Vemos como titulaba IECO hoy a la tarde: "La Bolsa porteña sufre la peor pérdida en años y está a punto de dejar de cotizar".
Si en el mundo las caídas bursátiles promedio rondaron el 5%, el MERVAL perdió casi el 10%. La bolsa local quedó así al límite de interrumpir su cotización, algo que hicieron las acciones de Mirgor, Petrobras Brasil y Petrobras Argentina que superaron ese límite. Si por acá marcha todo bien según afirman los voceros oficiales y la Argentina se desacopla, parece que en la bolsa no se enteraron.
Hemos planteado en varias oportunidades (ver aquí, aquí y aquí), que la economía argentina ha acumulado varias dificultades, y que estas no dieron lugar a crisis principalmente por ayuda de algunos aspectos de la economía mundial, vinculados a las medidas tomadas en EEUU y otros países para enfrentar la recesión. La fuerte entrada de dólares al vecino Brasil viene apreciando su moneda, y lo mismo ha ocurrido con las de otros socios comerciales, permitiendo que no se note la pérdida de valor del dólar en el mercado local (esta pérdida de valor ocurre porque como suben los precios producto de la inflación, el dólar cada vez compra menos; este efecto implica que el peso se está apreciando en relación al dólar). De esta forma, aunque el peso se haya apreciado en relación al dólar, sigue depreciado en relación al real y otras monedas, lo cual permite mantener un colchón de competitividad aún a pesar de la inflación.
Otra gran ayuda para mantener el "esquema K" vienen siendo lo dólares de la soja exportada, que no serían tantos si los precios no estuvieran inflados por la especulación. Este es otro resultado de las medidas tomadas por los gobiernos para enfrentar la crisis; la inyección de liquidez realizada por los bancos centrales puso dinero en manos de las compañías financieras, y estas buscan vorazmente inversiones prometedoras, entre las cuales descolla el agrobussinness.
Esto es mucho más importante que la vistosa caída del Merval. La caída de los valores bursátiles locales, en un panel de menos de 200 empresas, difícilmente se vuelva un factor crítico, aunque sí puede limitar un poco el financiamiento de algunas firmas. Pero pone de relieve una extendida ansiedad que recorre todos los mercados, y puede disparar alguna fuga hacia la calidad. Acá podría darse una ironía que señalan varios analistas: que la baja de la calificación de la deuda norteamericana, dispare la compra de los activos considerados más seguros, que son...¡bonos del tesoro norteamericano! En busca de seguridad, los inversores y especuladores adquieren estos bonos, abandonando las inversiones en otras monedas, y los activos ligados a commodities como la soja. De esta forma, se hace más barato para los EEUU endeudarse, mientras caen los valores de la soja, el petróleo y algunos países pueden empezar a ver fuga de capitales. De hecho, hoy se vio un incipiente comienzo de esta tendencia, de la cual el único commodity a salvo fue el oro; lo mismo ocurrió durante los últimos meses de 2008.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias para Argentina? Sin acceso a los mercados a pesar de los íntimos anhelos de Amado Boudou, el canal financiero no parecería ser el de mayores problemas. Sin embargo, aun en meses relativamente calmos, el país viene sufriendo una aguda salida de capitales (en la primer mitad del año se fugaron u$s 9.800 millones). Si la incertidumbre internacional acelera esta fuga, no hay dólares de la soja que aguanten, y el Banco Central podría verse obligado a aceptar una pérdida de reservas.
Pero hay más. Si lo que estamos viendo en los últimos días se mantiene, podrían caer agudamente los precios de los granos. De esta forma, el ingreso de dólares previsto por la exportación podría reducirse, complicando los números externos de la economía, aún si el escenario de fuga acelerada de dólares no se concreta.
Y por último, está la cuestión de si comienza a retraerse el ingreso de dólares en Brasil. Sin duda es difícil responder por dónde impactará, aunque sí es más sencillo prever que de una u otra forma, causará problemas para la Argentina. Existe la posibilidad de que esta salida de dólares en el país vecino, que ha generado un boom de consumo basado en crédito, no sea profundamente recesiva, sino que alivie la presión sobre el tipo de cambio, revirtiendo un poco la apreciación de la moneda de los últimos tiempos. ¿Qué ocurriría en ese caso? Pues que la competitividad "importada" que tuvo la Argentina gracias al real caro, iría desapareciendo. Las ventas a Brasil (ya empantanadas por los roces comerciales) se retraerían, mientras que aumentaría la presión exportadora. Esto signficaría menos ventas para el mercado local, y más déficit en el comercio con Brasil.
Existe también una segunda posibilidad, que es que, independientemente de lo que ocurra con el tipo de cambio, la fuerte salida de capitales arrastre a Brasil hacia la recesión. En ese caso, el menor de los problemas para la Argentina sería la competitividad. Casi el 60% de los autos que se producen tienen como destino Brasil, y esta industria tiene importantes efectos sobre muchas otras. Lo mismo vale para otros rubros manufactureros, que tienen en Brasil un mercado clave.
Como se ve, todo indica que la pregunta que hace un tiempo algunos podían hacerse retóricamente: ¿qué pasa si el viento de cola pasara a ser de frente? encontrará una respuesta próximamente. Difícilmente esta sea otra cosa que ominosa.
El gobierno K ha venido sacando fruto de la bonanza -que derrama para pocos- que ha podido sostenerse por este viento de cola internacional. Seguramente aspiran a que no haya "nunca menos" ayuda de afuera que la de estos tiempos. Sin embargo, no es ese el panorama, y como ya se vio en entre fines de 2008 y comienzos de 2009, los mecanismos de bonapartismo económico K poco pueden hacer para evitar que el impacto de la crisis golpee a los trabajadores. Lejos de eso, cuando las papas queman los costos caen sobre los trabajadores. Ni el gobierno K ni la oposición burguesa prometen otra cosa. Sólo la izquierda obrera y socialista, que el régimen busca proscribir con el piso de 1,5% impuesto para las elecciones internas del 14 de agosto, propone una serie de medidas para evitar que los costos de la crisis los paguen los trabajadores, y se pueda garantizar trabajo para todos, con un salario acorde a la canasta familiar.
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