De
forma sorpresiva, la gráfica Donnelley amaneció hoy cerrada. En un
escueto comunicado con el que los trabajadores fueron recibidos hoy
en las puertas de la fábrica, la empresa anunciaba que
“estamos cerrando nuestras operaciones en Argentina y solicitando
la quiebra”. El mismo argumenta que la firma afrontaría “una
crisis insuperable” y que luego de haber evaluado otras opciones,
definió el cese de sus actividades en la Argentina.
No
es la primera vez que la empresa aduce severas dificultades.
Recientemente intentó despedir 123 trabajadores y pidió al gobierno
un subsidio para frenar la supuesta crisis. En ambos casos el mismo
Ministerio de Trabajo rechazó la postura patronal.
Los
números sobre el desempeño económico de la empresa que surgen de
sus balances, no avalan la “crisis insuperable” que la firma
declara. Aunque los últimos dos balances cerraron con números en
rojo (en 2012 con ganancia
operativa pero con pérdida después del resultado financiero, en
2013 con resultado operativo también negativo),
algo que ocurrió con buena parte de las firmas del sector, por una
cierta retracción de la actividad y por el aumento de los costos que
acarreó la inflación, la
directiva de Donnelley aducía que las dificultades que afrontaba
eran más financieras que económicas. ¿Qué significa esta
diferencia? Una crisis
económica cuestiona la sustentabilidad del negocio, ya que plantea
una relación de costos y beneficios que no ofrece una perspectiva de
rentabilidad suficientes. Una crisis financiera se refiere al “flujo
de fondos”, es decir a la dificultad en un momento determinado para
afrontar los compromisos de pago. Ni
la magnitud de los quebrantos, ni la relación entre pasivos y
activos de la firma sustentan la idea de una situación inviable.
Por
otro lado, la empresa tomó en dos oportunidades, en los últimos dos
años, la decisión de capitalizar deuda que se había generado con
otras casas matrices, de decir que transformaron un pasivo en un
mayor patrimonio de la empresa en la Argentina. No hay capitalista
que haga esto si no opina que le va a ir bien. Una empresa en crisis
apostaría más bien a no pagar la deuda, o a pagarla en pesos como
forma de "vaciamiento". Por otra parte, la empresa tomo la
decisión de acopiar una importante cantidad de stock de papel y
otros insumos, armando una reserva que cubre entre 4 y 6 meses. En el
momento actual, estaba llevando a cabo trabajos que
están inconclusos, y tenía
otros programados para
entrega en las próximas
semanas. Todo esto esto
genera fuertes interrogantes sobre los motivos de la empresa, que en
las últimas semanas realizó numerosos intentos -desbaratados por
los trabajadores- para trasladar trabajos a otras firmas y así
maquillar la situación real, inventando un parate en la demanda que
no es tal. Resulta poco creíble que esta firma global que obtuvo a
nivel mundial ganancias por 218
millones de dólares según su último reporte a los accionistas,
resigne así nomás posiciones ante sus competidores. El intento de
declarar la quiebra aparece
entonces a todas luces como la
vía para deshacerse de la “molesta” comisión interna
combativa, que cuenta con un amplio apoyo en la fábrica, y
con toda probabilidad reaparecer
de otro modo en el país.
Ante
la falsedad del planteo de la patronal de Donnelley, es necesario
rechazar sus pretensiones. Ningún despido ni cierre de la firma.
Como han planteado
los delegados, se impone pelear por la reapertura de la fábrica.
Que el gobierno intervenga y que el sindicato tome ya medidas a nivel
nacional contra este ataque.
2 comentarios:
Muy claro Esteban.
Abrazo
Gracias.
Abrazo!
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