miércoles, 23 de marzo de 2011

El golpe del '76 y el fin de la sustitucion de importaciones

Matías Kulfas, director del Banco Nación y presidente de AEDA (Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina) ha publicado un artículo sobre La economía política del golpe militar, en el cual reivindica la "estrategia de desarrollo nacional" que habría significado la industrialización sustitutiva desde la década del '30, y más decidicamente a partir del peronismo según el autor.
Kulfas destaca que " industrialización no estaba agotada", contrariamente a lo que sostiene el discurso de los sectores de la ortodoxia económica, ligados a los sectores económicos asentados en el campo, las finanzas, o las pocas empresas capital nacional con capacidad competitiva a nivel internacional. Estos sectores, beneficiados con las reformas liberalizadoras, cuyo resultado fue una sistemática caída de los salarios en el ingreso, y por lo tanto un aumento de la tasa de plusvalía, acompañada de medidas de liberalizacion financiera que permitieron en distintos momentos sacar provecho de las altas tasas de interés locales, aparte de fugar capitales.
El golpe, sin duda marcó un quiebre en muchos aspectos: además de golpear duramente a la clase trabajadora , interviniendo las organizaciones obreras e imponiendo medidas que hicieron caer el poder adquisitivo, también comenzó a impulsarse la apertura económica para poner en competencia la producción local con la extranjera, bajando aranceles y otras medidas que lo impedías. También se liberalizó el sector financiero, y con el impulso de la sobrevaluación cambiaria combinada con permitir los mecanismos de la bicicleta financiera, se incentivó el endeudamiento externo privado, mecanismo que vehiculizó la fuga de capitales y que redundaría en un masivo endeudamiento público luego de la abrupta depreciación de la moneda y la implementación de seguro de cambio para los deudores privados. De esta forma, la deuda se transformaría en una carga abrupta sobre la economía nacional que sigue siendo hasta hoy.
Sin embargo, la defensa que hace Kulfas de la ISI tiende presentar, en polémica con las ideas que sustentaron la apertura y la desregulación, un balance embellecedor de las condiciones que atravesaba ésta a mediados de los '70.
Para ilustrar que la industrialización tenía vigor, destaca que "entre 1964 y 1974 Argentina no tuvo un solo año de recesión y la industria creció en forma persistente a un ritmo del 5,6" ademas de señalar el importante peso ganado por las exportaciones de la industria manufacturera, que representaban un 15% de lo vendido al extranjero.
Estos datos plantean un aspecto correcto: la ISI no había entrado en el callejón sin salida que plantean los liberales. En la última década, el clásico ciclo stop & go que caracterizó la economía sustitutiva, al que ya nos hemos referido en este espacio, había mostrado una cierta atenuación desde el '64, lo cual significó que la economía desaceleró su marcha frente a las restricciones de divisas, sin frenarse del todo como ocurría previamente.
Pero aunque esto es cierto, el desempeño de la industria durante esa década de crecimiento mostró la persistencia de varias limitaciones históricas, que no se habían superado. Producto de la baja productividad general en comparación con los estándares internacionales, lo que implicaba por lo tanto mayores costos; a lo que se sumaba estrechez del mercado interno, y la dependencia del apoyo estatal a la inversión en un contexto de raquitismo del mercado crediticio local, la tasa de acumulación se mantuvo baja. A diferencia de lo que ocurría en los países capitalistas más desarrollados, los ciclos de inversión eran muy irregulares. Como señala Jorge Schvarzer en La industria que supimos conseguir, aunque hubo varios proyectos industriales que lograron alta competitividad, incluso en algunos pocos casos exportando a países desarrollados, al momento que estaban logrando ésto, ya empezaba a hacerse sentir en esas mismas empresas el peso de las restricciones, que llevaba al abandono incluso de los proyectos más exitosos, o a limitarse a aprovecharlos por el tiempo que durara la inversión original, sin realizar nuevas inversiones en los mismos. En los proyectos de mayor envergadura, muchos realizados por el Estado o con fuerte apoyo estatal, se mantuvo el crónico alargamiento de los plazos requeridos para la entrada en funcionamiento, superando ampliamente los plazos originales de los proyectos. El paradigma es SOMISA, que entró en funcionamiento en 1977 después de 30 años de haber sido originalmente proyectado. Pero muchos casos menos resonantes tuvieron un derroter similar. Aunque hubo apoyo estatal al desarrollo de varias industrias, esto fue en el marco de un proyecto global poco articulado, que ni el sector público ni la clase empresaria local estaban en condiciones de dar.
Pero además, cuando Kulfas reivindica la experiencia de la ISI y cuestiona su posterior abandono, olvida recordar lo que señala al principio: que desde la etapa desarrollista tuvo predominancia en las principales ramas de la industria local el capital extranjero. Desde 1958 en adelante su avance fue sostenido hasta finales de la década del '60. De conjunto, la mirada localista soslaya que se dio un proceso de reestructuración industrial de las multinacionales imperialistas que afectó a gran parte de América Latina, en beneficio de lo que serían los tigres asiáticos, en algunos países como Brasil de manera más atenuada. En el caso particular de la Argentina, luego de la derrota del Plan Krieguer Vasena que tenía como principal beneficiario a este sector industrial, incluso avanzando de manera inédita en la imposición a la renta agraria. Cuando a partir del Cordobazo entra en crisis el onganiato, y con él todo el régimen de la libertadora y el plan de Krieguer Vasena, se marca el inicio en la redefinición de los planes de las multinacionales en el país. Dentro del retroceso de la industria que se da en los primeros años del golpe, es este sector el que más marcadamente desmantela sus instalaciones en el país.
Pero sobre todo, la reivindicación de la "estrategia de desarrollo nacional" reivindicada por Kulfas contra la "economía política del golpe" no tiene sujeto: el conjunto de la burguesía argentina se alineó en favor del golpe genocida, para poner fin a la insurgencia obrera que con el desarrollo de las coordinadoras había marcado en inicio de la ruptura política de las masas obreras con el peronismo, habiendo mostrado la incapacidad de la burocracia sindical para contener a las bases en los marcos del régimen y la conciliación de clases.
Incluso aunque la CGE haya sido intervenida luego del golpe, no puede afirmarse que el grueso de sus miembros cuestionara la iniciativa de la junta para deponer a Estela Martínez. La ruptura del pacto social y el fracaso del plan rodrigo producto de la respuesta obrera, había mostrado que aunque no hubiera un agotiamiento inexorable de la industrialización, las condiciones de colaboración de clases en las cuáles esta se sustentatba -que por un lado implicaban una política reformista hacia la clase obrera pero por otro ponían también un techo a las aspiraciones de los trabajadores compatible con el desarrollo de la burguesía industrial- se habían vuelto inviables. La burguesía sacó lecciones y dio su aval al golpe genocida. El conjunto de la clase capitalista, desde las multinacionales hasta la burguesía "nacional", acompañaron las medidas represivas hacia la clase trabajadora. Muchas empresas, por sólo nombrar algunas Mercedez Benz, Ledesma, Fiat o Ford, presentaron listas de activistas a los militares, incluso militarizaron sus fábricas.

En otros posteos hemos señalado las falacias del "desarrollo con inclusión K", acá queríamos poner de relieve la lectura sesgada sobre la cual se apoya la añoranza de la ISI, que poco puede ofrecer a la clase trabajadora.

sábado, 19 de marzo de 2011

¿Qué significó la amenaza de Moyano?

Reproducimos la declaración del PTS respecto de la amenaza de Moyano de realizar un paro y acto el lunes, en respuesta a las causas en su contra.

UNA AMENAZA DE PARO PARA DEFENDER LOS NEGOCIOS MAFIOSOS DE LA BUROCRACIA Y POR CARGOS EN LA INTERNA PERONISTA

Nuestros perseguidos son los procesados por luchar

La amenaza de paro de la CGT fue una maniobra de defensa ante el pedido de informe de la justicia de Suiza por corrupción, que "se le pasó" a la Cancillería argentina del "cristinista" Twiterman y fogoneó el vocero de la Suprema Corte, Lorenzetti, amigo de Magnetto y de Techint. Pero la defensa encubría un aspecto de ofensiva política de la burocracia sindical: pelear poder al interior de la coalición peronista de gobierno. Por ninguna de las dos razones era nuestro paro, La defensa de los ataques judiciales era una defensa de negocios mafiosos, mientras no movieron un dedo por los más de 4000 trabajadores y jóvenes que están procesados por luchar. Cuando lo detuvieron al Momo Venegas, amigo de Barrionuevo y Duhalde y acusado de envenenar a sus afiliados con medicamentos truchos sacaron un comunicado defendiéndolo. En cambio, cuando los obreros de Kraft ocuparon la planta de la patronal yanqui contra los despidos, Moyano los acusó de “ultraizquierda” abriendo el camino a la represión de la bonaerense, y hoy la CGT no abre la boca para defender a los delegados ante los procesamientos judiciales por cortar la Panamericana. Después de el amague de paro de la CGT, la justicia suiza dijo (no sin confusión) que "Moyano no está bajo investigación". Las causas a los miembros de la Comisión Interna de Kraft, siguen. No defienden de los ataques judiciales a los que luchan, defienden sus privilegios millonarios.

Pero Moyano no estaba amenazado de ir preso, como Venegas o Pedraza. El día anterior habían propuesto que Héctor Recalde, su abogado, como candidato a vice presidente para acompañar a Cristina en la reelección. Tampoco Viviani, ni Puimato y ninguno de los dirigentes de la CGT, creian que podían lograr tal cosa. Pero bajo la idea de que están disputando "poder para los trabajadores" la burocracia está en una disputa política en la interna peronista para negociar más cargos en las listas para las elecciones y asegurar su propia "reelección" en la alianza de gobierno al frente de la CGT. El ministro Tomada, alguien que conoce el paño de la burocracia sindical, calificó la movida como "una sobreactuación mediática". La puesta en escena golpeó la mesa, amenazó con mostrar el poder del aparato de Moyano de paralizar el transporte, despues del "ninguneo" de Cristina en el acto de Huracán, que los mantuvo alejados del palco por considerarlos "piantavotos" ante la clase media y cediendo a los reclamos del empresariado a los que las presidenta quiere conquistar el corazón. No se sabe que tanto consiguó en la negociación pero Cristina debió declarar en un acto con intendentes en Avellaneda que “Yo no vine a dividir, yo no vine a separar ni a combatir con nadie. No esperen que alce mi voz o mi mano contra otro argentino”. Es decir, ratifica la alianza. Cristina quiere separarse, ante los ojos de millones, de su alianza con Moyano porque eso le redundaría en más votos de los sectores que odian a la corrupta burocracia sindical. Pero es conciente que gobierna en la cima de un trípode: el aparato político de intendentes y gobernadores, el arco de agrupamientos de la centroizquierda K que se mostró en el acto de Huracán y la burocracia sindical de la CGT. No sólo la sostiene con prebendas millonarias sino que la utiliza para contener los reclamos por el salario y contra la tercerización laboral. Ambos quieren poner a raya a los delegados de base y sectores combativos que son atacados por luchar tanto por el gobierno, la justicia y las patronales con causas y procesamientos por cortes de vías, rutas y piquetes de huelga; como por la misma burocracia con patotas como la de Pedraza. Con Kirchner en vida, Moyano también se cruzó con Cristina en el mismo palco del acto de River por "el sueño de la CGT de un trabajador de presidente". Era cuando el gobierno vetó el 82% para los jubilados. Moyano no planteó ninguna medida para defender a los trabajadores pasivos. Peor aún, días más tarde, la patota de Pedraza, envalentonada, asesinaba a Mariano Ferreyra. Esta tarea de policía interna del movimiento obrero que juega la burocracia sindical es lo que Moyano quiere cobrar políticamente al gobierno con puestos de concejales y diputados. Moyano no le ha hecho un sólo paro al peronismo en el poder, ni a los Kirchner ni a Duhalde, por el contrario le cubrió las espaldas al ataque de la devaluación al salario. Moyano no quiere romper con el gobierno sino ocupar en el segundo mandato el mismo rol que en el de Néstor Kirchner, "su reelección". "Vos tenes tu reelección, yo quiero la mía" es el mensaje de la burocracia a Cristina. Durante la gestión de Néstor Kirchner la CGT ocupaba un poder real que ahora, con el el periódo "institucional" de CFK, debe concretarse en puestos en lugares de decisión. No busca "poder de los trabajadores" sino poder para la burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos y vive dentro del peronismo, igual que Cristina.

Tampoco es del interés de los trabajadores alinearnos con la justicia que persigue y procesa delegados de base, con la oposición patronal que, como expresan Carrió o De Narvaez, dicen que "hay que acabar con el poder de Moyano", para en realidad atacar a los sindicatos. Nuestra denuncia y nuestra lucha contra la burocracia incluye la defensa de las organizaciones de los trabajadores, que la burocracia debilita y paraliza, para transformarlas en herramientas de lucha. Por lo tanto somos lo opuesto a Pino Solanas y Proyecto Sur que militan junto al Grupo Clarín que tienen en sus plantas de diarios, radios y tv miles de trabajadores precarizados, y utilizan el desprestigio de la mafia burocrática de los sindicatos para atacar el derecho a huelga y minar el poder de toda organización gremial, para debilitar a los trabajadores y aumentar sus ganancias. Mientras por TN, Pino Solanas se la pasó hablando del "tren para todos" no apareció ni en películas durante la lucha por terminar con miles de tercerizados en el ferrocarril Roca.

Una acción nacional de lucha unificada, que se niegan hacer Moyano y la CGT, debería responder al hecho que el 50% de los trabajadores argentinos gana menos de 2800 pesos mensuales. Que el 84% de los jubilados percibe la mínima bajo la línea de pobreza. Que el 35% de los trabajadores están en negro y millones de trabajadores trabajan precariamente, con contratos basura, para empresas tercerizadas. Una central obrera sin burocracia sindical convocariar una paritaria nacional única para imponer un salario mínimo que alcance para cubrir la canasta familiar (4800$), para que pasen a planta permanente todos los trabajadores, por el 82% móvil para todos los jubilados- Y por empezar por la amnistía a los 4000 procesados por luchar, porque nada se consigue sin lucha, sin huelgas ni piquetes.

La manera de ir en ese camino y terminar con la corrupta burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos es organizando una gran corriente militante en los sindicatos y los lugares de trabajo como la que el PTS y su juventud trabajadora-estudiantil impulsamos junto los obreros de Zanon y el sindicato ceramista de Neuquén, los delegados de las comisiones internas de Kraft y Pepsico en la industria de la alimentación, los ferroviarios de la agrupación Bordó del Roca, los metrodelegados clasistas del subte y miles de luchadores antiburocráticos y delegados de base de todo el país.

jueves, 17 de marzo de 2011

Inflación: Moreno y Boudou le abren el camino a los ultraliberales

Moreno viene consechando importantes éxitos en su última receta para "combartir" la inflación: multar a las consultoras. Economía & regiones anunció que dejará de difundir sus propias estimaciones de inflación para evitar las multas. La amenaza de las multas viene acompañada de la presion sobre los clientes de las consultoras, para que dejen de contratar sus servicios. Considerando este ataque en dos frentes, es muy probable que los que varias otras consultoras sigan el camino de ésta.



Con la intervención del Indec y la ostentos adulteración de los datos del IPC, el gobierno creo un próspero nicho de mercado para la iniciativa privada: la elaboración y difusion de estimaciones de inflación. En el medio, todo tipo de tránsfugas han tenido la posiblidad de salir a difundir todo tipo de cálculos, muchos de ellos elaborados con dudosa metodología. Incluso, producto de los desplazamientos en el Indec, un personaje oscuro de la UBA como Nicolás Salvatore (recientemente licenciado de su cátedra y su cargo en el departamento de economía por comportamiento machista y misógino y maltrado a los estudiantes) pudo contar con los servicios de Graciela Bevacqua, directora del Indec en el momento de su intervención, para la elaboración del índice IPC City, elaborado por su consultora, Buenos Aires City. La credibilidad del índice queda seriamente comprometida por lo publicado en su página de Facebook (nunca desmentido): "Brindo por Phi (inflación esperada) esperado!! Y no solo brindo, me voy a encargar, como todos los meses, de que Phi esperado sea alto, muy alto, recontra alto". Un desbarranque de sinceridad, que le da changüì al gobierno y sus escribas a sueldo para seguir sosteniendo que la "sensación de inflación" es algo creado por Clarín y La nación.

Lo cierto es que más allá de las chapucerías que ha permitido el comercio de las cifras para el cual el gobierno dio vía libre destruyendo la credibilidad del Indec, con los elementos disponibles (el llamado IPC-7 provincias que al menos hasta hoy arman varias consultoras con las provincias que no adoptaron su "metodología" a la del Indec, la relación entre la recaudación de IVA del y el crecimiento, la expansión monetaria), se puede arribar a una certeza mínima: la suba anual de precios, léase la inflación, no baja del 25%. Y probablemente, se acerca más a 30%. Aunque Moreno sigue imponiendo algunos controles de precios, por cada precio regulado hay decenas que suben impunemente, y por eso reforzó sus energías hacia las mediciones que aún no han disfrutado el privilegio de su intervención.

Mientras tanto, la inflación cobra cada año una inercia más fuerte y se vuelve una cuestión más difícil de controlar. Mientras los asalariados del sector privado registrado logran -con muchas desigualdades entre los gremios- sobreponerse a la erosión del bolsillo gracias a las negociaciones anuales y algunas sumas puntuales una o dos veces al año, los trabajadores precarios, los desocupados y los estatales, acusan los golpes más severos. La política del gobierno "nacional y popular" descarga sobre estos sectores los costos más severos del "crecimiento con inclusión", mientras destina casi $ 50 mil millones a subsidiar distintos sectores empresarios, pagando con el solo motivo de que los empresarios tengan una ganancia, mientras que estas empresas podrían pasar directamente a ser gestionados por sus trabajadores.

Seguramente el gobierno no está demasiado preocupado por el problema de la inflación, porque mientras sus consecuencias caen sobre los trabajadores, los aumentos de precios mejoran la recaudación fiscal, mientras que achican el gasto público en términos reales. De esta forma, el gobierno realiza el ajuste inflacionario, que le libera fondos para gastar en otros lados.

Frente a los esfuerzos del gobierno por negar el problema, con el resultado probable de seguir agravando el problema, es previsible la recuperación de credibilidad y el fortalecimiento de las recetas de los ortodoxos neoliberales, que quieren vender el verso de que podrían bajar la inflación sin costos. Esto ha salido a plantear Sturzenegger, el macrista presidente del Banco Ciudad. Insistiendo con el ridículo planteo monetarista, de que es la emisión monetaria lo que explica la inflación, este sostiene que un gobierno confiable, que evitara los desbordes monetarios podría bajar la inflación fácilmente. Todo muy lindo, pero la inflación en la Argentina no responde centralmente a cuestiones monetarias, sino a ajustes de precios y salarios que expresan una inercia de ajuste pos devaluación acumulado por años, y la puja distributiva entre los asalariados que buscan recomponer sus ingresos y los empresarios que buscan defender elevados márgenes de ganancia. Estamos ante lo que queda mejor caracterizado por la noción de inflación estructural. La mayor emisión del BCRA, responde a la necesidad de que haya una masa creciente de dinero para acompañar el crecimiento de la actividad y por ende de las ventas en términos físicos, y sus mayores precios.
En este contexto, la propuesta de bajar la emisión monetaria, no haría más que dejar de validar en términos de oferta monetaria la mayor demanda de liquidez. Esta restricción implicaría seguramente una traba para el desenvolvimiento de las operaciones, además de mayores costos financieros. Conclusión, seguramente traerá el "enfriamiento" que hace años piden los ultra liberales, a costa de varios miles de puestos de trabajo. Esto será "sin costos", para los amigos empresarios y banqueros de Sturzenegger, pero no para los trabajadores.

Entre el ajuste inflacionario del gobierno y el ajuste ortodoxo propuesto por sectores de la banca y empresarios, los trabajadores deben imponer su propio programa contra la inflación.

Como tareas inmediatas para enfrentar la inflación, es necesario imponer un verdadero control sobre la producción y comercialización por parte de los trabajadores y el pueblo pobre para evitar los manejos discrecionales de los capitalistas sobre los precios. Sólo la movilización de todo el pueblo trabajador para controlar los precios en los supermercados y la exigencia de los trabajadores para la apertura de los libros de los capitalistas para que se hagan públicas sus fabulosas ganancias pueden, efectivamente enfrentar la acción de los empresarios que suben los precios.

Estas medidas, junto con la imposición de la “cláusula gatillo” -que los salarios se ajusten cada vez que aumentan los precios- y un ingreso para todos los desocupados acorde a la canasta familiar ajustado por la inflación, son las únicas medidas que permitirán enfrentar la suba del costo de vida.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Qué ironía, Polo

Posteamos este poema de Daniel Satur, en homenaje al camarada Leopoldo Denaday, Polo.

Qué ironía, Polo

Irte así


Es como si ser ateos, dialécticos, materialistas

No alcanzara para explicar la dureza del ahora

Hoy nos la pasamos preguntándonos por qué

Cuál es la causa oculta que justifica tu ausencia

Qué extraña mano enemiga movió los hilos de tu historia


Tener que hablarte ahora, Polo

No es contradictorio con tantos años de marxismo

Es que estamos obligados a decirte

Que no te vas, que te tenemos para siempre


Somos muchos los que no te conocimos

No charlamos, no comimos, casi nunca nos cruzamos

Sin embargo, cuando nos dieron esa maldita noticia

Un frío canalla nos dio de lleno en medio de la jeta

Qué ironía, Polo

Haberte quedado en la ruta, rodeado de viñedos

Dándote de lleno contra el símbolo mismo de la explotación capitalista

Y haberte ido así, cuando estábamos apenas empezando la batalla

Hoy hay palabras que quieren negarse a salir

Si lo sabrás vos, que con ellas batallaste en tantos tribunales

Dando vuelta el argumento de los cuervos patronales

Luchando cada punto, cada coma, cada artículo del Código

Contra Señorías empecinadas en hacernos pagar

Y les ganabas, Polo, les ganabas

Y un laburante más se sumaba a las conquistas

Las ratas sabían que en el sur había un abogado del diablo

Y el diablo se hacía huelga, se hacía piquete

Y el diablo echaba a patadas al patrón, y manejaba la fábrica

Y el diablo señalaba al genocida y exigía la perpetua

Y el diablo se vestía del rojo más rojo para enfrentar al represor

Qué ironía, Polo

Irte así

Sin habernos conocido pero sabiendo quiénes somos

Nos dejás la certeza de que por cada camarada que se va

Debemos emprender la lucha por ganar a otro diez

La bronca por tu muerte debe ser combustible

Ese que necesitamos para redoblar la apuesta

No habrá mejor homenaje que podamos hacerte

Que luchar hasta el final, hasta la última gota

Y esta tristeza deberá entender que así como te fuiste

Un día, absurdamente

Otro día vendrá en que nos toque matar al opresor

Que entienda esta tristeza que si algo bueno hiciste

Fue demostrar que se puede ganar luchando a brazo partido

Que si una lágrima brota, sea la que impulsa mi enojo con la vida

Porque siendo ella tan maravillosa

Se las rebusca para maltratarnos

Volvemos a lucha, Polo

Te llevamos con nosotros

Tal vez sea la hora en que, viendo tu ejemplo,

Tomemos dimensión de lo que es no perder tiempo

Y seamos cada vez más

Y te recordemos, con la izquierda levantada y la Internacional

Nos quedan tus luchas, tus noches desveladas

Tu calidez, tu calidad y tu espíritu combatiente

La palabra sentida en lo más hondo de los que te tuvieron cerca

Atestigua que el homenaje es merecido y es poco

Qué ironía, Polo

Irte así

A esta hora de pensarte todavía inciertamente

Sólo es posible una promesa

Pasaste por la vida dando ejemplos de sobra

Luchaste hasta lo último junto a la clase obrera

Y demostraste que es posible apasionarse hasta dejarlo todo


Tu ejemplo nos obliga a prometerte

Que en cada nueva conquista

Enarbolaremos tu nombre

Que en nuestra lucha cotidiana

Tu recuerdo será bandera

Hasta entonces, Polo

Hasta la próxima pelea


16 de marzo de 2011

jueves, 10 de marzo de 2011

Nuevamente sobre la deuda. Los mitos del desendeudamiento

Va el artículo publicado en La verdad obrera nº 417, retomando la cuestión de la deuda pública.

http://www.pts.org.ar/IMG/rubon4165.gif

MAS SE PAGA, MAS SE DEBE

Los mitos del desendeudamiento K

Fecha: Jueves 10 de marzo de 2011

Por: Esteban Mercatante

La semana pasada, el gobierno nacional volvió a hacer uso de las reservas de dólares del Banco Central para pagar compromisos de deuda pública con organismos internacionales. En el decreto 276, que instrumentó dicho uso para las reservas, no se perdió oportunidad de indicar que “el Gobierno se encuentra atravesando un proceso de desendeudamiento externo”, que este uso de las reservas no haría más que profundizar. Sin embargo, una lectura atenta de la situación actual de la deuda pública desmiente categóricamente esta idea de que se está reduciendo la carga de la deuda.

La deuda no para de crecer...

Si hoy consideramos la deuda pública total (160.890 millones de dólares), esta equivale al 47% del PBI. Es decir, casi la mitad de lo producido anualmente. Esta es la misma proporción que tenía en 2001, es decir cuando el país entró en crisis aguda, entre otros motivos por la imposibilidad de sostener los pagos de la deuda. A pesar de que durante ambos gobiernos kirchneristas se pagó generosamente a los acreedores (tanto a los organismos financieros internacionales como a los bonistas) la deuda no ha hecho más que aumentar. Aunque la renegociación que se hizo en 2005 luego de años de default se dio con quitas que redujeron el monto de la deuda, si miramos su monto en 2001 y su monto actual, tuvo un crecimiento nominal del 11% entre 2001 y 2010.

Por qué sigue aumentando la deuda

Un factor muy importante para explicar el aumento de la deuda, son las condiciones en las cuáles se canjearon bonos en 2005, y nuevamente el año pasado. Los mismos ajustan por inflación según el CER (además de que se conceden cupones por el crecimiento de la economía). Como resultado de esta generosa concesión a los bonistas, que se hizo para garantizar un buen negocio con el canje a pesar de la quita nominal, el kirchnerismo ha presentado luego como un acto “contra los usureros” la manipulación de los datos de inflación elaborados por el Indec. Aunque en realidad la motivación inicial de las manipulaciones estadísticas estaba en ocultar el creciente costo de vida, con sus consecuencias sobre los reclamos salariales, es cierto que si el IPC hubiera reflejado la inflación real esto habría aumentado en otros u$s 33 mil millones el peso de la deuda. Pero esto no hace más que poner en evidencia que el resultado inevitable de la salida del default era una nueva explosión de la deuda pública, a pesar de la quita del 66%. Ya de por sí con quita igual era negocio, ya que la mayoría de los bonos habían sido comprados luego del default por bancos y otros inversores a precios bajísimos; pero el gobierno endulzó la oferta con la indexación y los cupones por crecimiento económico. Querer rehuir de las consecuencias de estas concesiones a los bonistas liquidando el índice de precios cuando de lo que se trataba era de rechazar cualquier renegociación de la deuda, no puede presentarse como un acto “patriótico”.

A esto se agrega, desde 2006 de manera cada vez más profunda, la emisión de nueva deuda para hacer frente al achicamiento del superávit fiscal. El aumento del gasto fiscal, y el peso que empezaron a tener los pagos de la deuda renegociada en el presupuesto nacional, fueron reduciendo el resultado fiscal positivo. Este maquillaje, que incluyó meter el superávit de la ANSES como parte de los recursos del tesoro nacional, y apelar a las ganancias del Banco Central por la depreciación del tipo de cambio y otras medidas similares, han ido creando nuevas obligaciones. Además, el gobierno ha ampliado la colocación de títulos de deuda en distintos organismos públicos, entre ellos ANSES y PAMI, además del Banco Nación.

Dilapidación de recursos

El gobierno cuenta con la ventaja de que la deuda en poder del sector privado (neta de organismos internacionales, ANSES y BCRA) es apenas 18% del PIB. El equivalente al 29% del PBI, es decir el 62% de la deuda total, está hoy en manos del sector público. El riesgo de ingresar en una situación crítica como la de 2001, u otras similares vividas en décadas anteriores es entonces bastante reducido.

Sin embargo, el marasmo creado por la deuda y el déficit creciente, y los esfuerzos para maquillarlo, comprometen anualmente casi un 25% de los recursos presupuestarios. Aunque gran parte se resuelva intra sector público, se trata de un desvío de recursos, sacrificados en el altar de “los mercados”.

Con los recursos que se destinan a pagar la deuda, podrían cubrirse en poco tiempo los problemas habitacionales que aquejan a millones de personas, una de los cuestiones más acuciantes para los sectores más pobres. Hoy el pago solamente de intereses de la deuda, sin contar los pagos de capital, representa diez veces lo gastado por el gobierno nacional en viviendas y urbanización. Como se, el tope de la jerarquía para la política del gobierno “nacional y popular” está en los malabares financieros y no en las necesidades de los trabajadores y el pueblo.

No pagar la deuda

La deuda está lejos de haber dejado de ser un problema, como afirman el gobierno y los medios “progres” oficialistas. El drenaje de recursos por pagos de capital e intereses sigue siendo el principal gasto del Estado, y a pesar de eso la deuda aumenta desmintiendo el planteo de que el kirchnerismo habría logrado el “desendeudamiento”.

Lejos de las renegociaciones o las manipulaciones estadísticas presentadas como “patrióticas” con la justificación de que evitan que aumente la deuda, es necesario imponer el no pago de la misma mediante la movilización obrera y popular. De esta forma, podrá imponerse el uso de los millones de dólares que anualmente van a las arcas de los bonistas u organismos financieros, o son bloqueados por los pases contables intra estados, puedan usarse para responder a las necesidades más acuciantes de los trabajadores y el pueblo, empezando por un plan de viviendas populares y obras públicas que de trabajo a millones pagando un salario que cubra la canasta familiar, y permita el acceso a viviendas a los sectores más postergados.

sábado, 5 de marzo de 2011

Zaiat y la "volatilidad" de precios. Doble desvergüenza

Como no podía ser de otra manera, en los afanes por encubrir las consecuencias que tiene la política oficial sobre el bolsillo de los trabajadores, el periodista Alfredo Zaiat ha lanzado en su columna del sábado los inverosímiles argumentos que ya se han vuelto costumbre.

Aprovechando el ciclo alcista que han recuperado los alimentos, nuevamente sugiere la necesidad "incorporar la evolución de los precios internacionales de los commodities, en especial Clos agropecuarios, en el análisis sobre el comportamiento de los precios domésticos de los alimentos". Desde ya que hay una conexión entre ambos mCojovimientos, pero Zaiat tiende a sugerir que este sería un punto fundamental y casi excluyente para explicar la inflación en la Argentina. Esto ya lo hemos discutido previamente, en polémica con otro economista K. Como ahí señalamos, la el proceso inflacionario en el país viene en marcha antes de que la tendencia alcista de los alimentos cobrara bríos en 2007. Además, cuando la suba de precios internacional se pinchó a fines de 2008 y estos se desplomaron, no sucedió lo mismo en el mercado local; y por último, las subas locales son muy superiores a las internacionales.
Pero donde el periodista alcanza el mayor grado de impostura es cuando apela a la necesidad de que el gobierno diseñe "estrategias de intervención pública que permitan disminuir el impacto local de esas volatilidades" de los precios internacionales. Se le olvida decir que lejos de ésto, el gobierno K ha intervenido... en el G-20, con la intención de bloquear cualquier limitación a los aumentos de precios. Como señalamos en su momento, el ministro Boudou, junto con Brasil, señaló que las iniciativas de regulación limitaría la oferta al desincentivar la iniciativa privada. Como no podía ser de otra manera, se ganó el apoyo de los rurales. No sorprende esta actitud del gobierno, ya que tanto el gobierno como el agropower ganan con los precios altos, aunque disputen la tajada que se lleva cada uno.
No hay "intervención pública" del gobierno K que vaya enfrentar la "volatilidad al alza" de los precios de los granos, con la cual mejora la recaudación por retenciones. Sólo liquidando el lucro capitalista en la producción agraria, expropiando y poniendo a producir colectivamente las tierras más ricas sobre las cuales ha avanzado el agropower en todo el mundo, con los costos nefastos para el acceso obrero y popular a consumos básicos y para el medio ambiente. Camino opuesto al del gobierno "nacional y popular" que aspira a recaudar con el hambre de los pueblos.