Gastón Ramírez
Luego del séptimo incremento de las naftas en lo que va del año, Capitanich anunció en su rueda de prensa matutina que la tendencia es que no se realicen otros aumentos lo que resta del 2014. Una afirmación en consonancia, con las declaraciones del presidente de Shell Argentina , Juan José Aranguren, quien según la agencia DyN, afirmó que "si el dólar se mantiene, el precio de la nafta ya está en equilibrio", luego de reportarse subas del orden del 60 por ciento en el año.
Por su parte, el presidente de la Federación Entidades de Combustibles bonaerenses (FECOBA), Luis Malchiodi, dijo ayer durante una entrevista en Radio La Red que "la nafta va a llegar a $20 a fin de año" y que "va a haber un aumento por mes, casi con seguridad".
Los combustibles registran subas del 40% o más en lo que va del año y difícilmente se revierta esta tendencia, en una economía con una inflación rondando el 40% anual. El efecto del incremento en los combustibles, indefectiblemente se traslada al resto de la actividad económica comenzando por el sector de transporte que impacta luego en los costos de logística de los grandes supermercados que terminan descargando en nuevas subas de precios en las góndolas. Los más perjudicados son los consumidores del interior del país. Además de quienes tienen autos y ven encarecer su mantenimiento.
Según analistas, “la nafta en Argentina cuesta hoy al tipo de cambio oficial 1,41 U$S/litro. En Estados Unidos la nafta se comercializa hoy mismo a 0,93 U$S/litro con tendencia a la baja, siguiendo una tendencia bajista en las cotizaciones del crudo. Las tendencias de precios son también decrecientes en Europa por las mismas razones” (Clarín 2/9/14).
El alza en los combustibles ya supera la inflación acumulada hasta agosto con precios en dólares más altos que los internacionales. Esta indicaría no sólo una política de no perder pisada ante la suba general de precios y la devaluación del peso; sino también una apuesta fuerte: vía la suba de precios acordada entre el gobierno y las petroleras, se obtiene parte del financiamiento que aún no consiguen en el mercado internacional de crédito empantanado tras el default del 31 de Julio. Así, lo indicarían el alto mandatario de Shell, Aranguren, quien señaló que "el país tiene recursos en su geología para reemplazar importaciones. Los recursos necesitan capital y el capital necesita confianza y reglas" (DyN).
Una extraña “tranquilidad” pretenden difundir Capitanich y las multinacionales pretroleras ante la suba de precios, cuando estamos frente a una estrategia oficial de meter más la mano en el bolsillo de la población para financiar a las multinacionales petroleras, mientras la crisis energética por la caída en la producción local de hidrocarburos, no resuelta, suma una factura de más de 10.000 millones de dólares anuales.
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