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lunes, 11 de mayo de 2015

Ganancias, sindicalismo e izquierda en el programa radial Al Dorso

El último sábado participé del programa radial Al Dorso, en FM La Tribu. 
Conversamos sobre las recientes modificaciones del impuesto a las Ganancias de la IV categoría y las falacias del gobierno en la presentación de la nueva normativa. También sobre el alcance limitado de los reclamos que levanta la burocracia sindical, que dejan afuera la situación de los trabajadores más precarios y explotados, y la pelea del sindicalismo de izquierda por estos temas, combate que es tanto contra las patronales, como contra el gobierno y la burocracia sindical.
Por último, también charlamos sobre los posicionamientos de la izquierda obrera y socialista ante temas como el fracking, la megaminería, o los derechos negados de los pueblos oririginarios.

Podés escuchar el programa, acá:
BLOQUE 3 | BLOQUE 4


miércoles, 23 de julio de 2014

Lear: "sin los delegados, no funciona la fábrica"

Arrancó con todo la tercera jornada nacional de lucha contra los despidos en Lear. Los medios destacaron especialmente la inventiva desplegada nuevamente por los trabajadores para bloquear la Panamericana a pesar del despliegue de fuerzas de gendarmería para impedirlo. Medio centenar de autos se apostó en medio de la autopista. El "ingenio popular pudo más que la gendarmería", señalaba Canal 26, mientras Clarín informa sobre Un insólito piquete con autos sobre la Panamericana



Mientras los medios posaban la atención en el corte, que continuaría con una caravana de cientos de vehículos que se dirigiría en primer lugar hacia EMFER (donde los trabajadores denuncian 40 despidos) por la unidad de las luchas, cerca de Lear (frente a las puertas de la planta de Volkswagen) se libraba otro duro combate contra en intento de la burocracia del SMATA y la patronal de la multinacional autopartista de poner la fábrica en funcionamiento, sin los delegados de la comisión interna, que la patronal no deja ingresar a la planta y cuya destitución hizo votar la conducción del sindicato (la Verde) el jueves último, en una “asamblea sin debate”. La patronal y la Verde retuvieron por la fuerza a los trabajadores no despedidos, subidos a 9 micros esperando que despejara el piquete en la fábrica para hacerlos entrar. Pero su maniobra fue desbaratada. Bajo la consigna "sin los delegados, no funciona la fábrica", decenas de autos bloquearon el paso de los micros, evitando que estos pudieran llegar a la fábrica. Desde adentro de los micros, numerosos trabajadores que simpatizan con los despedidos y los delegados atacados por la Verde, protestaban airadamente contra los Verdes que buscaban retenerlos en los micros, y exigían que les abrieran las puertas para no entrar a trabajar. Luego de más de dos horas el SMATA debió resignarse a abrir las puertas de los micros, liberar a los obreros y la planta no funcionó.


La jornada nacional contó con actividades en Neuquén, Rosario, Córdoba, Jujuy, Bahía Blanca.
Desde la fábrica, la caravana se dirige hacia el Ministerio de Trabajo donde los delegados reclaman el derecho a participar de la reunión por el conflicto. A las 16 culminarán con un acto en el Obelisco.


Ante la acción concertada de la patronal, el sindicato y el gobierno, que coinciden en la urgencia por sacar a la izquierda y cortar de cuajo todo activismo de base en este sector industrial "estratégico" que el Estado protege y financia con miles de millones de pesos, la jornada de hoy es una muestra más de una gran iniciativa e inventiva para torcerles el brazo, apostando a una amplia solidaridad que se plasma en iniciativas de apoyo en todo el país. Junto a esto, la acción totalitaria del SMATA ha sido ampliamente difundida y repudiada.


Cobertura completa de la jornada nacional por Lear, acá.

martes, 24 de junio de 2014

ProCreAUTO: estímulo para las empresas, mientras sigue el ajuste sobre los trabajadores

http://www.losandes.com.ar/files/image/14/06/thumbs/image53a8b9f4535188.38232291.jpg
Esteban Mercatante y Gastón Ramírez 
En el día de ayer, el gobierno lanzó el plan ProCreAUTO con el objetivo de estimular las ventas en el sector automotriz. Esta industria viene en fuerte caída, ya desde fines de 2013. De acuerdo con las estadísticas de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en los primeros cinco meses de este año la fabricación de vehículos nuevos cayó 22% y la venta a concesionarios bajó 32% respecto al mismo período del año anterior. 
Los créditos de ProCreAuto serán por tres meses y tendrán un plazo de repago de hasta 60 meses en cuotras fijas, a una tasa del 17% para clientes del Banco Nación y el 19,2% para no clientes, y la cuota podrá alcanzar hasta un 30% del ingreso mensual. 
Aunque la tasa configura una línea de crédito a tasa muy baja, bien por debajo de los créditos que el mismo Banco Nación venía ofreciendo con el préstamo Nación Mi Auto (que financia hasta el 50% en autos usados y hasta 80% en 0km, por 18 meses con tasas de interés de hasta el 29% anual), la contracara no menor, es que los precios de los autos cargan importantes aumentos, que el gobierno valida en los hechos al estimular las compras con estos niveles de precios. 
Aunque la Ministra de Industria Débora Giorgi utilizó una retórica dura contra las empresas, llegando a decir que “Se pegaron un tiro en los pies” al aumentar "excesivamente" los precios a principios de año y demonizar el impuesto contra los vehículos de alta gama, el plan convalida buena parte de los "excesivos" aumentos de precios. Mientras que los autos llegaron a aumentar hasta un 30% desde enero, según Giorgi los autos incluidos en el plan incorporan rebajas en los precios de entre 3% y 13%. Si buena parte del hundimiento del sector automotriz se debe a la voracidad de los empresarios para aprovechar el mercado cautivo local dando un zarpazo en el río revuelto que generó la fuerte devaluación promovida por el gobierno, ahora el gobierno estimula las compras "exigiéndoles" apenas una moderada baja en los precios. Hace unos días, la Ministra Giorgi había planteado que deberían disminuir un 10%, lo cual ya de por sí era poco. Los anuncios de ayer promedian una caída de apenas el 5% en los precios de 26 modelos. Por eso, aunque desde el sector no se privaron de señalar las insuficiencias del plan, es un premio para los remarcadores compulsivos. 
Cristina miente cuando dice que es una ventaja este plan para los trabajadores que van a pagar cuotas fijas como el año pasado y van a contar con salarios un 30% superior este año. Las paritarias por ahora no alcanzan el 30% en promedio y la inflación ronda el 40% anual, por consiguiente, el poder adquisitivo del salario sigue a la baja y las posibilidades de comparar autos son menores. El ajuste sigue en pie. Este nuevo regalo a la industria, que arrastra una baja en la producción respecto a un año record como fue el 2013, le podría permitir incrementar en al menos 50.000 unidades la producción y subir un 10% su facturación, superando las 660.000 unidades previstas para este año. 
Esta política oficial de ayuda a una industria que puede mostrar números de producción récord gracias a los numerosos estímulos y protecciones estatales que permitieron su crecimiento, tiene como correlato una política dura hacia los trabajadores. Hemos visto como la ministra intervino directamente, cual representante empresaria, contra la conciliación obligatoria dictada por la Provincia de Buenos Aires en el conflicto de Gestamp, luego de que 9 trabajadores resistieran subidos durante días a un puente grúa contra el plan de la autopartista de imponer 67 despidos. Conciliación que el propio Ministerio de Trabajo provincial anuló apenas 48 hs. despúes de haber dictado, dejando vía libre al ataque de la empresa con activa intervención del SMATA contra los despedidos.
En las automotrices aún no hay despidos abiertos, pero las suspensiones extendidas, que ya afectan a 14 mil trabajadores, constituyen de por sí un primer paso de ajuste sobre los trabajadores. Aunque en la mayoría de los casos se mantiene el pago del 100% del salario de bolsillo (a diferencia de las autopartistas donde en muchos casos se está suspendiendo con pagos del 80%), las automotrices redujeron con las suspensiones el costo salarial que afrontan, ya que dejan de pagar obligaciones previsionales. La experiencia de 2009, muestra además que las crisis son convertidas por las empresas en una oportunidad, para flexibilizar las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo (como hemos analizado en más detalle, acá). El gobierno da vía libre a esta avanzada empresaria, buscando que no se extiendan los despidos pero dejando hacer en el plano de las suspensiones -con los consiguientes ajustes sobre el salario-, mientras regala créditos para incentivar compras, con los encarecidos precios fijados por las automotrices y concesionarias. Contrariamente a lo que sostiene la ministra, que dice que estamos ante un Estado que "no regala porque son los recursos de los argentinos", ProCreAUTO es un nuevo ejemplo de socialización de una parte de las pérdidas autogeneradas por la voracidad empresaria, mientras que otra parte de dichas pérdidas recae sobre los trabajadores. 
Un plan para defender las condiciones de trabajo, se pone por el vértice a la política del gobierno nacional. Desde la bancada del diputado Nicolás del Caño, se ha presentado en el Congreso nacional un proyecto de ley que tiene por objeto la prohibición de los despidos y las suspensiones. Como plantea Sergio Folchieri, delegado de VW (Córdoba) acá "si se produce menos, se deberían repartir las horas de trabajo entre todos los obreros, reduciendo la jornada sin tocar los salarios". Punto de partida fundamental para contraponer una respuesta obrera a los planes del gobierno, la empresa, y el sindicato rabiosamente propatronal dirigido por Pignanelli. Como concluye Folchieri, "es necesaria una coordinación obrera argentino-brasilera, para que ante el chantaje de “me voy a Brasil” o “me voy a Argentina”, impongamos mejores e iguales condiciones laborales, los mismos poderes adquisitivos y el reparto del trabajo entre todas las manos disponibles, sean argentinas o brasileras".

domingo, 8 de junio de 2014

Sobre Gestamp. Participación en el programa Al Dorso - FM La tribu

Invitado ayer al programa Al Dorso, conversamos sobre la situación en el sector automotriz y autopartista, y cómo el conflicto de Gestamp mostró descarnadamente al gobierno nacional actuando como mandante de las multinacionales en contra de los despedidos, mientras que el SMATA realizó durante toda la última semana una agitación contra los trabajadores en lucha que nos recuarda a la de la burocracia de Pedraza cuando preparaban el ataque de la patota que mató a Mariano Ferreyra.
Para escuchar el programa, acá.

martes, 3 de junio de 2014

Gestamp: Sobre “pruebas piloto”, o la crisis como oportunidad (para las patronales automotrices)

El secretario general de SMATA, Ricardo Pignanelli, continúa azuzando contra los delegados y activistas de su gremio que resisten los despidos en Gestamp. Después de la solicitada que publicó el viernes denunciando a la izquierda y reclamando la intervención estatal represiva, ayer salió a sostener que “el conflicto que desataron los delegados del PTS en esa fábrica se trata de 'una prueba piloto' de lo que piensan llevar adelante en otras firmas del ramo”. El jefe del SMATA transformó así una acción defensiva, ante un ataque patronal que contó con aval de su gremio, en una supuesta avanzada conspirativa de la izquierda.

Los usos de la crisis. La sombra de 2008/09
Ante la caída en la demanda local por el recorte del crédito y el aumento astronómico en el precio de los automóviles pos devaluación, y la caída de las importaciones desde Brasil, la industria automotriz tuvo un frenazo en 2014. Hasta abril, la industria acumulaba una caída del 30% en las ventas, y del 18% en la producción. Para mayo se preanuncia una caída del 40%. Esto golpea de lleno en las 400 autopartistas que proveen los componentes locales para la industria. El sector entró en crisis. Pero, como mostró la de 2008/09, crisis es para las patronales sinónimo de oportunidad. Más allá de los efectos del parate sobre la rentabilidad en el corto plazo, la crisis puede ser una oportunidad para imponer ajustes en las condiciones laborales. En 2010, después de un año de caída la industria automotriz argentina retomó la senda de los "record históricos". Para esto fue clave la flexibilidad en el uso y consumo de la fuerza de trabajo, uno de los pilares del rápido crecimiento de la producción. Pero, como afirma Sebastián Guevara, “no se trató sólo de la flexibilidad conseguida durante los 90's y la crisis de 1999-2003, sino que, del mismo modo que entonces, el capital hizo uso de la crisis 2008-2009 para profundizar más aún su avance flexibilizador”. Las empresas negociaron nuevas cláusulas flexibles.
Veamos algunos hitos de esta flexibilización (tomados del ya citado Guevara):
- En el marco mismo de la crisis, cuando estaban discutiendo la continuidad en sus puestos de trabajo de los trabajadores contratados a plazo, Ford acordó con SMATA en junio de 2009 la implementación del banco de horas hasta diciembre de ese año a cambio de garantizar la estabilidad laboral hasta entonces (acuerdo 1096-2009). -En el caso de Mercedes Benz en agosto de 2009 firmaron el acuerdo 1352-2009 en el cual se estableció, además del aumento salarial para el año, la necesidad de suspender a parte de los trabajadores hasta fin de año. Para los suspendidos se establece el cobro de un subsidio (por tanto no remunerativo) equivalente al 80% del salario. La misma “conquista” que ahora presenta SMATA como un logro en Gestamp. Simultáneamente la empresa abre un plan de retiros voluntarios para los trabajadores suspendidos, al cual adhieren 197 trabajadores, sobre un total de 443 que la empresa había declarado “excedentes”. -A fines del año 2009, el 29 de diciembre más precisamente, Mercedes Benz firma conjuntamente con SMATA y Volkswagen, el acuerdo tripartito 1215-2010, en el cual se establece la posibilidad de realizar, por un plazo máximo de 8 meses, el traspaso de trabajadores contratados por Mercedes Benz a la planta de Volkswagen para la ejecución de tareas en el área de reparación final. Volkswagen firma este acuerdo tripartito en el marco del lanzamiento de un nuevo producto realizado en la planta Pacheco, la pick-up Amarok. Y fue con el argumento de mantener y aumentar la competitividad de dicha planta, para así poder "quedarse" con esa producción dentro del grupo VW, que se implementaron una serie de acuerdos flexibilizadores. Por un lado se incorporó personal experimentado "a préstamo" de Mercedes Benz para las tareas de reparación final (a los 40 trabajadores incorporados en enero de 2010, se agregaron otros 31 en el mes de marzo).
- En el mismo acuerdo (865-2010 firmado el 26 de febrero), se incorporó el sistema de just in time para la provisión de piezas en la línea por parte de personal tercerizado. -En otro acuerdo (el 749-2010) plantea la contratación de 800 trabajadores con contrato a plazo, los cuales se incorporan con la categoría de ingreso, es decir con un salario que se ubica un 15% por debajo de la categoría básica (categoría 3).
- En el segundo semestre de 2010 VW incorpora a 200 trabajadores temporarios y tercerizados, por el plazo de un 1 año, tal y como consta en el acuerdo 534-2011 firmado el 31 de agosto de 2010.
A estas ventajas logradas en las condiciones de contratación y de asignación de la fuerza de trabajo, se sumó para las patronales un freno en el aumento de los costos salariales que venían afrontando en los años previos. En 2009 el salario real retrocedió un 2% (se pactaron aumentos salariales por debajo de la inflación). En 2010 el acuerdo salarial fue por un aumento del 25% mientras que la inflación medida por el IPC elaborado por el departamento de estadísticas de San Luis fue del 25,6%. Esto da la pauta de un año donde el salario tampoco creció. Si cruzamos esto con los aumentos de productividad, el costo salarial por unidad de producto registró una caída considerable. La producción automotriz en la Argentina creció, después de la crisis, un 20% respecto de 2008, año record anterior, “mientras el precio que pagaron los capitales por usar la fuerza de trabajo que materializó dicho 'record' se mantuvo estancado (en términos reales) y las condiciones en las que se utilizó esa fuerza de trabajo se flexibilizó más aún, facilitando así la intensificación mayor de su consumo” (Guevara).
Si hay una “prueba piloto” en marcha en Gestamp, es entonces la de las patronales para poner en marcha el ajuste. La política entreguista que viene llevando adelante el gremio a nivel nacional, ha acrecentado el descontento en el sector. Aunque los trabajadores de las automotrices están entre los mejor pagos del país, no ocurre lo mismo en las autopartistas; y de conjunto tanto unos como otros han soportado en el último decenio una fuerte presión sobre las condiciones de trabajo. Los récord productivos de la industria se han logrado aprovechando intensivamente lo que los empresarios consideran el “insumo” fuerza de trabajo. Ahora todos se preparan para ajustar sobre las condiciones de ingreso y remuneración.

Complejo industrial: fortalezas convertidas en flancos débiles
La respuesta de la Ministra Débora Giorgi ante el anuncio de conciliación por parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires (que mas bien parecía gerente de una terminal automotriz o representante de Adefa), también responde a la presión de toda la industria ante un conflicto que puso en evidencia que los eslabones débiles del entramado automotriz. Varios conflictos recientes en fábricas autopartistas pusieron en evidencia un aspecto paradojal para una industria que debe buena parte de su mejora productiva de tiempos recientes a la conformación de un cluster que funciona con un ritmo bastante ajustado. A pesar de que la provisión de piezas locales representa sólo un 30/35% de los componentes del vehículo, siendo el resto provisto por importaciones, dentro de las piezas que manufacturas las 400 autopartistas locales existen numerosas piezas claves. Al trabajar con stocks ajustados, las terminales requieren una provisión continua desde las autopartistas. Cuando esta no ocurre, como pasó la última semana por el conflicto en Gestamp (y antes había pasado con Valeo y Lear), rápidamente se paraliza la producción. Esto, tanto como como la necesidad de ajustar en toda la industria, ha hecho que en este conflicto no sólo esté involucrada la patronal de la empresa española Gestamp. Todas las multinacionales del sector presionan por una salida rápida y aceptable a sus intereses.

La burocracia del SMATA, en rabiosa defensa de las necesidades del capital
Las crisis siempre vienen a recordar el verdadero carácter de la burocracia sindical -para quienes tienen la mala costumbre de olvidarlo cuando el auge permite lograr algunas mejoras-: agente de la burguesía en el movimiento obrero. En los momentos de auge, donde el empleo industrial crecía fuerte, y con el las aspiraciones de la clase trabajadora a mejorar el nivel de remuneraciones, esta burocracia contribuyó a dosificar el alcance de la recomposición. Entre otras cosas no menores, porque dio el visto bueno para mantener las divisiones entre efectivos, contratados, tercerizados, y todas las variantes de precarización de la fuerza de trabajo.
Como decimos acá:
La resistencia a incluir a los numerosos contratados y tercerizados en las negociaciones salariales, aunque en muchos casos son la mayoría de los que se desempeñas en las grandes fábricas, dio más margen de negociación sin afectar la ganancia. Por un lado, porque la presión de los que quedan afuera de convenio, al ser un número considerable, actúa como límite a las pretensiones que pueden aspirar a imponer los trabajadores efectivos (máxime cuando los que negocian con los burócratas alejados de las fábricas). Segundo, porque el margen empresario para aceptar las mejoras en mayor cuanto menos sea la proporción de la planta directamente beneficiada por las mejoras. La pelea por integrar al conjunto de los trabajadores en las negociaciones ha sido recurrente en todo este período, y en varios casos lo ha conseguido, pero siempre en contra de las conducciones sindicales.
Ahora que los tiempos no son de auge, sino de crisis, y la lógica del capital empuja hacia el ajuste atacando sobre las condiciones laborales, la burocracia es correa de transmisión del mismo. Las suspensiones con el 80% que SMATA plantea como un triunfo, y que los despidos de Gestamp rechazan, son un primer paso en ese sentido. Seguramente seguido, si la crisis de profundiza, por las “desafectaciones” de personal contratado, termino para referirse de forma elíptica a los despidos de los contratados a término. Tenemos numerosos ejemplos de la inmovilizad de la burocracia ante los mismos. El SMATA Córdoba llegó en 2009 a quitar los fueros a un delegado (habilitando su despido) por impulsar la lucha contra el despido de los contratados. Los burócratas de metalmecánicos quieren atacar a la izquierda y el activismo para reafirmar el control del gremio ante los golpes que preparan.
En esta “prueba piloto”, la respuesta debe ser contundente. Redoblar el apoyo a la lucha de Gestamp y denunciar implacablemente a esta burocracia, en la perspectiva de recuperar los sindicatos. La batalla por echar a la burocracia, imponiendo la democracia sindical y rompiendo los lazos que unen los sindicatos al Estado, es parte de las tareas clave para para transformar a los sindicatos en herramientas fuertes para la lucha que impulsen la unidad de los distintos sectores fragmentados de la clase trabajadora, la democracia obrera y su independencia política del peronismo y los demás partidos patronales.

jueves, 30 de enero de 2014

La CGT de Caló y su extravagante iniciativa para cuidar los precios


Como venimos sosteniendo (y puede leerse hoy aquí), el único cuidado serio de los precios lo pueden realizar los trabajadores, que actuando de forma coordinada pueden desnudar los costos y disponibilidad de mercancías en todas las cadenas productivas. Allí donde los capitalistas cocinan las trampas con las que buscan saltarse los compromisos de los "Precios cuidados" (que por otra parte les permitieron a varios sectores blanquear aumentos de los últimos meses) es la clase trabajadora la que puede desnundarlos. La que puede mostrar las exorbitantes tasas de ganancia que se amasan en numerosos sectores pescando a río revuelto gracias al descontrol de la moneda. Algún desprevenido podría pensar que los anuncios de hoy muestran que Antonio Caló decidió impulsar que la CGT tome este camino. Parece que la CGT va a tomar cartas en el asunto de cuidar los precios... recorriendo supermercados. Al mismo tiempo que pide "prudencia" a los laburantes cuando las patronales están siendo de todo menos prudentes para remarcar con voracidad, Caló no impulsa que los trabajadores controlen los precios desde sus posiciones estratégicas en la producción de bienes y prestación de servicios sino que quiere "mirar" para otro lado. 

Detras de este palabrerío y de gestos meramente simbólicos como puede ser mandar a algunos burócratas a acompañar las recorridas del "mirar para cuidar" de La Cámpora, la CGT oficial busca tapar el inmovilismo cuando la inflación está carcomiendo el salario y tanto el gobierno nacional como los opositores, y todas los sectores del empresariado, se apuestan a lograr que el resultado de las paritarias sea afianzar los duros golpes al bolsillo obrero. Esta es la vía para sostener el ajustazo que está en marcha. 
Ante este rol traidor de la burocracia, es urgente convocar a un Encuentro Nacional de todo el sindicalismo antiburocrático y combativo para postularse como un polo que ponga en movimiento a la clase obrera para sostener un programa de medidas urgentes para que la burguesía no descargue sobre nuestras espaldas los costos de la crisis.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Nos sobran los motivos – 20N clase obrera, cristinismo e izquierda


 
En su discurso del martes en San Pedro, la Presidenta expresó brutalmente lo que el variopinto arco cristinista viene expresando hace días. El paro no tendría grandes motivos, dado el contraste entre la situación nacional y la que caracteriza a buena parte de las naciones más ricas. Pero más aún, sería una amenaza contra “el modelo”, y por lo tanto contra las condiciones del “bienestar” que caracterizaría la situación de todos los trabajadores. Literalmente, mandó la amenaza: “no jodan con el trabajo”. En la misma línea, Fernando “chino” Navarro sostuvo que no habría lugar para el reclamo porque “tenemos el mejor salario de América Latina” y “somos el país con menor exclusión”.


Del “nunca menos” al... ¡menos!


Es cierto, la situación argentina (como de buena parte del mundo “emergente) contrasta hoy con la crisis europea. Este fue un año de estancamiento, en el que se registró por primera vez desde 2009 una caída en el empleo, pero hay indicios de una magra recuperación. Una ayuda no menor está viniendo por el lado externo, gracias a los altos precios y la firme demanda de granos. Aunque este año varios voceros oficiales ensayaron el discurso de que “el mundo se nos vino encima”, lo cierto es que aún en tiempos de declinación como los actuales, no puede el kirchnerismo (hoy en su etapa cristinista) decir que el flanco externo le haya sido adverso. La elevada liquidez mundial producto de las últimas rondas de inyección de liquidez orquestadas por los bancos centrales de las economías más grandes viene resultando una considerable ayuda. En otros países esto viene permitiendo que se endeuden a tasas del 5% anual, como es el caso de Bolivia hace unas semanas. Nada parecido puede ocurrir en la Argentina, presionada por algunos fondos buitre, pero la nueva situación contribuyó indirectamente a restar argumentos a la fuga de dólares. Esta abundancia de dólares presiona al alza los precios de los granos de soja, permitiendo que los popes del agrobussiness, y el gobierno que es su socio gracias a las retenciones, puedan esperar un 2013 de bonanza en lo que respecta al ingreso de verdes. También Brasil parece estar retomando ritmo, ayudado por algunas medidas del gobierno de Dilma, y también por esta abundante liquidez que se traduce en ingresos de dólares que alimentan el consumo. Pero claro, se trata de una situación precaria, que rápidamente puede deteriorarse considerando los varios puntos críticos que podrían deteriorar la situación global.


¿Por qué ante este panorama, que hoy no es de crisis aguda, el llamado a paro de la CGT de Moyano y la CTA de Micheli tuvo una respuesta contundente, aún considerando que como afirma JDM estos dirigentes “fueron a menos” (llamando por TV y sin hacer nada para extender el paro en los gremios de la CGT Balcarce)? La contundente adhesión al paro, que gracias a las peleas dadas por sectores de la izquierda clasista tuvo gran fuerza aún en gremios oficialistas (como fue el caso de la línea B del subte, varias fábricas de alimentación como Pepsico y Stani, y gráficas como Donnelley, WorldColor y Print Pack, por sólo nombrar algunas) y podría haber sido aún más activa y extendida si la propia burocracia no la hubiera torpedeado, da cuenta de los inicios de una ruptura, que responde a que se desnuda cada vez más este carácter de contunuidad en lo esencial con el legado neoliberal. No se trata, como dirían algunos, de “lo que falta” en un proyecto transformador. Se trata del corázon del kirchnerismo/cristinismo como modelo de “capitalismo en serio”, que como tal ha preservado las principales conquistas logradas a sangre y fuego por la burguesía, adornándolas un poco con medidas distributivas que pueden sostenerse en tiempos de vacas gordas. Tiempos que están más en el pasado que en el futuro.


Con el deterioro económico, aún moderado, se puso en evidencia rápidamente lo precario de buena parte de las “mejoras” en las que se asientan los esfuerzos del gobierno por darse un barniz reformista. Como ya hemos definido en otro post, lo que caracteriza al kirchnerismo desde su origen es el esfuerzo por “distender” parcialmente las relaciones [de la clase dominante] con las clases subalternas, creando algunas expectativas de mejoras en algunos sectores obreros y populares (que sólo se concretaron parcialmente para franjas limitadas, como las de los trabajadores privados registrados, y solamente si las comparamos con la situación catastrófica de la hecatombe de 2001)”. Pero esta “distensión” ha ido de la mano de una profunda continuidad en un punto clave de los “estragos” que hizo la ofensiva patronal de los años '90 sobre la clase trabajadora: el andamiaje de la fragmentación y precarización laboral. Este se trabuce en leyes, pero también en una “ciudadanía” de segunda en lo que respecta a la representación laboral y la capacidad de imponer reivindicaciones, validada por las conducciones sindicales. Se trata de un elemento central en la determinación de la fuerza social relativa del capital y del trabajo, ya que no sólo afecta a los precarios y fragmentados, sino que es determinante para el conjunto de la clase. Por eso, aunque la última década presenció una fuerte recomposición en el peso social de la clase trabajadora que le dio mayor capacidad de luchar con éxito por sus reivindicaciones, se pusieron en evidencia férreos límites para este avance. A pesar del formidable aumento de los puestos de trabajo, y la considerable reducción del desempleo, en la mayoría de los gremios recién en 2007 empezaron a aproximarse a niveles de remuneración cercanos a los de 2001. A partir de ahí, fue cada vez más difícil lograr en los acuerdos paritarios aumentos que siguieran los pasos de una inflación bien por encima del 20%. Resultado: en muchos gremios no se pudo sostener la recuperación, en otros comenzó una ligera senda descendente, y en un sector minoritario siguió la recomposión salaria en térnimos reales (es decir, con aumentos por arriba de la inflación).


Apelando a la “caja”, durante un tiempo el kirchnerismo pudo compatibilizar tendencias contradictorias. Otorgando subsidios, logró mantener cierta disposición empresaria a mantener aumentos, conteniendo de esta forma las demandas que en 2005 y 2006 se expresaban con fuerza por abajo, mostrando la entrada en escena del sindicalismo “de base” (aunque sin evitar que esto se tradujera en aumentos de precios cada vez más fuertes). Estas concesiones, sumadas a los efectos que ya de por sí estaba produciendo el crecimiento del empleo (un aprovechamiento empresario del “abaratamiento” del salario que trajo la devaluación, ver aquí y aquí), permitieron mostrar una mejora en los indicadores del ingreso, que iba de la mano con un aumento a niveles récord de la participación de las ganancias en el ingreso. La base para que esta situación fuera sostenible, fue el mazazo previo que recibieron los salarios con la devaluación de 2002, que hizo subir los precios sin que se movieran los salarios, mejorando de forma formidable la ecuación de los empresarios. Como si esto fuera poco, en buena parte de los acuerdos paritarios las patronales conseguían compromisos de productividad, con lo que la ecuación total resultaba ampliamente favorable. El límite –estrecho- de las concesiones era que las condiciones de rentabilidad (es decir los costos salariales bajos) se mantuvieran mejor que en 2001. No es extraño entonces, que a partir de 2006, los aumentos salariales comiencen a ser contestados con aumentos de precios crecientes, y exigir por otro lado un esfuerzo creciente del estado por solventar con subsidios una porción de la plusvalía (ver aquí).


Si estos subsidios fueron una manera en la que el kirchnerismo buscó compatibilizar la persistencia del patrón de distribución “primaria” (es decir al nivel de las remuneraciones) noventista, con algunas mejoras, el mecanismo privilegiado en los últimos años fue la política de ingresos. Esta adquiere con la AUH una extensión cualitativamente mayor a cualquier política previa, y permite contrarrestar parcialmente los efectos de la inflación, al menos para los sectores pobres.


La capacidad de estas políticas para operar como distención, contrarrestando -sin revertir- los elementos que estructuralmente fortalecieron al capital en desmedro de los asalariados, estaba atada a dos factores. El primero, que ya mencionamos, la magnitud del colchón logrado por el capital con el saqueo al salario. El segundo, la capacidad fiscal del gobierno para dirigir recursos hacia la “distensión”. Ambos aspectos se han ido estrechando en paralalelo. Aunque mediante la sucesiva apropiación de cajas (aumento de impuestos como las retenciones hasta la derrota de la 125, liquidación de las AFJP, uso de reservas del Banco Central para pagar deuda en dólares y, finalmente, la reforma de la carta orgánica de este último para aumentar su capacidad de préstamo) le dio una flexibilidad para conservar cierta holgura fiscal, pero a fines de 2011 sonaron las alarmas por el acelarado aumento de algunas partidas, como el gasto energético.


El resultado de estas capacidades más estrechas ha producido efectos diferenciados para distintos sectores de la clase trabajadora. Los trabajadores registrados han logrado aumentos salariales que en promedio se mantuvieron a la par de la inflación, aunque con mucha dispersión entre los distintos gremios. Incluso algunos años lograron alguna mejora en términos reales (como en 2010 producto de la intensa actividad desplegada por los sectores antiburocráticos en el gremio de la alimentación, que perforaron los techos salariales que estaban en torno del 20% y generaron presión sobre otros gremios). Pero esta mejora -moderada y relativizada por la inflación- se ha visto contrarrestada de forma creciente por el impuesto a las ganancias, por la movilidad limitada que tuvo el mínimo no imponible (sobre este robo al salario, ver lo que dicen Pablo Anino y Octavio Crivaro aquí). También ha afectado a vastos sectores la pérdida de las asignaciones familiares, por pasar a estar por encima del máximo de ingreso para percibirlas. Las últimas modificaciones dejaron afuera de quienes perciben esta asignación a nuevos sectores. Al mismo tiempo, mientras desde 2007 se ha detenido la reducción del empleo precario, mostrando los límite estrechos para acceder a “ciudadanía” laboral, fueron estos sectores los que más vieron modificar su ecuación de ingresos producto de la AUH. Lo mismo puede decirse de los trabajadores registrados con niveles de ingresos más bajos. Sin embargo, acá también la inflación se ha diluido parte de sus efectos.


La política de ingresos y laboral del kirchnerismo, como vemos, atacó mucho más las diferencias de ingresos entre asalariados que tanto preocupa hace tiempo a escribas oficialista como Verbitsky (ver aquí y aquí), que la limitada participación del ingreso asalariado producto del aumento de la participación del capital. Se subió el “piso”, principalmente por transferencias estatales y sin afectar la fragmentación estructural que tanto provecho ha dado a la burguesía, mucho menos se movió el techo. Y con el efecto persistente de la inflación, sumado a la mayor presión social y el cambio en el panorama laboral, todos los sectores de la clase trabajadora viven un panorama que no podía estar más lejos de la idílica situación que dibuja el “relato” oficial.


Cristina Fernandez conquistó un vasto apoyo entre los trabajadores en las elecciones del año pasado con la promesa del “nunca menos”. Sin entusiamo, el apoyo a la continuidad K se dio bajo la expectativa de que las modestas mejoras de estos años (más ligadas a la lucha y a la fuerza social recuperada por la clase trabajadora que a decisiones gubernamentales) se mantendrían. La sintonía fina, que con algunas contramarchas sigue firme (sino veamos la reciente votación de la ley de ART, la reticencia a mover el mínimo no imponible dando apenas un “regalo” de navidad) rompió esta expectativa. Como si fuera poco, a quince días del colapso energético en Ciudad de Buenos Aires, el “keynesiano” Kicillof anunció hoy junto con Julio de Vido nuevos anuncios sobre aumentos de tarifas eléctricas. Adivine el lector: ¿a qué se parece más el anuncio, a una política heterodoxa de ingresos, o a un “noventoso” regalo a las prestadoras de servicios públicos (una pista, la acción de edenor subió a horas del anuncio más de un 8%)?


¿Quo vadis?


¿Hacia donde va a conducir esta ruptura que empieza a desarrollarse? ¿Hacia una “fusión” del 20N con el 8N o hacia una política obrera independiente de la burguesía? ¿Scioli (o de la Sota) o la izquierda clasista? Resulta sagaz Pagni cuando plantea como central el problema de la inflación y la negación que hace el gobierno, comparando con la ubicación del sindicalismo en los años '80: “Como en los 80, el mercado laboral no ajusta hoy por cantidad, sino por precio.El número de empleados se mantiene, pero la remuneración disminuye en términos reales. El malestar se concentra en el universo de los ocupados. Y determina una mayor movilización gremial”. Claramente el cronista se deja llevar por sus deseos, ya que hay un abismo entre la situación actual y los tiempos alfonsinistas, con un Estado en ese momento quebrado bajo asesiado de acreedores externos. Sin embargo, tras su razonamiento hay un problema político de primer orden para quienes apostamos a la emergencia política independiente de la clase trabajadora. Si Moyano y Barrionuevo apuestan a incidir con sus acciones en la interna peronista (apoyando a Scioli y de la Sota respectivamente), Micheli apuesta a llevar agua para el molino del FAP, en ambos casos, por lógica de alianzas policlasistas de cualquiera de estos proyectos, el peso va para el lado de las “correcciones”, como planteó Scioli por estos días. Es decir la “normalización” definitiva por el lado de política antiinflacionarias y de ajuste más directo, contra el ajuste en cuotas e indirecto (vía inflación) que aplica el gobierno. Este programa no responde a las aspiraciones del conjunto de la clase trabajadora, pero sí puede traccionar a los sectores de mejores ingresos contra la amenaza del descontrol inflacionario. Ante esta convergencia posible, es fundamental fortalecer las condiciones para que, al contrario, pueda soldarse la unidad del conjunto de la clase trabajadora en alianza con el pueblo pobre. Para esto es fundamental la constitución de un polo alternativo que luche al interior de los sindicatos contra las direcciones de las CGTs y las CTAs.


Contra las variantes políticas patronales que impulsan distintas alas de la burocracia, es fundamental sostener una política consecuente para desarrollar la independencia de clase, tomando un programa independiente que responda a las aspiraciones del conjunto de los trajadores, y peleando por la mayor unidad de las filas obreras, contra las divisiones que defienden los empresarios, los burócratas y el gobierno. Como plantea Paula Varela “Si efectivamente, la comprobación de una disidencia por izquierda en sectores de masas abre la posibilidad a una ruptura con el peronismo, el polo opositor clasista tiene que ser más claro y más contundente”. No sólo delimitándonos claramente de los movimientos que fortalecen a las variantes de oposición patronal, como el 8N, sino también de la bucracia aún en el momento que acompañamos las acciones que llaman por justas reivindicaciones, como el paro del 20. Para esto, es fundamental el llamado inmediato a una Asamblea Nacional de Trabajadores para agrupar a los sectores combativos.


jueves, 1 de diciembre de 2011

martes, 29 de noviembre de 2011

Quimeras sobre el discurso de Cristina (o cómo transformarlo de antisindical en igualitarista)


http://www.alsurinforma.com/wp-content/uploads/2011/11/cristina_uia-300x207.jpgEl diario oficialista Página/12 viene haciendo un formidable esfuerzo para convencernos que el sentido de las palabras de Cristina en la UIA, y otros numerosos gestos que la vienen acompañando, son opuestos a lo que parece a primera vista. Como ya habíamos anticipado que ocurriría, sus páginas vienen machacando hasta el hartazgo con las frases más "simpáticas" del discurso, que tenían como trasfondo importantes guiños a los empresarios.
Interpretar que lo que se está implementando con los subsidios es un ajuste, sería según esta lectura caer en la “operación mediática” orquestada por Clarín y La nación (ver por ejemplo a Eduardo Aliverti en “Entradas y salidas”, Página/12, 28/11/2011). También nos dicen que pensar que toda la pirotecnia verbal contra los sindicatos –incluyendo al moyanismo y otros dirigentes de la burocracia pero apuntado especialmente al sindicalismo de base- preanuncia un ataque contra los sindicatos sería equivocado.

La relectura que nos propone la prensa “progre” oficialista del discurso de Cristina, es que “ni la euforia de Mendiguren ni la depresión de Moyano parecen justificadas” (Verbitsky, “Disciplinamiento”, Página/12, 27/11/2011). Cierto, el gobierno señaló a varias empresas que fugaron dólares, casi con nombre y apellido, sugiriendo que las pondría en la mira de varias áreas de gestión, como la AFIP. También, que reclamó inversiones. Algo que no es nuevo, y que los empresarios siempre prometen. Y hasta a veces cumplen. Si total, reciben importantes “regalos” fiscales y créditos baratos, que amplían significativamente los beneficios. Fuera de esto, y algún tirón de orejas como decir que los sectores más vulnerables “no tienen capacidad de ahorro y no hacen ‘contado con liqui’. No son los jubilados de la mínima los que remesan o atesoran billetes o utilidades en portafolio o cambian de portafolio”, la Presidenta propuso abrir el diálogo en numerosos puntos de gran interés para los empresarios, especialmente de la industria. Competitividad (repetimos lo que dijimos hace algunos días, decirle esto a los industriales es hablarles de devaluación o alguna otra ingeniería cambiaria de resultados equivalentes), inflación, rechazo a la ley de ganancias. Alguna recriminación en el marco de estas promesas de “sintonía fina”, no cambia el hecho de que casi todo fue música para los oídos empresariales.
Sobre la cuestión de ganancias, Vervitsky nos propone una lectura sumamente original e implausible, similar a la que ya apeló otras veces para apoyar posiciones políticas antiobreras del gobierno: existirían con Moyano “diferencias objetivas de criterio: mientras el gobierno inyecta recursos en la base de la pirámide porque sabe que se vuelca al consumo y sostiene la demanda agregada, Moyano aboga por mayores ingresos para la cúspide, cuyos ingresos, de acuerdo con los estudios oficiales, en buena medida alimentan la compra de dólares”. Ahora resulta que para este diario, la creme de la creme del proletariado es uno de los grandes responsables de la salida de dólares. Poco importa, para este escriba a sueldo, que hace poco tiempo el mismo medio haya amplificado hasta el hartazgo las palabras de la Presidenta del Banco Central Mercedes Marcó del Pont, de que “El amperímetro no lo mueven los pequeños inversores”, sino “en buena medida” los grandes ahorristas y empresas. Ahora se descubre que subir el mínimo no imponible sería alimentar la fuga de dólares.
Verbitsky apela a los argumentos ya utilizados hace unos meses en su artículo “La primacía de la política” (Página/12, 15 de mayo de 2011). Allí denunciaba, con total desparpajo, la “aristocracia obrera” que según su lógica era la responsable de la gran inequidad de la distribución de los salarios. Ya hemos polemizado aquí con sus volteretas argumentales, mostrando cómo le hacía el ole a la cuestión de fondo para explicar lo que se supone estaba tratando (las asimetrías salariales), que es cómo la relación entre el gobierno y la burocracia de Moyano sirvió durante todos estos años para preservar el “modelo”, que analizado más allá de la retórica no es otra cosa que un régimen de (sub)acumulación capitalista basado en una elevada rentabilidad (aquí puede leerse nuestra polémica).
Ahora, Verbitsky vuelve sobre la misma línea argumental. Moyano representa a una fracción privilegiada de la clase trabajadora, habla desde “la cúspide” de la pirámide, el gobierno piensa en la base. Aunque este argumento pretende embellecer al gobierno, en realidad empieza por embellecer a la propia burocracia. No dice que ésta es una policía política en el movimiento obrero, que acumula privilegios ocupando la dirección de sindicatos regimentados estatalmente, a los fines de adecuar los reclamos obreros a las condiciones económicas. Nos la presenta como una defensora de los privilegios de los estratos más altos de la clase obrera. Esto sólo es cierto en el sentido de que la burocracia sólo habla corporativamente de los intereses de los trabajadores registrados efectivos, dejando afuera no sólo a los trabajadores precarios, sino también a gran parte de los contratados. Sin embargo, incluso los intereses y aspiraciones de esta fracción de la clase trabajadora quedan subordinados a las necesidades del capital y del Estado. La misma burocracia que posa de “reformista” en años de vacas gordas, es la que deja pasar despidos, suspensiones y bajas de salarios en tiempos de crisis. Lo vimos durante toda la década menemista, y especialmente durante la crisis de 1998/2001: todos los sectores de la burocracia dejaron pasar despidos, suspensiones y bajas de salarios, aparte de permitir que se exija más productividad. Incluso mientras Moyano criticaba la ley “banelco” de flexibilización laboral, era impulsor de una devaluación que salvaría a la burguesía argentina (gracias a la pesificación “asimétrica) mientras hundía el poder adquisitivo de los salarios. Esta misma burocracia dejó pasar en 2008/09 más de 200 mil despidos, en muchos casos argumentando que ni siquiera eran tales porque afectaban a contratados, e impulsando en el mejor de los casos medidas de “lucha” testimoniales, como en el caso de Paraná Metal. Empresas, gobierno y sindicalistas atacaron duramente a los sectores del sindicalismo de base que encararon la defensa de contratados (como a Hernán “Bocha” Puddu, delegado de Iveco en Córdoba que fue expulsado del SMATA por defender a contratados, y luego despedido). Verbitsky nos transforma a esta casta, responsable de dosificar las mejoras a las que puede aspirar la clase trabajadora aún en tiempos excepcionalmente prósperos para la economía nacional como fueron los últimos años, en una defensora de intereses corporativos. Sin duda, busca oponer los intereses de la “privilegiada” clase obrera efectiva a los de otras fracciones de la clase, pero sólo porque ésto le permite poner un techo más bajo a lo que sus “representados” pueden aspirar (para ampliar, ver aquí).
Luego de embellecer a la burocracia, Verbitsky pasa a contarnos la gesta popular que estaría detrás de los sistemáticos discursos de Cristina Fernández contra las organizaciones obreras. Las tensiones con Moyano, serían según Verbitsky y numerosos periodistas más de PáginaK, porque el gobierno quiere medidas aplicables “a todos los trabajadores”. La distribución de ganancias y la elevación del mínimo no imponible no lo serían. Los sindicalistas deberían más bien preocuparse por las condiciones laborales que afectan a la mitad de los asalariados peor remunerados, que están por debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, este discurso “igualitario” que tanto conmueve a los periodistas de este diario, fue pronunciado enfrente de los empresarios, para asegurarles que nadie andará metiendo las narices en sus balances. Por otro, le avisó a Moyano que la no movilidad del mínimo no imponible será otra pata mas del ajuste que no existe (en los discursos oficiales, pero sí en las facturas de servicios y los techos salariales que se anuncian para los trabajadores). Pero además, Cristina realiza su discurso, y los periodistas oficialistas lo leen, como si este sindicalismo no hubiera sido aliado central del gobierno. Y como si la política de precariedad laboral no hubiera sido un –inconfesable desde ya- pilar del “modelo”. Como hemos planteado ya en otra ocasión, la precarización juega un rol clave para explicar los altos niveles de ganancia capitalista en el período de la pos devaluación porque
[…] a diferencia de los ’90, este resultado se está dando con una economía que funciona a máxima capacidad, con undesempleo mucho menor, e incluso en algunos sectores con dificultades para encontrar trabajadores calificados, es decir con un “exceso de demanda” de fuerza de trabajo. Lo raro no es que en una economía que creó tres millones de puestos de trabajo desde 2002 el salario haya tenido alguna recuperación [en términos reales]. Lo notorio es que esta estuvo apenas en los niveles de 2001, es decirun año de hecatombe económica. Acá, se puede “cuantificar” el aporte de la precarización y tercerización, que limitó la capacidad de los trabajadores para avanzar en la recomposición salarial. Justamente por esta limitación a la recomposición salarial, la participación de las ganancias en el producto tiene el piso históricamente más alto de las últimas décadas.
Moyano jugó un rol clave para operar sobre estas condiciones ya de por sí favorables al capital, garantizando –como pedía el gobierno- un techo en las negociaciones por debajo de la inflación. Por eso, a partir de 2007, superar a la inflación fue la excepción más que la norma, salvo porque en 2010 el gremio de la alimentación perforó el techo y logró un 35% después de fuertes luchas (con Kraft a la cabeza), y luego fue imitado por otros gremios. A cambio de esto, Moyano renegociaba otras ventajas adicionales para el sindicato de Camioneros, de modo que en este gremio las remuneraciones crecían más que el promedio. Lo mismo fue tolerado por el gobierno en algunos otros gremios, a condición de imponer una pauta en línea con la inflación en la mayoría de los gremios.
De esta forma, las divergencias en las condiciones de trabajo y de remuneración, que repentinamente tanto parecen preocupar a Cristina, no son algo “pendiente” de avanzar, sino algo decididamente perpetuado durante estos años para garantizar al menos en cierta medida la continuidad de algunas condiciones favorables a las empresas creadas por la devaluación. La burocracia sindical le agregó otro detalle, que son las importantes diferencias entre gremios, pero todos (empresas, gremios y gobierno) coincidieron en mantener las división de las filas obreras.
Suena como mínimo paradojal que esta manifiesta preocupación por la igualdad entre los trabajadores, vaya acompañada de procesamientos a dirigentes obreros como Javier “Poke” Hermosilla o Rubén “Pollo” Sobrero por defender los puestos de trabajo y la organización del sindicalismo de base, y a dirigentes políticos que se han solidarizado con la lucha de Kraft como Néstor Pitrola y Vilma Ripoll. O que el Ministerio de Trabajo pida la intervención de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA). O que los trabajadores que pelean por condiciones de seguridad e higiene como los trabajadores de Subte reciban la burla de la Presidenta en sus discursos, ninguneando el problema de la tendinitis. O que el Ministerio de Trabajo se niegue a homologar un acuerdo salarial negociado por UATRE que contempla una suba del 35,7% para los peones rurales.
Por otra parte, mucho habló Cristina contra los “privilegios” de los asalariados mejor pagos; pero le faltó explicar cómo si esto es tan así, es que la participación promedio de la ganancia capitalista en el ingreso total generado, supera en el promedio de los últimos años, casi cualquier año de la década previa; y si analizamos las grandes empresas donde están los trabajadores mejor pagos, el avance capitalista durante los últimos años es aún más acentuado.
Más sencillo que enredarse en estas “paradojas” (que mejor podríamos definir como contradicciones en el discurso) sería explicar que lo que se está empezando a implementar es efectivamente un ajuste, que tiene a los asalariados como sus principales destinatarios. El discurso oficial, se prepara para contraponer los ataques que se vendrán a otras medidas “para todos” que sí se mantendrán (pero probablemente no se amplíen significativamente; a todos va a tocar una parte de ajuste) como la AUH (JdM analiza muy bien uno de los posibles escenarios de cómo podría darse esta contraposición, ver aquí). Así como se invita a renunciar a los subsidios para los servicios a los usuarios “que pueden pagarlo”, ya se ha invitado a los trabajadores en otros años a moderar sus reclamos, y lo mismo hizo Cristina en el discuros de la UIA. La novedad de este años es que se preparan techos mucho más bajos. La advertencia, clarita, es que “no se pueden tener los mismos comportamientos con que se enfrentó las políticas neoliberales de los ‘90” y que “los trabajadores van a ser los primeros perjudicados” si se afecta el modelo económico. En suma, cualquiera que “desborde” y no acepte las nuevas reglas del “ajuste” no declarado será señalado como responsable de erosionar el modelo. Un llamado al orden, para proteger la “caja negra” del “modelo”: la formidable rentabilidad empresaria, que está aún un 15% por encima de 2001, gracias a que, como el propio Verbitsky reconoce (copiamos el gráfico que acompaña su nota) los costos salariales que afrontan los empresarios siguen mucho más bajos que en ese momento.

Siempre se puede encontrar algún argumento para teñir de “progre” un discurso, y encontrar alguna frase en el mismo que demuestre la firmeza presidencial ante los empresarios. Pero para los trabajadores, mejor prepararse para una “sintonía fina” que los tiene como principal variable de ajuste.

jueves, 24 de noviembre de 2011

viernes, 30 de septiembre de 2011

"La detención de Sobrero es una operación del gobierno contra los que luchan"




Comunicado de Prensa

Concentración a las 16 hs. en la estación Castelar por la libertad Rubén "Pollo" Sobrero y demás ferroviarios detenidos

Christian Castillo y José Montes, dirigentes del PTS denuncian que "la detención de Sobrero es una operación del gobierno contra los que luchan"

"Responsabilizamos al gobierno nacional de haber armado este un montaje, una operación inventada para detener al dirigente de los trabajadores ferroviarios de la Línea Gral Sarmiento, "Pollo" Sobrero y a otros compañeros de la oposición a Pedraza", declaró José Montes del PTS y candidato a gobernador del Frente de Izquierda en la provincia de Buenos Aires.
Por su parte Christian Castillo, que comparte la formula del Frente de Izquierda con Jorge Altamira señaló que "No puede ser casual que esta opereta se de cuando se va a cumplir un año del asesinato de Mariano Ferreyra, y cuando hay sectores que presionan por la libertad de Pedraza, en una causa inventada donde hacen hablar como "testigo" a un ex policía e informante de la Federal. Es escandaloso"
Montes, sostuvo que "Apoyamos el paro ferroviario en respuesta a esta provocación del gobierno y la empresa, y reclamamos con ellos la libertad inmediata y el desprocesamiento de los compañeros. Este es un nuevo ataque del gobierno de Cristina a los que luchan, como hizo con los delegados del Subte, con los procesamientos iniciados a delegados de base de Kraft o Fate, y miles de encausados por participar de huelgas y piquetes en el país. En este caso se monta una operación para favorecer a los empresarios privatizadores, culpables del pésimo servicio y las tragedias ferroviarias, a la secretaria del Transporte del gobierno que les cuida el negocio y a la burocracia sindical del asesino Pedraza".

jueves, 19 de mayo de 2011

HORACIO VERBITSKY: Periodismo en defensa de una política antiobrera

En su columna del domingo en Página/12, Horacio Verbitsky indica haber descubierto una nueva corporación al acecho, la de la “aristocracia obrera”. Ésta, al concentrar la porción mayoritaria de la masa salarial, sería la verdadera culpable, finalmente descubierta, de las condiciones precarias que aquejan a la mayoría de la clase obrera argentina.http://archivo.lavoz.com.ar/anexos/imagen/08/93287.JPG


Verbitsky retoma así la línea del discurso de Cristina Fernández en José C. Paz “pleno de definiciones conceptuales”, y arremete él también contra algunos sindicatos que “se pasaron de la raya”.


En La verdad obrera nº 427, polemizamos con sus planteos. Invitamos a leer aquí.

sábado, 19 de marzo de 2011

¿Qué significó la amenaza de Moyano?

Reproducimos la declaración del PTS respecto de la amenaza de Moyano de realizar un paro y acto el lunes, en respuesta a las causas en su contra.

UNA AMENAZA DE PARO PARA DEFENDER LOS NEGOCIOS MAFIOSOS DE LA BUROCRACIA Y POR CARGOS EN LA INTERNA PERONISTA

Nuestros perseguidos son los procesados por luchar

La amenaza de paro de la CGT fue una maniobra de defensa ante el pedido de informe de la justicia de Suiza por corrupción, que "se le pasó" a la Cancillería argentina del "cristinista" Twiterman y fogoneó el vocero de la Suprema Corte, Lorenzetti, amigo de Magnetto y de Techint. Pero la defensa encubría un aspecto de ofensiva política de la burocracia sindical: pelear poder al interior de la coalición peronista de gobierno. Por ninguna de las dos razones era nuestro paro, La defensa de los ataques judiciales era una defensa de negocios mafiosos, mientras no movieron un dedo por los más de 4000 trabajadores y jóvenes que están procesados por luchar. Cuando lo detuvieron al Momo Venegas, amigo de Barrionuevo y Duhalde y acusado de envenenar a sus afiliados con medicamentos truchos sacaron un comunicado defendiéndolo. En cambio, cuando los obreros de Kraft ocuparon la planta de la patronal yanqui contra los despidos, Moyano los acusó de “ultraizquierda” abriendo el camino a la represión de la bonaerense, y hoy la CGT no abre la boca para defender a los delegados ante los procesamientos judiciales por cortar la Panamericana. Después de el amague de paro de la CGT, la justicia suiza dijo (no sin confusión) que "Moyano no está bajo investigación". Las causas a los miembros de la Comisión Interna de Kraft, siguen. No defienden de los ataques judiciales a los que luchan, defienden sus privilegios millonarios.

Pero Moyano no estaba amenazado de ir preso, como Venegas o Pedraza. El día anterior habían propuesto que Héctor Recalde, su abogado, como candidato a vice presidente para acompañar a Cristina en la reelección. Tampoco Viviani, ni Puimato y ninguno de los dirigentes de la CGT, creian que podían lograr tal cosa. Pero bajo la idea de que están disputando "poder para los trabajadores" la burocracia está en una disputa política en la interna peronista para negociar más cargos en las listas para las elecciones y asegurar su propia "reelección" en la alianza de gobierno al frente de la CGT. El ministro Tomada, alguien que conoce el paño de la burocracia sindical, calificó la movida como "una sobreactuación mediática". La puesta en escena golpeó la mesa, amenazó con mostrar el poder del aparato de Moyano de paralizar el transporte, despues del "ninguneo" de Cristina en el acto de Huracán, que los mantuvo alejados del palco por considerarlos "piantavotos" ante la clase media y cediendo a los reclamos del empresariado a los que las presidenta quiere conquistar el corazón. No se sabe que tanto consiguó en la negociación pero Cristina debió declarar en un acto con intendentes en Avellaneda que “Yo no vine a dividir, yo no vine a separar ni a combatir con nadie. No esperen que alce mi voz o mi mano contra otro argentino”. Es decir, ratifica la alianza. Cristina quiere separarse, ante los ojos de millones, de su alianza con Moyano porque eso le redundaría en más votos de los sectores que odian a la corrupta burocracia sindical. Pero es conciente que gobierna en la cima de un trípode: el aparato político de intendentes y gobernadores, el arco de agrupamientos de la centroizquierda K que se mostró en el acto de Huracán y la burocracia sindical de la CGT. No sólo la sostiene con prebendas millonarias sino que la utiliza para contener los reclamos por el salario y contra la tercerización laboral. Ambos quieren poner a raya a los delegados de base y sectores combativos que son atacados por luchar tanto por el gobierno, la justicia y las patronales con causas y procesamientos por cortes de vías, rutas y piquetes de huelga; como por la misma burocracia con patotas como la de Pedraza. Con Kirchner en vida, Moyano también se cruzó con Cristina en el mismo palco del acto de River por "el sueño de la CGT de un trabajador de presidente". Era cuando el gobierno vetó el 82% para los jubilados. Moyano no planteó ninguna medida para defender a los trabajadores pasivos. Peor aún, días más tarde, la patota de Pedraza, envalentonada, asesinaba a Mariano Ferreyra. Esta tarea de policía interna del movimiento obrero que juega la burocracia sindical es lo que Moyano quiere cobrar políticamente al gobierno con puestos de concejales y diputados. Moyano no le ha hecho un sólo paro al peronismo en el poder, ni a los Kirchner ni a Duhalde, por el contrario le cubrió las espaldas al ataque de la devaluación al salario. Moyano no quiere romper con el gobierno sino ocupar en el segundo mandato el mismo rol que en el de Néstor Kirchner, "su reelección". "Vos tenes tu reelección, yo quiero la mía" es el mensaje de la burocracia a Cristina. Durante la gestión de Néstor Kirchner la CGT ocupaba un poder real que ahora, con el el periódo "institucional" de CFK, debe concretarse en puestos en lugares de decisión. No busca "poder de los trabajadores" sino poder para la burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos y vive dentro del peronismo, igual que Cristina.

Tampoco es del interés de los trabajadores alinearnos con la justicia que persigue y procesa delegados de base, con la oposición patronal que, como expresan Carrió o De Narvaez, dicen que "hay que acabar con el poder de Moyano", para en realidad atacar a los sindicatos. Nuestra denuncia y nuestra lucha contra la burocracia incluye la defensa de las organizaciones de los trabajadores, que la burocracia debilita y paraliza, para transformarlas en herramientas de lucha. Por lo tanto somos lo opuesto a Pino Solanas y Proyecto Sur que militan junto al Grupo Clarín que tienen en sus plantas de diarios, radios y tv miles de trabajadores precarizados, y utilizan el desprestigio de la mafia burocrática de los sindicatos para atacar el derecho a huelga y minar el poder de toda organización gremial, para debilitar a los trabajadores y aumentar sus ganancias. Mientras por TN, Pino Solanas se la pasó hablando del "tren para todos" no apareció ni en películas durante la lucha por terminar con miles de tercerizados en el ferrocarril Roca.

Una acción nacional de lucha unificada, que se niegan hacer Moyano y la CGT, debería responder al hecho que el 50% de los trabajadores argentinos gana menos de 2800 pesos mensuales. Que el 84% de los jubilados percibe la mínima bajo la línea de pobreza. Que el 35% de los trabajadores están en negro y millones de trabajadores trabajan precariamente, con contratos basura, para empresas tercerizadas. Una central obrera sin burocracia sindical convocariar una paritaria nacional única para imponer un salario mínimo que alcance para cubrir la canasta familiar (4800$), para que pasen a planta permanente todos los trabajadores, por el 82% móvil para todos los jubilados- Y por empezar por la amnistía a los 4000 procesados por luchar, porque nada se consigue sin lucha, sin huelgas ni piquetes.

La manera de ir en ese camino y terminar con la corrupta burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos es organizando una gran corriente militante en los sindicatos y los lugares de trabajo como la que el PTS y su juventud trabajadora-estudiantil impulsamos junto los obreros de Zanon y el sindicato ceramista de Neuquén, los delegados de las comisiones internas de Kraft y Pepsico en la industria de la alimentación, los ferroviarios de la agrupación Bordó del Roca, los metrodelegados clasistas del subte y miles de luchadores antiburocráticos y delegados de base de todo el país.

lunes, 25 de octubre de 2010

Kirchnerismo y burocracia sindical
















Va un posteo un poco largo, con varios puntos de debate suscitados por el asesinato de Mariano Ferreyra.


El kirchnerismo está buscando por todos los medios tomar distancia del asinato de Mariano Ferreyra y cerrar el tema. Es un muerto que no tiene nada que ver con el gobierno, afirman. Se lo tiraron, sostienen, como ya les habría pasado en otras ocasiones (entre otros está el caso de Jorge Julio López, según esta lectura). Son numerosas las voces kirchneristas que se hacen eco de este planteo, y atacan a los que hacen “utilización política del hecho” (incluso planteando ambiguamente que “estaban buscando un muerto” sin aclarar si se refiere a la oposición de derecha o a la izquierda), como si el asesinato de un militante luego de una acción, por parte de la patota mandara por la conducción del gremio no fuera de por sí un hecho político.

Sin embargo, este intento de poner distancia está enfrentando numerosas dificultades. Primero, ya los responsables materiales, rozan demasiado de cerca al entorno kirchnerista. Y la propia detección de los responsables, materiales e intelectuales, parece haberse transformado en materia de tira y afloje con la conducción de la Unión Ferroviaria, con Moyano mediando. Pero incluso un relativo éxito en encausar la cuestión en el terreno judicial, no va a cerrar lo que estos eventos conmocionaron y sacaron a la luz pública.

Se busca diferenciar a la burocracia de Pedraza de la conducción de Moyano, planteando que la primera no tiene nada que ver con las políticas de este gobierno. Pero, mal que le pese a los K, no se puede aislar este ataque de la burocracia del rol que ha jugado tanto Pedraza como el conjunto de las conducciones sindicales durante el kirchnerismo. No solamente por lo obvio, que es que Pedraza está alineado dentro de los sectores cegetistas cercanos al universo moyanista, aunque no se trate de uno de sus aliados más cercanos. Pedraza es mucho más que una “contradicción” en las alianzas que ha tenido que aceptar el “proyecto nacional y popular”.

La burocracia en el esquema kirchnerista

Ese recorte que tratan de hacer los kirchneristas para condenar el asesinato pero simultáneamente disolver la responsabilidad del gobierno no se sostiene. Esta muerte surge del corazón del andamiaje kirchnerista de contención-concesiones en el movimiento obrero, uno de los pilares de lo que ha sido un gobierno de desvío y de pasivización de los sectores de masas movilizados en la crisis de 2001. Un desvío y pasivización que permitió recomponer el régimen político y contener los profundos cuestionamientos, manteniendo profundas continuidades, “explotando” el legado neoliberal en puntos fundamentales. Uno de ellos, como este feroz asesinato pone en primera escena, son las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo, es decir un aspecto central en la relación capital-trabajo, dimensión de primer orden para caracterizar los elementos de ruptura y continuidad del kirchnerismo en relación con el neoliberalismo, y que pone de relieve la primacía de los segundos.

Hablar del kirchnerismo como desvío, implica señalar que frente a distintas demandas de la movilización popular, tendío a darse respuesta en algunos casos, pero siempre degrada en relación a lo reclamado por los sectores movilizados. En el caso de los movimientos de desocupados, se favoreció a los movimientos nacionales y populares en detrimento de los sectores que resistieron la cooptación, pero ni siquiera en el caso de los primeros hubo un aumento significativo en el monto de los planes, que siempre se mantuvieron bien por debajo del umbral de pobreza. El año pasado se extendió la asignación por hijo a los desocupados, pero esto absorbió fondos de planes previos y se fijó en montos bajos.

La burocracia sindical fue un pilar central de esta estrategia en el movimiento obrero. Ya antes del kirchnerismo, en el nacimiento del “modelo de la producción y el trabajo” con Duhalde, el sector de la burocracia que hoy buscan erigir como ejemplo contra Pedraza, el moyanismo y su MTA, dejó pasar el masazo al salario que fue la megadevaluación, de la cual Moyano, junto con Duhalde y Paolo Rocca había sido uno de los principales impulsores. Moyano había hecho numerosos paros -correctos- contra las leyes flexibilizadoras de De La Rúa, pero en cambio acompañó la devaluación que hizo caer el salario un 30% en 2002.

Desde fines de 2004, luego de años de crecimiento que permitieron una fuerte recomposición social de la clase trabajadora e impulsaron los reclamos por aumentos salariales, las conducciones sindicales se vuelven un sostén cada vez más importante en el esquema kirchnerista.

A partir de 2004, y especialmente 2005, cuando empezando por el subterráneo se desarrollan numerosas luchas con un fuerte protagonismo de sectores de izquierda, se hace cada vez más fuerte el esfuerzo del kirchnerismo por fortalecer a las conducciones sindicales tradicionales. Con la ayuda de Moyano, se le buscó dar un barniz de renovación a los jerarcas sindicales que acompañaron todas las reformas flexibilizadoras, al calor de las cuales obtuvieron pingës beneficios. Así, tuvimos la unidad cegetista que desde 2008 viene teniendo algunos desgajamientos, el último de los cuales fue el de FTIA (Alimentación). El fortalecimiento del sindicalismo cegetista durante el kirchnerismo, no fue tanto para impulsar mejoras económicas haciendo frente a la resistencia empresaria, como para contener los movimientos desde la base que considerardo el sindicato ceramista de Neuquén y el cuerpo de delegados de subte, tienen sus orígenes antes del kirchnerismo.

¿Sindicalismo reformista?

Algunos se ven tentados a caracterizar el rol de los sindicatos en la puja distributiva del período y las políticas de empleo gubernamentales como reformistas, sin mayor análisis. Ver por ejemplo este post de ManoloB. La relación entre el kirchnerismo y el movimiento obrero en blanco tiene algunos elementos que permiten caracterizarla como reformista. Pero sólo realizando la operación de analizar por separado la situación del movimiento obrero en blanco y la del resto de la clase trabajadora. Los elementos reformistas deben inscribirse en un contexto más amplio, en relación tanto con el momento económico, como con la trayectoria de largo alcance recorrida por los salarios, como con la relación entre movimiento obrero registrado y no registrado. Y se debe tener en cuenta que reformismo es una definición que implica una dimensión dual: tanto que se consiguen mejoras posibles en los marcos del régimen, como que se pone un coto a estas reformas, por detrás de las aspiraciones populares y en muchos casos por detrás de las aspiraciones del movimiento (por no hablar de que se se trata de evitar el desarrollo de una subjetividad que se proponga ir más allá de las relaciones capitalistas, poniendo en cuestión la explotación).

Durante 2003 y 2004, se registraron algunos aumentos en los salariales no remunerativos (es decir que no se consideraban para los aportes), de a $50 o $100, muy por debajo de la pérdida salarial que trajo la devaluación.

El techo de este “reformismo” fue extremadamente bajo, al punto de volver muy dudosa esta definición: el salario real, es decir considerado en términos de poder adquisitivo, no ha logrado traspasar la barrera de 2001, el punto más álgido de una crisis de tres años. Como decimos en un posteo previo sobre el tema, no se trata de una consecuencia inesperada, un límite que el “modelo K” tendría plantedo superar. Cuando la recomposición salarial esbozaba superar el ese techo, a fines de 2006, el rol de conención empezó a adquirir un rol cada vez más protagónico. A partir de ese año, comenzaron las pautas no explicitadas, pero bastante claritas para todos, de recomposición salarial, por debajo de la inflación (no la del IndeK obviamente). El “reformismo” que caracteriza a las conducciones gremiales desde entonces, es más bien evitar que la inflación devore los ingresos, que permitir la recomposición de los mismos, que a nivel global ya no se registra.

Podríamos decir, en beneficio de Moyano, que su gremio ha logrado una mejora por encima del promedio, privilegio detentado por una decena de gremios. Simétricamente, gremios como Alimentación, de trabajadores rurales, comercio, ocupan los peores escalones, por debajo del promedio salarial. Pero eso sólo ilustra que no sólo el promedio de la recomposición salarial tiene el techo de 2001, sino que muchos sectores están aún bastante peor, incluso entre los trabajadores registrados. Querer marcar con esto una diferencia entre “buenos sindicalistas” y “malos sindicalistas” es bastante pueril, considerando el rol de Moyano como jefe de la CGT, y como impulsor de los techos salariales seguidos por el resto de los gremios. Moyano es el principal responsable de la integración gremial en un “pacto social” de hecho, que ha permitido mantener los márgenes de rentabilidad en sus máximos niveles históricos; por debajo de los picos logrados durante 2003-2007, pero por encima de la década previa durante el tan denostado “neoliberalismo”.

Este supuesto “reformismo sindical”, que algunos defienden como bastión amenazado por una supuesta “coincidencia táctica” entre la izquierda clasista y la derecha patronal, se ubicó por detrás de las posibilidades de recomposición de las condiciones laborales durante estos años de fuerte crecimiento económico y recomposición de los trabajadores. Todo lo contrario, contuvo las aspiraciones en momentos en los que luchas decididas podrían haber arrancado mejoras considerables. La resistencia a incluir a los numerosos contratados y tercerizados en las negociaciones salariales, aunque en muchos casos son la mayoría de los que se desempeñas en las grandes fábricas, dio más margen de negociación sin afectar la ganancia. Por un lado, porque la presión de los que quedan afuera de convenio, al ser un número considerable, actúa como límite a las pretensiones que pueden aspirar a imponer los trabajadores efectivos (máxime cuando los que negocian con los burócratas alejados de las fábricas). Segundo, porque el margen empresario para aceptar las mejoras en mayor cuanto menos sea la proporción de la planta directamente beneficiada por las mejoras. La pelea por integrar al conjunto de los trabajadores en las negociaciones ha sido recurrente en todo este período, y en varios casos lo ha conseguido, pero siempre en contra de las conducciones sindicales.

2008/2009: dejando pasar los ataques empresarios

Este supuesto “reformismo sindical” del moyanismo mostró su corto alcance durante fines de 2008 comienzos de 2009, cuando se sintió durante varios meses el impacto de la crisisi internacional. Durante esos meses se destruyeron decenas (¿cientos?) de miles de puestos de trabajo, imposibles de contabilizar por el maquillaje de los datos del IndeK, extendido como una gangrena desde el índice de inflación hasta las estimaciones de producción y empleo. Los REPRO apenas mitigaron el impacto sobre algunos sectores, y junto con la suspensión de negociaciones paritarias (con lo cual, salvo que le creamos al Indec los salarios reales cayeron en promedio un 10%) fueron parte del método capitalista para enfrentar la crisis bajando las erogaciones salariales. El empleo no registrado se destruyó de manera inconmensurable. Numerosas “desafectaciones” de personal contratado pasaron sin ningún atisbo de resistencia por parte de la burocracia. En algunos casos como el de IVECO en córdoba la burocracia del SMATA y la patronal atacaron a al delegado Hernán Puddu, por impulsar la lucha contra el despido de los contratados. No se trata en este caso de un “gordo” alejado de Moyano, que como les gustaría a los kirchneristas, sino de su aliado Omar Dragún, que participa activamente de la organización de la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista. Paralelamente, durante el año pasado la UOM impulsó la desafiliación del delegado de Siderca Guillermo Betancourt y otros trabajadores por impulsar la lucha y querer cumplir lo votado en asambleas y plenarios de la UOM.

Como se ve, se trata de un “reformismo sindical” que cuando las papas queman se muestra blando con la patronal, y duro con los trabajadores. No hay ninguna frontera que separe a Moyano de sus aliados o de sus ex aliados. Con estas conducciones sindicales, el “reformismo” para obtener algunas conquistas en tiempos de bonanza tiene como contracara elementos fascistas más o menos exacerbados hacia los sectores más combativos y hacia los precarios que quedan fuera de la representación sindical, y ese mismo sindicalismo “reformista”, con la más crasa lógica economista, es el vocero de las despiadadas necesidades del capital en tiempos de crisis, impulsando suspensiones, despido de contratados, etc.

Por supuesto, hay una ofensiva patronal que busca aprovechar la crisis para erosionar el poder sindical, especialmente del moyanismo. Esa ofensiva debe ser enfrentada. Pero esto no significa, como proponen los medios kirchneristas, reivindicar al moyanismo contra las burocracias más rancias. El conjunto de la burocracia sindical, moyanista, de los “gordos”, azul y blanca, o de la CTA, erosiona el poder de los sindicatos al retacear representación de los contratados y tercerizados, y al dejar pasar los ataques patronales, como volvió a suceder hace pocas semanas en el caso de Paraná Metal (donde la principal responsabilidad le cupo en este caso a la UOM integrante de la CTA, alineada con Micheli). Por eso, por más que a defensores de un aggiornamiento moderado del actual modelo como Julio Godio les parezca una estupidez, una verdadera defensa de los sindicatos pasa por pelear por echar a la burocracia sindical para transformar a los sindicatos en herramientas fuertes para la lucha que impulsen la unidad de los distintos sectores fragmentados de la clase trabajadora, la democracia obrera y su independencia política del peronismo y los demás partidos patronales.