios acumulado entre enero y abril de este año en la ciudad de Buenos Aires. Aún no se publicó el dato de mayo, que le agregará entre tres y cuatro puntos a este aumento. El nivel de aumento de precios anualizado se encontraba con los datos de abril en 40,5 %.

10,3 %

Es la caída de la construcción en lo que va del año. En abril, último mes del que hay datos, cayó 24,1 %. La caída acumulada de la industria es 2,4 %.

16 %

Es la pérdida de poder adquisitivo acumulada por los trabajadores del sector privado registrado en el primer semestre de Macri. Considerando que sólo para los trabajadores de algunos de los gremios rigen los primeros tramos de aumentos salariales (en cómodas cuotas), el incremento de precios acelerado desde noviembre, impacto casi de lleno en el salario real. Para los trabajadores no registrados, aunque no hay cifras ni siquiera aproximadas por el apagón estadístico, podemos suponer que por el efecto de un deterioro en el empleo que golpeó más severamente sobre los sectores más precarios (como los trabajadores de la construcción) la situación es aún peor.

220 mil

Son los trabajadores que pasaron a pagar Ganancias con las modificaciones que realizó Macri en febrero al esquema vigente para la parte del impuesto que afecta a los salarios. Aunque según anunció entonces el jefe de la AFIP, Alberto Abad, 180 mil personas dejarían de pagar el impuesto, fue mayor la cantidad de gente que pasó estar alcanzada. Esto se debe a que quienes en 2013 ganaban por debajo de los valores fijados por la norma que ese año como base para el impuesto, siguieron sin pagar en los años siguientes aunque ganaran por encima del MNI. Ahora, si ganan por encima del valor fijado por la norma de este año, pasan a pagar.

43 mil millones de pesos

Es lo que habrían ganado los bancos por la diferencia entre las tasas que pagan por las colaciones de dinero en plazos fijos que reciben, y lo que cobran del Banco Central (BCRA) por las tasas siderales de las LEBACS que la autoridad monetaria emite para absorber pesos. Hasta hace algo más de un mes, las LEBAC a 35 días pagaban un interés de 38 %, ahora reducido a 33,25 % en la última emisión. Además de impulsar una suba de todas las tasas que condujo a un duro enfriamiento del crédito impactando sobre una ya golpeada actividad económica (a pesar de que el limitado desarrollo del sistema financiero en el país comparado con otros limita el impacto), esto dio lugar a una bicicleta financiera de la que participan especuladores de todo tipo, entre ellos los bancos, que en promedio llegan a pagar por los depósitos tasas de 26/28 %. De esta diferencia entre lo que cobran y lo que pagan, surge esa cifra escalofriante en sólo 5 meses.

70 mil millones de pesos

El lo que pagó el BCRA por los contratos de dólar futuro pactados por Alejandro Vanoli en el segundo semestre de 2015, cuando estaba al frente de la entidad. Después de haber denunciado penalmente a Vanoli por estas operaciones (en una causa que por decisión del juez Claudio Bonadío también están procesados la presidenta Cristina Fernández y el ex ministro de Economía Axel Kicillof) la nueva administración decidió cumplir al pie de la letra todos los contratos en aras de la seguridad jurídica. Los ganadores: banqueros, cerealeras, empresarios como Nicolás Caputo, pero también los titulares de Arcor, Mastelloni y Molinos, los medios Clarín y La Nación, y una larga lista.

5 %

Es el porcentaje de ingreso de IVA que la AFIP prevé dejar de recaudar por la devolución parcial del impuesto a jubilados y beneficiarios de planes. El monto exiguo expone el carácter acotado de esta medida, presentada por el gobierno como un gran paliativo de los costos del ajuste. Es que, en vez de eliminar este gravamen regresivo –porque golpea más a los que tienen menores ingresos– para todos los consumidores, se “devuelve”, sólo una parte (15 de los 21 que alcanzan la mayoría de los bienes), y con un tope muy bajo. En los hechos, un trabajador que gana hasta 6500 pesos (ingreso al que llegaban la mitad de los ocupados en la argentina según el último dato disponible de Indec, de septiembre de 2015), apenas recibiría devolución parcial por el gasto de la mitad de su ingreso. Con todas estas restricciones, el tan anunciado “paliativo” significaría en promedio una reducción en el gasto mensual de apenas 6 %. Menos que el aumento de precios de abril en CABA.

6 %

Es la “penalidad” promedio que se estima afrontarán los evasores por blanquear activos de acuerdo a la normativa en tratamiento en el congreso. A esta tasa, “sincerar” activos resulta una ganga, especialmente considerando la oportunidad de poner el dinero declarado a multiplicarse en la bicicleta financiera.

400 %

Es el tope para los usuarios residenciales que el gobierno aceptó poner para los aumentos de gas de los usuarios residenciales. Esta “concesión”, que surgió de las reuniones mantenidas por el ministro de Energía Juan José Aranguren y el de Interior Rogelio Frigerio con gobernadores de todo el país, es el último intento para buscar salir del pantano judicial en el que ingresaron los aumentos, que amenaza una parte importante del plan de ajuste fiscal. Pero con estos “topes”, el zarpazo al bolsillo, menguado ya por la inflación, el enfriamiento económico y los topes salariales de las paritarias, no es menos duro.

70 %

Es la quita que propone el gobierno en la “reparación” de haberes en litigio con el proyecto de ley que se está tratando en el Congreso. Esto surge de la diferencia entre el índice utilizado por la corte para el recálculo de haberes hasta febrero de 2009, el ISBIC (Índice de Salarios Básicos de la Industria y Construcción), y el que propone utilizar el proyecto, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE). Entre 1995 y febrero de 2009 el aumento del ISBIC fue del 435 % mientras el RIPTE subió un 178 %.

2

Son las empresas offshore en las que participa Mauricio Macri según pudo conocerse por la difusión de los Panamá Parers. Hay además otras 7 firmas vinculadas al clan Macri que aparecen en los registros públicos de Panamá. Por si esto fuera poco, Macri tiene además una sociedad offshore en Uruguay, constituida en 1995.

Corolario

Esta selección, parcial como es, pinta un claro panorama de la inclinación del gobierno de Macri. Con excepción de algunas decisiones como exención del pago de Ganancias en el medio aguinaldo de junio para los trabajadores que no están alcanzados por el impuesto a los bienes personales, o el pago por única vez de 500 pesos a los beneficiarios de la AUH, la mayoría de las medidas que durante estos meses fueron presentadas como paliativos ante el ajuste vienen con una la letra chica que relativiza o directamente niega estas intenciones. Varias de las medidas de ajuste, en cambio, tienen beneficiarios con nombre y apellido, en el sector de los ricos más ricos.

martes, 25 de noviembre de 2014

Los costos del ajuste no son iguales para todos

El año 2014 fue el año de la profundización del ajuste como producto de la devaluación. Los trabajadores, los más golpeados.

http://www.radionacional.com.ar/wp-content/uploads/2014/03/kicillof-uia.jpg

Ya desde 2012, el pretencioso nombre “modelo de crecimiento con inclusión social” con el que el kirchnerismo pretendió definir los lineamientos de la política económica, no habla ni por asomo de lo que se palpa diariamente. Ni “crecimiento”, ya que desde 2012 la economía está prácticamente frenada, aunque las dibujadas estadísticas oficiales del Indec, legado del ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno que mantiene su vigencia, no lo reflejen. Ni “inclusión social” –que bien mirada siempre fue bastante relativa ya que la mejora en los indicadores que ocurrió en los años de mayor bonanza económica se dio a la par que un gran cuidado de no afectar las ganancias juntadas “con pala” por los sectores empresarios. Como sea, desde 2008 se enlenteció hasta la inmovilidad el retroceso de la precariedad laboral que ocurrió entre 2003 y 2007. La reducción de la pobreza, resultado del crecimiento del empleo y de la implementación de la Asignación Universal por Hijo y otras medidas similares, se frenó en los últimos años (y a partir de 2012 se registra un aumento de la indigencia, en cifras de la CTA oficialista).
Pero desde enero de 2014, entramos en una nueva etapa de aceleración del ajuste mediante la depreciación del peso frente al dólar. Esto generó fuertes impactos, sobre los precios y sobre la actividad económica (también afectada por otras medidas del gobierno). Estos impactos, los costos del ajuste, han estado muy desigualmente distribuidos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La salida de Guillermo Moreno, ¿señal de un giro en la economía K?

Un día después de los anuncios de relevos en varias carteras ministeriales, el vocero presidencial anunció un cambio aún de mayor impacto, a pesar de referirse a un nivel jerárquico menor: la salida del Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Este anuncio es uno de los cambios más significativos en mucho tiempo en el manejo de la economía. 
Ayer decíamos que Kicillof seguiría sometido a un “doble comando” con Guillermo Moreno. La novedad es que será el primer Ministro de Economía en mucho tiempo que no está sometido a esta restricción. El funcionario hizo y deshizo a sus anchas durante todas las gestiones económicas que siguieron a la de Roberto Lavagna. Desde Felisa Micheli en adelante, todos debieron toparse con un secretario que manejaba sin reportarles diversas áreas. Empezando por los acuerdos de precios, siguiendo por la medición de los mismos, hasta manejar el comercio exterior, la implementación del cepo cambiario y la fallida “exteriorización voluntaria de la tenencia de moneda extranjera”, cada vez más áreas del manejo económico fueron ingresando en la órbita del secretario. El último Ministro de Economía con aspiraciones de comandar plenamente su área, Martin Losteau, colisionó rápidamente con su –formalmente- subordinado. Otros, como Miguel Peirano, declinaron continuar en el cargo ante la imposibilidad de controlar a Moreno. El resto, sencillamente se acomodó a la creciente gravitación del funcionario, que extendió con un mismo método su manejo de las diversas áreas que fueron cayendo bajo su órbita. ¿En qué consistía este método? Podríamos definirlo como el de la “sintonía gruesa”, por contraposición a la “sintonía fina” que Cristina Fernández había prometido al empresariado allá por 2011. Más allá de toda la gesticulación y la “prepotencia” en la que siempre gustaron detenerse los medios (“prepotencia” que a final de cuentas se concentró casi enteramente en los laburantes del Indek, a los cuales las patotas de UPCN actuando junto con el secretario sacaron de las tareas de medición de precios y de otras áreas sensibles para dibujar los datos de acuerdo con las necesidades gubernamentales), lo más saliente de la gestión Moreno fue la ilusión de que se podría encausar con acuerdos las contradicciones emergentes del “modelo”, entregando a cambio en muchos casos concesiones significativas a grandes jugadores, como subsidios u otras ventajas (aunque algunas, como la SuperCard, no hayan llegado a ver la luz). Acá y acá hemos analizado la economía política de Guillermo Moreno. Los frigoríficos, los supermercados, incluso las exportadoras de granos se han sentado en ocasiones a negociar con el secretario. Lo que hizo Moreno tampoco es privativo de él; es más o menos lo mismo que el otro gran mentor de la “economía K”, Julio De Vido, aplicó en el área energética (secundado por Cameron) y de infraestructura con el mismo “éxito”. A pesar de los sucesivos fracasos, la búsqueda de evitar cambios de fondo en la política económica exigió responder a los mismos profundizando la línea, lo cual reforzó el deterioro general en el que empezó a sumirse irreversiblemente la economía en los últimos dos años. Deterioro que no es por ahora nada parecido a un hundimiento catastrófico, gracias a la ayuda de los altos precios internacionales de los productos que el país exporta (soja y otros granos) y a la profundización del endeudamiento público en pesos (en su mayoría intra sector público) y el uso de las reservas en dólares del Banco Central acumulados en años de bonanza, combo gracias al cual el tesoro pudo afrontar los pagos de deuda pública y los crecientes subsidios que condujeron a una situación fiscal muy estrecha.
Ahora, la posibilidad con la que cuenta Kicillof de encarar su gestión sin la sombra de Moreno, ¿permite prever un cambio de rumbo sustantivo? Difícilmente. ¿Volverá a cambiar de postura pública sobre la inflación, que reconocía y medía de forma independiente hasta que se convirtió en viceministro en diciembre de 2011, momento en el que borró de su web el IPC-7 que publicaba y se silenció sobre el tema, avalando tácitamente las cifras oficiales? Habrá que verlo. El lanzamiento del nuevo índice de precios (que podría salir con el aval del FMI, varias veces denostado por el ahora Ministro) puede ofrecer una salida elegante para el desaguisado de Moreno, pero sin rever todo lo actuado desde 2006 a esta parte, que significó un piedra libre para los remarcadores de precios y los que lucraron con estadísticas truchas.
Fuera de estos ajustes en uno de los terrenos más críticos de la gestión de Moreno, no son de esperar, como ya señalamos, grandes cambios en los principales lineamientos de la política económica. Ya las peripecias que tuvo la regulación energética mostró lo que tienen de falaz las ilusiones de dictar desde el Estado los lineamientos por los que se desenvuelve la economía. Sobre todo cuando la etapa no es de holgura, se mire por donde se mire. Los superávit “gemelos”, fiscal y externo, que permitieron la acumulación de dólares en el Banco Central y un tesoro con amplios recursos para transferir (ante todo en favor de los empresarios), son cosa del pasado. Si bien el comercio exterior aún sigue siendo superavitario, el desbalance industrial, energético y turístico, y la fuga de depositantes en dólares del sistema bancario, llevó a que este año también termine con caída de reservas, gracias a los pagos de deuda. Las cuentas públicas se sostienen con una presión creciente sobre los recursos del Banco Central, lo cual contribuye a agravar las presiones inflacionarias. Y, sobre todo, la propia inflación ha exacerbado las disputas distributivas, así como las presiones de sectores empresarios que reclaman un ajuste cambiario mayor al que ya se está produciendo. La ideología de que es posible que el Estado se eleve por sobre las determinaciones de la acumulación de capital, encauzando las contradicciones que hacen a la misma, sólo resulta sostenible cuando el sector público cuenta con amplio margen de maniobra, como ocurrió en la argentina desde 2003 hasta 2008, y, en menor medida, pudo extenderse con restricciones hasta 2011 gracias a la captación de recursos como los de las AFJPs y a los colchones que permitieron los años de bonanza. Cuando estas condiciones no existen, la presión para ordenar la situación del propio Estado se transforma en un elemento más entre los que meten presión sobre la economía. Es lo que estamos viendo. Como señalábamos hace un tiempo: “Si desde sus orígenes el kirchnerismo se caracterizó por una apuesta a utilizar los recursos del Estado para distender las relaciones entre las clases, impulsando algunas mejoras de ingresos (en relación al piso que habían alcanzado en 2002, pero sin acercarse ni de lejos a los niveles históricos en el caso se los salarios, ver acá) y subsidiando la ganancia, hoy su política ha adquirido un sentido contrario”. Es esto lo que seguirá signando la política económica. Aún con la partida de Moreno, difícilmente se vaya a desmantelar del todo las trabas a las importaciones, que conspiran contra la actividad industrial (sector que este año creció sólo un 1%, y eso gracias a la industria automotriz que viene perdiendo ritmo y afronta el panorama de un 2014 casi sin crecimiento). Los subsidios, herramienta aplicada –con poco éxito- para contener los precios, deberán limitarse por las restricciones fiscales, y esto ayudará a acelerar los aumentos de precios. Pero sobre todo, aunque durante los últimos años Kicillof y sus funcionarios hicieron gala de la intención de poner controles a la rentabilidad del capital, para lo cual exigieron información y aprovecharon la posibilidad de colocar directores estatales en las empresas en las que ANSES tiene participación accionaria, lo que se ha visto es que cuando las papas queman, y los empresarios muestran que su “competitividad” se encuentra comprometidad, los funcionarios afines al ministro han sabido ser más que comprensivos, poniendo coto a las aspiraciones de los trabajadores en las negociaciones salariales. Por eso, concluimos, es especialmente poco probable que el “empoderamiento” de Kicillof gracias a la salida de Moreno augure algún cambio positivo en la situación de “fin de fiesta” que están viviendo los trabajadores.