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martes, 19 de agosto de 2014

¿Marxismo nacional o internacionalismo en serio? Sobre los motes de Astarita


Ante nuestra respuesta a sus críticas a la posición del PTS ante la cuestión de la deuda externa (ver acá), el profesor Rolando Astarita nos endilgó el mote de “marxismo nacional”. Sería interesante -y novedoso- que intentara respaldar con citas fehacientes esta caracterización que intenta realizar. Pero, obvio, tal empresa sería un completo fracaso. Por mucho que vierta en sus posteos los términos “liberación nacional” o “segunda independencia” cerca de PTS, en ningún lugar va a encontrar una cita donde se proponga esta orientación estratégica semietapista. Por eso Astarita está obligado a lanzar frases sueltas sin ton ni son.
El profesor abriga la pretensión de ubicarse como quien sostiene un punto de vista internacional ante los supuestos marxistas “nacionales”. Vertir aquí y allá los términos “globalización” y “mundialización del capital” no alcanza para tener un punto de vista internacional. Cuando se abstraen las imbricaciones entre economía y política que constituyen al sistema mundial capitalista como una totalidad concreta jerarquizada, en la cual la acción imperialista es de fundamental importancia y opera como sostén “en última instancia” de la reproducción global del capital a la vez que vehiculiza la concentración y centralización del capital a nivel internacional que conduce al dominio mundial de las grandes trasnacionales y los magnates de alcance global, se puede terminar por ejemplo comprando todo el paquete “humanitario” y ubicándose en el mismo bando de la OTAN en nombre de las conquistas democráticas como objetivo en sí mismo (ver acá). Son consecuencias inevitables de querer afirmar que el imperialismo es -en el mejor de los casos- una categoría de poca relevancia para entender al capitalismo global, que es como querer tapar el sol con las manos (que aunque parezca difícil de creer es lo que nos propone Astarita). Esta posición es tan dañina para poder desarrollar una política revolucionaria del proletariado como las de que toman al imperialismo como argumento para ir en apoyo de las burguesías y sus movimientos nacionalistas.
En las antípodas de Astarita, un punto de vista verdaderamente internacional (e internacionalista) sólo puede conquistarse si reconocemos la presencia global del imperialismo y su rol como fuerza reaccionaria en toda la línea que interviene globalmente en defensa de los intereses del capital a la vez que opera en beneficio de la expansión de los sectores más poderosos del capital global, señalamos sus consecuencias y proponemos un programa para combatirlas, sin el cual la emancipación de la clase obrera del capital no es más que una entelequia. Esta es la diferencia entre un internacionalismo que se toma en serio a sí mismo, y las palabras huecas.