martes, 15 de julio de 2014

Salarios, AUH y jubilaciones: al ritmo del candombe del "siempre menos"

Por Gastón Ramírez y Esteban Mercatante

Cada vez que se anuncia un nuevo dato de la inflación, vuelve la polémica entre los valores que anunciarán los funcionarios y aquellos que surgen de las mediciones privadas. No podía ser de otra manera, ya que las cifras del IPC-Nu presentado en febrero, en reemplazo del IPC destriuido por el ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno, que amagaron con devolverle algo de credibilidad a las estadísticas oficiales aunque con numerosos puntos oscuros, vuelven a atravesar el mismo sendero de falta de credibilidad que las de su predecesor, ya que mes a mes presentan datos de inflación que se van alejando más y más de los que indican otros índices, reproduciendo las dudas sobre la solvencia del nuevo índice oficial. Según el Ministerio de Economía la inflación acumulada a junio es del 15%, cuando para las mediciones privadas o la que elabora el Congreso arrojan más de 21,5%.
Lo que está en discusión es cuánto pierden los trabajadores, ya que invariablemente, aún con los benevolentes datos oficiales, el resultado en negativo para los salarios en la carrera con los precios. Según estudios publicados recientemente el poder de compra de la masa salarial cayó un 5,2% en el primer trimestre, respecto de un año atrás. Si contamos el conjunto de los ingresos de la población (salarios, jubilaciones, planes sociales) estos se redujeron un 4,8% respecto del primer trimestre de 2013. Ud. se preguntará, pero ¿Cómo? ¿No hubo paritarias, actualizaciones de las jubilaciones y de la asistencia social? Si, claro, pero las subas están por detrás de la inflación. Lo que a un desprevenido podría parecerle más, es sencillamente, menos. Veamos.
En el caso de las jubilaciones pese a la ley de movilidad, el incrementó del 11,3%  de Marzo, con una inflación acumulada del 13,5 (según el Indec) entre Enero y Mayo, estaría agotado a partir de Julio. Si tomamos el IPC Congreso para el mismo período la inflación acumulada es del 18.5%, con lo cual ya se licuó en Junio el aumento de Marzo. En el caso de las prestaciones sociales como la Asignación por Hijo o el programa PROGRESAR, éstas habrían subido en una cifra cercana al 31% en el primer trimestre. Pero la asignación por hijo, que se ajustó en junio, no variaba desde igual mes del año pasado. Es decir que con el aumento que rige desde julio, comparado con una inflación que ronda entre el 36% y el 40% anual (y mayor aún en los alimentos y otras partidas de consumo básico), en términos reales habría perdido un 3,1% en su poder de compra, respecto al primer trimestre de 2013 (ver acá).
Aquellos trabajadores que se encuentran registrados tuvieron una reducción de su poder de compra cercano al 5% en el primer trimestre del año respecto a igual período del año pasado. Sin embargo, si analizamos por sectores existe una gran disparidad. En el caso de los empleados de comercio la suba del 27% anual significa una baja del 9% y en el caso de los trabajadores de la construcción la paritaria del 30% anual se traduce en una baja del 5% en su poder de compra.
Para el sector de salarios más elevados, al efecto poda de la inflación, se suma la quita del impuesto a las ganancias que arbitrariamente aplican sobre el salario (que no es ganancia). Un empleado bancario con dos hijos luego de una paritaria del 29% descontando el pago de ganancias y por efecto de la inflación tiene una reducción del 16% de su poder de compra. En el caso de los metalúrgicos con un aumento del 30% la caída por ambos efectos es del 17%. No es una sorpresa, ni algo que ocurre recién este año. Según publica el Observatorio del Derecho Social de la CTA, desde 2006 hasta hoy, los agremiados en la UOM acumulan una pérdida de 7,69% en comparación con la inflación acumulada en el mismo período. Otro gremio que también muestra un fuerte retroceso es la UTA, que muestra una evolución salarial que perdió 3,13% respecto de la inflación. En el caso de los estatales, el salario de convenio se encontrará a comienzos de 2015, según la misma fuente, un 28,2% por debajo del nivel de comienzos de 2007.
Los aumentos de los salarios por debajo de la inflación no son una casualidad o el resultado fortuito de la marcha de los mercados. Por el contrario, es una decisión del gobierno y las patronales (con el apoyo de la burocracia sindical). Para el gobierno y las patronales, los aumentos presuntamente “desdemedidos” de los salarios son el gran culpable de la inflación. Por eso, más aún después de la devaluación de enero, redoblaron la presión para moderar las subas, con colaboración de la mayor parte de las conducciones sindicales. Al pactar paritarias que no alcancen la suba de precios, se aseguran que no baje (sino más bien que suba) su rentabilidad. Lo que pierden los trabajadores se lo llevan los empresarios. Por ejemplo, el caso de Quickfood (Paty) acaba de dejar en la calle a 250 familias, sin embargo, como parte de este proceso de ajuste espera mejorar sus ganancias que para el primer trimestre del año ya acumulan $12 millones. En los gremios afiliados en la CGT Balcarce, sólo donde está la izquierda como en alimentación se perforó los techos que buscaba imponer el gobierno.
Con la caída del poder adquisitivo de los salarios, se cae también uno de los presuntos logros del modelo: “la recuperación del salario”. Recuperación que, lejos de ser un resultado de la política oficial, como explicamos acá lo es del cambio en las condiciones de empleo, y que por el contrario la política kirchnerista buscó contener desde 2006 con los techos para las paritarias, subordinado completamente la recomposición salarial al mantenimiento de altos márgenes de ganancia. El resultado está a la vista: Según el propio Indec el 40% de las familias perciben ingresos por menos de 6.700 pesos por mes, cuando la canasta familiar para no ser pobres ronda los pesos 10.000.Si los empresarios se la llevaron (y siguen llevando con pala), los trabajadores (en blanco) que tuvieron que esperar recién a 2007 para recuperar el poder de compra del salario previo a la devaluación del 2001-2002, con enormes disparidades entre gremios; y con la inflación y los techos más bajos que imponen los tiempos de ajuste, ahora pierden junto a los trabajadores en negro (los que más pierden) los jubilados, y quienes cobran planes sociales. Este deterioro vuelve a acrecentar la brecha de ingresos. Y esta situación de mayor desigualdad se corrobora en el deterioro en la distribución del ingreso familiar (a favor de los que más ganan) con una suba del Coeficiente de Gini de 0.09 (mayor suba significa más desigualdad en la distribución del ingreso), comparando el primer trimestre del año respecto al último trimestre del año pasado.
Aunque el gobierno se esfuerce en negarlo, con ayuda de los medios oficialistas, estamos ante un año de caída de los salarios, a lo que se suma, en un marco de creciente desmejora de la actividad económica y con patronales que suspenden y despiden, un panorama del empleo tampoco es nada alentador. Hoy, para fortalecer la pelea de los trabajadores por defender sus condiciones de vida frente a los ataques del gobierno y las patronales, con colaboración de la burocracia sindical, es necesario jugarse con todo al triunfo de luchas “testigo” como la de los trabajadores de Lear, EMFER-ATSA. Es un punto fundamental para desbaratar el ajuste en marcha.

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