Parece el colorado Ramos ha encontrado un digno sucesor. Alguien dispuesto ha recoger el guante de batallar por “construir la patria grande, la patria latinoamericana”, dispuesto al combate ideológico contra los ideologos de las políticas neoliberales, gracias a cuya influencia “la economía fue muchas veces utilizada como un recurso para legitimar las relaciones de poder dominantes”.
No estamos hablando de ningún intelectual de Carta Abierta, aunque este nuevo exponente del pensamiento Nac & Pop ha sido festejado por Ricardo Forster por sus citas a Marx. Nada de eso, las ideas latinoamericanistas de esta nueva luminaria de la izquierda nacional han fermentado frente a las narices de los partidarios de Alsogaray y los ideólogos del CEMA.
No estamos hablando de otro que el Ministro de Economía, Amado Boudou, que finalmente se ha destapado en el congreso de La Gran MaKro como lo que sin duda siempre fue, un compañero en la lucha contra el imperialismo y por la unidad latinoamericana. Sus años en los think tank y partidos que predican el neoliberalismo, no pueden haber sido otra cosa que un concienzudo estudio del adversario. Engañados, mientras estos representantes de los grupos politicos y sociales más recalcitrantes creían inculcar su credo liberal, en realidad estaban permitiendo que el hoy devenido ministro K construyera su caso contra el neoliberalismo. No se puede llevar adelante seriamente la lucha por la causa nacional y popular si no se estudia a fondo a sus enemigos del establishment e incluso, para engañarlos, se repite de cuando en cuando algunas líneas del credo ortodoxo.
Por supuesto, Boudou es parte de una izquierda “no dogmática”. No lo vamos a ver repitiendo consignas como el “no pago de la deuda”. Su estrategia es mucho más sutil: para despistar al adversario, pentrar entre sus filas y dividir sus fuerzas, viene aplicando una maniobra formidable: el brillante desendeudamiento. De esta forma, cuando los bonistas creen que tienen enfrente un gobierno proclive a armonizar con sus acreedores, en realidad están siendo transformados en instrumentos de la emancipación nacional y la unidad latinoamericana. En el teatro de la batalla por los precios, las tropas de Amado y Moreno vienen aplicando de manera brillante este misma maniobra. Los oligopolios están completamente abatidos por la destrucción del índice de precios del Indec. Sin este indicador, ya no pueden conocer sus costos, y por lo tanto no saben que precio aplicar y se someten dócilmente a las indicaciones del secretario de comercio, que les indica qué precios poner para que haya “Carne para todos”, “merluza para todos”, “Nafta para todos”, y largos etcéteras. Algunos mal pensados de la oposición, y sobre todo los que dicen que truchar el índice de precios sólo despista a los trabajadores, y que esta política es un piedra libre para que los empresarios saquen tajada de la inflación, no son más que escribas a sueldo de los oligopolios.
Por si quedaban dudas, cuando le comunican a Amado las sospechas que se comentan por ahí de que la nacionalización de las AFJP no tuvo otro objetivo que hacerse de caja, y que los argumentos de defender “la plata de los jubilados” eran sólo para el discurso, este economista, profundamente compenetrado con la cuasa de nuestros abuelos, rechaza con indignación estos dichos infames. “Nosotros nacionalizamos para darle a todos los jubilados un ingreso digno. El año pasado vetamos el 82% móvil, porque nos parecía miserable. Tenemos en gatera un plan, que se demoró porque lo estamos estudiando concienzudamente, de aplicar el 150% móvil para las jubilaciones”. Estas palabras del ministro, son apenas un botón de muestra de lo que se viene con la profundización del modelo.
Psssssssssssssss
Bueno, por si alguno se tomo en serio estas notas escritas con humor (única manera de entrarle "seriamente" a las declaraciones mendocinas del Ministro de Economía), aclaro que suscribo la "tesis Carrasco" respecto de este personaje. También, anticipándonos a quien lo señale, reconocemos que es un despropósito la comparación entre Abelardo Ramos, y el chapucero candidato a Vicepresidente de Cristina Fernández. No sólo por los verdaderos esfuerzos por elaborar sobre la realidad que hizo el primero (con todas las borricales imposturas que Milcíades Peña le señaló certera e impiadosamente), sino porque además Ramos migró efectivamente en sus posiciones políticas, desde el trotskismo hasta apoyar al peronismo desde una izquierda nacional (para terminar en sus tiempos decadentes apoyando a Menem), en un marcado giro a derecha, mientras que a Boudou el giro "nac & pop" y su intempestiva declaración de fe marxista, no le han exigido moverse ni un ápice en su política, sino sencillamente aderezarla con declaraciones "izquierdistas" (entre infinitas """").
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