Se complica la vuelta
a los mercados de deuda internacionales, que los “nacionales y
populares” habían transformado en bandera.
En una decisión
sorpresiva, la Corte Suprema de los Estados Unidos rechazó tomar el
caso de apelación presentado por el gobierno argentino al fallo del
Juez Thomas Griesa de noviembre de 2012, que había obligado a la
Argentina a pagar 1.330 millones de dólares correspondientes a una
parte de los bonos que siguen en default desde 2001.
Estos bonos corresponden
a los fondos “buitre” Aurelius Capital Management y Elliott
Management Corp. affiliate NML Capital Ltd. Estos son parte de los
bonistas llamados “holdout”, es decir que rechazaron las
generosas ofertas de canje presentadas por la Argentina en 2005 y en
2010. En ambos casos, aunque la deuda tuvo fuerte quita nominal, se
acompaño de cupones atados al crecimiento de la economía que
sumaron otros 20 mil millones de dólares a los pagos de deuda. A
pesar de estas generosas condiciones, varios grupos de los llamados
“buitres” (que no son mucho más buitres que otros que sí
ingresaron al canje), continuaron presionando para obtener
condiciones aún mejores, llegando a declarar que no aceptarían
ninguna quita nominal.
Después de varias
derrotas en las cortes norteamericanas, los holdout
obtuvieron un triunfo cuando el juez Griesa ordenó en noviembre de
2010 pagarles la deuda al 100%, amenazando con embargos si no lo
hacían. Esto significaba que los depósitos para pagos de bonos que
no están en default podrían ser incautados para pagar a los
litigantes. Al rechazar la Corte Suprema aceptar la apelación, este
fallo queda firme.
Este fallo resulta
inesperado. Entre las opciones de la Corte, que eran aceptar el caso
y producir un nuevo fallo, rechazarlo, o postergar la decisión
haciendo consultas al gobierno norteamericano, el rechazo era la
menos esperable. El giro del gobierno con enormes señales a los
mercados, haciendo un ajuste ortodoxo (devaluación y enfriamiento)
bastante severo, acordando con el Club de París y con Repsol, y
cerrando litigios en el Ciadi (corte establecida para fallar en favor
de las multinacionales en contra de los gobiernos donde éstas
invierten), le habían ganado una posición favorable de la
administración norteamericana. El gobierno de Obama tenía además
motivos propios para involucrarse, ya que hay preocupación de los
banqueros sobre las consecuencias de este fallo para el rol que ocupa
la plaza neoyorquina como base para estas reestructuraciones.
El gobierno, que esperaba
una aceptación, o en el peor de los casos una postergación, debe
evaluar un plan B, y hacerlo en plazos breves. El 30 de junio vence
el próximo pago de bonos Discount, y se corre el riesgo de embargo
del mismo. En lo inmediato, puede intentar salir del embargo
cambiando el domicilio de pago de dichos bonos (hoy pagados en Nueva
York), o canjeándolos por otros bajo jurisdicción argentina. El
problema, claro, es que la primer variante debería contar con la
colaboración de los bancos internacionales que gestionan los
pagos, que no está claro que vayan a querer ser parte de movidas para desobedecer al fallo de un juez norteamericano. La segunda, podría ser rechazada por
varios bonistas, que sin la cobertura que da la jurisdicción
norteamericana no podrían, ante eventuales futuros impagos, hacer lo
mismo que están haciendo hoy Elliot y Aurelius. Se corre así el riesgo de dejar en el limbo a una parte del 93% que entró al canje. Por eso, el fantasma
del llamado default “técnico” sobrevuela.
Aunque el tiempo apremia,
puede evitarse ese escenario catástrofe. Probablemente el juez
Griesa llame a las partes a negociar. El gobierno argentino ya venía
preparando el terreno para incluir en su relato una negociación con
los buitres, así como hace apenas un mes declaró que acordar con el
Club de París era lo mejor que le podía pasar al país (faltó que
dijeran que volvimos al primer mundo). Aún en el mejor de los
escenarios, el camino de salir del enredo del default pagando,
obligaba tarde o temprano a presentar una oferta a los holdouts. Pero
claro, el rechazo de la corte impone hacerlo en las peores
condiciones. ¿Reducción de la quita, pago de los cupones de
crecimiento de todos estos años, como se hizo en 2010? Son todas
opciones que están sobre la mesa. El problema es que aunque el
litigio en cuestión es por 1.330 millones de dólares, la deuda
total que sigue en default alcanza los 15 mil millones. Además, si
se mejoran las condiciones en relación a lo negociado en 2005 y
2010, podría haber lugar a reclamos de los que entraron al canje,
para mejorar las condiciones.
Nada de esto significa, a
esta altura, grandes contradicciones para el gobierno y su equipo
económico. Aunque todavía se sigue hablando de desendeudamiento,
sólo en este año se agregó 15 mil millones de dólares a la deuda
regularizada en manos de privados. Y la intención era incrementar
sustantivamente ese monto, ya que el “modelo” en su versión 2014
incluye vuelta a la emisión de deuda en los mercados internacional
para garantizar la llegada al 2015 sin cimbronazos. El fallo de la
corte es un golpe a esa estrategia, pero también puede convertirse
en excusa para hacer, “obligados”, mayores concesiones. El
gobierno que “fue obligado” a devaluar (aunque no sabemos por qué
entrego meses antes miles de millones en seguros de cambio, cosa que
sólo hace quien planea realizar un ajuste cambiario), ahora podría
ser “obligado” a entregar a los holdouts aún más de lo que
concedió en 2005 y 2010 en aras de mostrar una quita nominal
elevada.
Este fallo es otra
muestra contundente del verso que significa sostener que del problema
de la deuda se sale pagando. Según declaraba Cristina el año
pasado, entre 2003 y 2013 se habían pagado 173.333 millones de
dólares, el equivalente a casi la mitad de la producción anual del
país. Un formidable regalo a los usureros. Esto no impidió que la
deuda siguiera creciendo de forma exponencial. Ahora, podría pegar
nuevos saltos como producto de estas negociaciones.
La deuda es un fraude, y
un saqueo. Cada año se lleva miles de millones de dólares necesarios para la
urgente inversión en infraestructura y transporte, vivienda,
educación y salud, gastos que se mantienen a raya para garantizar
los fondos a los usureros. Por eso, es necesario luchar por el no
pago. Esta bandera debe ser parte de un programa integral de los
trabajadores para responder a las demandas de los explotados,
oponiéndolo a los intentos de los pagadores seriales de profundizar
las entregas a los usureros.
1 comentario:
Muy bueno Esteban. Me inclino como decís a que no sea un gran problema para el gobierno el fallo de la corte de USA a favor de los buitres. Puede inclinar la balanza hacia nuevos pagos seriales de la deuda, un Bonar 24 (el mismo con el que pagaron a los buitres de Respol)? dicen algunos. Puede ser.
Un problema de corto plazo, ta vez, sea la suba del riesgo país y tasas de arriba del 15% para tomar creditos en el exterior, poniendo mas trabas al plan de Kicillof de endeudamiento con el resto del mundo para aliviar la "restricción externa" por falta de dólares para mover la economía. Habra que conformarse con lo "nuestro"? Veremos. La única salida realista (contra los buitres)y a favor de los trabajadores y el pueblo pobre es: NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA. Saludos, Gastón Ramírez.
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