lunes, 25 de octubre de 2010

Kirchnerismo y burocracia sindical
















Va un posteo un poco largo, con varios puntos de debate suscitados por el asesinato de Mariano Ferreyra.


El kirchnerismo está buscando por todos los medios tomar distancia del asinato de Mariano Ferreyra y cerrar el tema. Es un muerto que no tiene nada que ver con el gobierno, afirman. Se lo tiraron, sostienen, como ya les habría pasado en otras ocasiones (entre otros está el caso de Jorge Julio López, según esta lectura). Son numerosas las voces kirchneristas que se hacen eco de este planteo, y atacan a los que hacen “utilización política del hecho” (incluso planteando ambiguamente que “estaban buscando un muerto” sin aclarar si se refiere a la oposición de derecha o a la izquierda), como si el asesinato de un militante luego de una acción, por parte de la patota mandara por la conducción del gremio no fuera de por sí un hecho político.

Sin embargo, este intento de poner distancia está enfrentando numerosas dificultades. Primero, ya los responsables materiales, rozan demasiado de cerca al entorno kirchnerista. Y la propia detección de los responsables, materiales e intelectuales, parece haberse transformado en materia de tira y afloje con la conducción de la Unión Ferroviaria, con Moyano mediando. Pero incluso un relativo éxito en encausar la cuestión en el terreno judicial, no va a cerrar lo que estos eventos conmocionaron y sacaron a la luz pública.

Se busca diferenciar a la burocracia de Pedraza de la conducción de Moyano, planteando que la primera no tiene nada que ver con las políticas de este gobierno. Pero, mal que le pese a los K, no se puede aislar este ataque de la burocracia del rol que ha jugado tanto Pedraza como el conjunto de las conducciones sindicales durante el kirchnerismo. No solamente por lo obvio, que es que Pedraza está alineado dentro de los sectores cegetistas cercanos al universo moyanista, aunque no se trate de uno de sus aliados más cercanos. Pedraza es mucho más que una “contradicción” en las alianzas que ha tenido que aceptar el “proyecto nacional y popular”.

La burocracia en el esquema kirchnerista

Ese recorte que tratan de hacer los kirchneristas para condenar el asesinato pero simultáneamente disolver la responsabilidad del gobierno no se sostiene. Esta muerte surge del corazón del andamiaje kirchnerista de contención-concesiones en el movimiento obrero, uno de los pilares de lo que ha sido un gobierno de desvío y de pasivización de los sectores de masas movilizados en la crisis de 2001. Un desvío y pasivización que permitió recomponer el régimen político y contener los profundos cuestionamientos, manteniendo profundas continuidades, “explotando” el legado neoliberal en puntos fundamentales. Uno de ellos, como este feroz asesinato pone en primera escena, son las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo, es decir un aspecto central en la relación capital-trabajo, dimensión de primer orden para caracterizar los elementos de ruptura y continuidad del kirchnerismo en relación con el neoliberalismo, y que pone de relieve la primacía de los segundos.

Hablar del kirchnerismo como desvío, implica señalar que frente a distintas demandas de la movilización popular, tendío a darse respuesta en algunos casos, pero siempre degrada en relación a lo reclamado por los sectores movilizados. En el caso de los movimientos de desocupados, se favoreció a los movimientos nacionales y populares en detrimento de los sectores que resistieron la cooptación, pero ni siquiera en el caso de los primeros hubo un aumento significativo en el monto de los planes, que siempre se mantuvieron bien por debajo del umbral de pobreza. El año pasado se extendió la asignación por hijo a los desocupados, pero esto absorbió fondos de planes previos y se fijó en montos bajos.

La burocracia sindical fue un pilar central de esta estrategia en el movimiento obrero. Ya antes del kirchnerismo, en el nacimiento del “modelo de la producción y el trabajo” con Duhalde, el sector de la burocracia que hoy buscan erigir como ejemplo contra Pedraza, el moyanismo y su MTA, dejó pasar el masazo al salario que fue la megadevaluación, de la cual Moyano, junto con Duhalde y Paolo Rocca había sido uno de los principales impulsores. Moyano había hecho numerosos paros -correctos- contra las leyes flexibilizadoras de De La Rúa, pero en cambio acompañó la devaluación que hizo caer el salario un 30% en 2002.

Desde fines de 2004, luego de años de crecimiento que permitieron una fuerte recomposición social de la clase trabajadora e impulsaron los reclamos por aumentos salariales, las conducciones sindicales se vuelven un sostén cada vez más importante en el esquema kirchnerista.

A partir de 2004, y especialmente 2005, cuando empezando por el subterráneo se desarrollan numerosas luchas con un fuerte protagonismo de sectores de izquierda, se hace cada vez más fuerte el esfuerzo del kirchnerismo por fortalecer a las conducciones sindicales tradicionales. Con la ayuda de Moyano, se le buscó dar un barniz de renovación a los jerarcas sindicales que acompañaron todas las reformas flexibilizadoras, al calor de las cuales obtuvieron pingës beneficios. Así, tuvimos la unidad cegetista que desde 2008 viene teniendo algunos desgajamientos, el último de los cuales fue el de FTIA (Alimentación). El fortalecimiento del sindicalismo cegetista durante el kirchnerismo, no fue tanto para impulsar mejoras económicas haciendo frente a la resistencia empresaria, como para contener los movimientos desde la base que considerardo el sindicato ceramista de Neuquén y el cuerpo de delegados de subte, tienen sus orígenes antes del kirchnerismo.

¿Sindicalismo reformista?

Algunos se ven tentados a caracterizar el rol de los sindicatos en la puja distributiva del período y las políticas de empleo gubernamentales como reformistas, sin mayor análisis. Ver por ejemplo este post de ManoloB. La relación entre el kirchnerismo y el movimiento obrero en blanco tiene algunos elementos que permiten caracterizarla como reformista. Pero sólo realizando la operación de analizar por separado la situación del movimiento obrero en blanco y la del resto de la clase trabajadora. Los elementos reformistas deben inscribirse en un contexto más amplio, en relación tanto con el momento económico, como con la trayectoria de largo alcance recorrida por los salarios, como con la relación entre movimiento obrero registrado y no registrado. Y se debe tener en cuenta que reformismo es una definición que implica una dimensión dual: tanto que se consiguen mejoras posibles en los marcos del régimen, como que se pone un coto a estas reformas, por detrás de las aspiraciones populares y en muchos casos por detrás de las aspiraciones del movimiento (por no hablar de que se se trata de evitar el desarrollo de una subjetividad que se proponga ir más allá de las relaciones capitalistas, poniendo en cuestión la explotación).

Durante 2003 y 2004, se registraron algunos aumentos en los salariales no remunerativos (es decir que no se consideraban para los aportes), de a $50 o $100, muy por debajo de la pérdida salarial que trajo la devaluación.

El techo de este “reformismo” fue extremadamente bajo, al punto de volver muy dudosa esta definición: el salario real, es decir considerado en términos de poder adquisitivo, no ha logrado traspasar la barrera de 2001, el punto más álgido de una crisis de tres años. Como decimos en un posteo previo sobre el tema, no se trata de una consecuencia inesperada, un límite que el “modelo K” tendría plantedo superar. Cuando la recomposición salarial esbozaba superar el ese techo, a fines de 2006, el rol de conención empezó a adquirir un rol cada vez más protagónico. A partir de ese año, comenzaron las pautas no explicitadas, pero bastante claritas para todos, de recomposición salarial, por debajo de la inflación (no la del IndeK obviamente). El “reformismo” que caracteriza a las conducciones gremiales desde entonces, es más bien evitar que la inflación devore los ingresos, que permitir la recomposición de los mismos, que a nivel global ya no se registra.

Podríamos decir, en beneficio de Moyano, que su gremio ha logrado una mejora por encima del promedio, privilegio detentado por una decena de gremios. Simétricamente, gremios como Alimentación, de trabajadores rurales, comercio, ocupan los peores escalones, por debajo del promedio salarial. Pero eso sólo ilustra que no sólo el promedio de la recomposición salarial tiene el techo de 2001, sino que muchos sectores están aún bastante peor, incluso entre los trabajadores registrados. Querer marcar con esto una diferencia entre “buenos sindicalistas” y “malos sindicalistas” es bastante pueril, considerando el rol de Moyano como jefe de la CGT, y como impulsor de los techos salariales seguidos por el resto de los gremios. Moyano es el principal responsable de la integración gremial en un “pacto social” de hecho, que ha permitido mantener los márgenes de rentabilidad en sus máximos niveles históricos; por debajo de los picos logrados durante 2003-2007, pero por encima de la década previa durante el tan denostado “neoliberalismo”.

Este supuesto “reformismo sindical”, que algunos defienden como bastión amenazado por una supuesta “coincidencia táctica” entre la izquierda clasista y la derecha patronal, se ubicó por detrás de las posibilidades de recomposición de las condiciones laborales durante estos años de fuerte crecimiento económico y recomposición de los trabajadores. Todo lo contrario, contuvo las aspiraciones en momentos en los que luchas decididas podrían haber arrancado mejoras considerables. La resistencia a incluir a los numerosos contratados y tercerizados en las negociaciones salariales, aunque en muchos casos son la mayoría de los que se desempeñas en las grandes fábricas, dio más margen de negociación sin afectar la ganancia. Por un lado, porque la presión de los que quedan afuera de convenio, al ser un número considerable, actúa como límite a las pretensiones que pueden aspirar a imponer los trabajadores efectivos (máxime cuando los que negocian con los burócratas alejados de las fábricas). Segundo, porque el margen empresario para aceptar las mejoras en mayor cuanto menos sea la proporción de la planta directamente beneficiada por las mejoras. La pelea por integrar al conjunto de los trabajadores en las negociaciones ha sido recurrente en todo este período, y en varios casos lo ha conseguido, pero siempre en contra de las conducciones sindicales.

2008/2009: dejando pasar los ataques empresarios

Este supuesto “reformismo sindical” del moyanismo mostró su corto alcance durante fines de 2008 comienzos de 2009, cuando se sintió durante varios meses el impacto de la crisisi internacional. Durante esos meses se destruyeron decenas (¿cientos?) de miles de puestos de trabajo, imposibles de contabilizar por el maquillaje de los datos del IndeK, extendido como una gangrena desde el índice de inflación hasta las estimaciones de producción y empleo. Los REPRO apenas mitigaron el impacto sobre algunos sectores, y junto con la suspensión de negociaciones paritarias (con lo cual, salvo que le creamos al Indec los salarios reales cayeron en promedio un 10%) fueron parte del método capitalista para enfrentar la crisis bajando las erogaciones salariales. El empleo no registrado se destruyó de manera inconmensurable. Numerosas “desafectaciones” de personal contratado pasaron sin ningún atisbo de resistencia por parte de la burocracia. En algunos casos como el de IVECO en córdoba la burocracia del SMATA y la patronal atacaron a al delegado Hernán Puddu, por impulsar la lucha contra el despido de los contratados. No se trata en este caso de un “gordo” alejado de Moyano, que como les gustaría a los kirchneristas, sino de su aliado Omar Dragún, que participa activamente de la organización de la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista. Paralelamente, durante el año pasado la UOM impulsó la desafiliación del delegado de Siderca Guillermo Betancourt y otros trabajadores por impulsar la lucha y querer cumplir lo votado en asambleas y plenarios de la UOM.

Como se ve, se trata de un “reformismo sindical” que cuando las papas queman se muestra blando con la patronal, y duro con los trabajadores. No hay ninguna frontera que separe a Moyano de sus aliados o de sus ex aliados. Con estas conducciones sindicales, el “reformismo” para obtener algunas conquistas en tiempos de bonanza tiene como contracara elementos fascistas más o menos exacerbados hacia los sectores más combativos y hacia los precarios que quedan fuera de la representación sindical, y ese mismo sindicalismo “reformista”, con la más crasa lógica economista, es el vocero de las despiadadas necesidades del capital en tiempos de crisis, impulsando suspensiones, despido de contratados, etc.

Por supuesto, hay una ofensiva patronal que busca aprovechar la crisis para erosionar el poder sindical, especialmente del moyanismo. Esa ofensiva debe ser enfrentada. Pero esto no significa, como proponen los medios kirchneristas, reivindicar al moyanismo contra las burocracias más rancias. El conjunto de la burocracia sindical, moyanista, de los “gordos”, azul y blanca, o de la CTA, erosiona el poder de los sindicatos al retacear representación de los contratados y tercerizados, y al dejar pasar los ataques patronales, como volvió a suceder hace pocas semanas en el caso de Paraná Metal (donde la principal responsabilidad le cupo en este caso a la UOM integrante de la CTA, alineada con Micheli). Por eso, por más que a defensores de un aggiornamiento moderado del actual modelo como Julio Godio les parezca una estupidez, una verdadera defensa de los sindicatos pasa por pelear por echar a la burocracia sindical para transformar a los sindicatos en herramientas fuertes para la lucha que impulsen la unidad de los distintos sectores fragmentados de la clase trabajadora, la democracia obrera y su independencia política del peronismo y los demás partidos patronales.

2 comentarios:

Predicad0r ∞(...)∞ dijo...

"Moyano había hecho numerosos paros -correctos- contra las leyes flexibilizadoras de De La Rúa, pero en cambio acompañó la devaluación que hizo caer el salario un 30% en 2002."

Moyano convocó a un paro con movilización para el día 14
El jefe de la CGT rebelde intimó a Duhalde: cambia el modelo "o lo echa el pueblo"
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=393927

Movilización de la CGT disidente
Moyano pidió al pueblo "que se ponga de pie"
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=398752

Moyano, ante poca gente y duro contra Duhalde
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=398969

Saludos.

em dijo...

Predicador
Toda la crítica es a la negociación con el FMI, no dice ni una palabra del mazaso al salario producto de la devaluación, que Moyano había reclamado.
Por otra parte, el único paro que convocó Moyano contra Duhalde lo suspendió... por lluvia!!!!