Las reflexiones de Paula Bach sobre esta semana negra para las bolsas del mundo, y lo esto pone en evidencia, fueron el disparador de algunos intercambios sobre qué margen queda para que la intervención Estatal pueda ensayar algunas nuevas medidas para evitar una nueva situación catastrófica, como ocurriría si los países europeos en crisis fiscal se vieran definitamente arrastrados al default, que por ahora vienen posponiendo pero no evitando, o si se deteriora poderosamente la situación en EEUU, que evitó el default técnico pero con medidas que profundizan la sombría perspectiva sobre su economía.
El primero de los comentarios es de Juan Chingo, luego va mi respuesta.
Parece que la burguesia y sus escribas , ahora se estan dando cuenta que esta no es una crisis mas como aun increiblemente esperaban. Estamos en un acontecimiento historico de las mismas proporciones que la crisis de 1930, como dijimos los marxistas en el año I de la crisis. Esta crisis no tiene solucion con las medidas usuales ya sean fiscales o de politica monetaria, incluso con su uso indicriminado y sin precedentes como fue despues de la caida del Lehman. Todo fracasara. La unica solucion pasa por licuacion de la deuda de los deudores y una consecuente perdida para los acreedores, ya sea mediante defaults o renegociaciones. Esta cuestion puede provocar una nueva crisis bancaria y bancarrotas de bancos, que es lo central que se intenta evitar.
La unica alternativa a este escenario de catastrofe financiera es una inflacion importante , cuestion que por ahora los bancos centrales se niegan a aceptar abiertamente. Pero la rudeza de la crisis puede dejarlos sin alternativa.
Para los paises acreedores del sur como China o Brasil que cuentan con importantes reservas, aunque estas al comienzo pueden jugar como un colchon, frente a la perpectiva enunciada estas pueden comenzar a licuarse . A su vez, paises como el segundo deberan acostumbrarse a una moneda sobrevaluada lo que afectara a su industria. Para evitar esta perspectiva puede verse obligados a bajar sus altos " costos" para mejorar su competitividad.
Vamos a un mundo en el mejor de los casos con una economia mundial en contraccion por años , lo que va a disparar guerras monetarias y una dura lucha por quedarse con un pastel que se achica.
Los cuerpos sociales y politicos de los paises se veran ultra tensionados. Ya se puede ver en España donde Zapatero adelanto las elecciones a noviembre. La duda es si aguantara incluso a esa fecha. La polarizacion en curso em Madrid entre el 15M que quiere recuperar El Sol y figuras del PP amenazando llamar a movilizar a su base es uma muestra de los enfrentamentos agudos por venir.
Saludos, desde Rio, donde la magnitud de la crisis impide a uno despegarse a pesar de esta bonita ciudad
Chingo
Mi respuesta
Me parece muy bien tanto lo planteado por Paula como por Chingo. Sólo quería agregar que hoy también me parece difícil la salida a la encerrona que plantea Chingo, es decir la resolución de la situación fiscal comprometida vía la inflación, que haga caer el peso de las deudas en relación a la economía. Esto fue ampliamente aplicado por Europa y EEUU entre 1959 y 1980, y permitió cumplir los compromisos fiscales a pesar de los déficit públicos que acompañaban las medidas del Estado de Bienestar. Pero me parece que las condiciones actuales hacen muy difícil esto, por dos cuestiones: la internacionalización de las finanzas, su desregulación y la apertura de los flujos de capital entre países, y la debilidad en la que se encuentra hoy la principal reserva monetaria mundial, el dólar.
Por un lado está lo que plantea Juan, es decir el rechazo del Banco Central Europeo (BCE) a cualquier relajamiento monetario. Los países que controlan la política monetaria, y especialmente Alemania, no tienen nada que ganar con esta política de depreciación de la moneda. Los países que más acuciantemente la necesitarían, tienen poca capacidad de influenciar en los lineamientos centrales de la política monetaria de la zona Euro. Pero además, en las condiciones actuales, como se viene viendo dramáticamente desde que comenzó la crisis de la zona Euro en 2010, los centros financieros mundiales han adquirido un enorme poder de veto, a tal punto que la crisis de la zona Euro no es otra cosa que la evaluación desaprobatoria que están haciendo desde las finanzas globales a lo que no son otra cosa que los resultados de las medidas llevadas a cabo para salvar a los grandes bancos, y contener el contagio de las hipotecas basura y sus derivados sobre el conjunto del sistema. Cualquier política inflacionista podría disparar corridas sobre la moneda de la zona. Aunque esto no es contrapuesto al objetivo inflacionista (la desvalorización de la moneda repercute en cierta medida sobre los precios internos, dependiendo de la apertura económica), esto podría verse más que compensado por la salida de capitales y la consiguiente contracción de la liquidez en la zona Euro, lo cual podría más que compensar cualquier efecto benéfico de la inflación sobre la carga de la deuda.
En el caso de EEUU, yo creo que viene intentando ya una política inflacionista (en ese sentido allí no veo que haya reticencia, al menos no en todos los niveles de las autoridades económicas, aunque si hay muchas divergencias de opiniones entre distintos niveles) por parte de la Reserva Federal, como son los QE a los que venimos haciendo referencia. Estos no apuntan tanto a golpear sobre la deuda pública (aunque también lo hacen), sino que se proponen actuar sobre los precios de los activos financieros, mejorando sus precios, y desvalorizar las tenencias monetarias inmovilizadas por empresas e individuos, para que estos se vean empujados a gastarlos. Como decimos en el borrador de documento sobre la economía mundial, esta medida rindió frutos acompañada de otras iniciativas fiscales, y cuando se venía del hundimiento económico y se trataba de sacar a la economía de lo más hondo del pozo. Pero ahora, un probable QE3 sin que tenga como compañía una pata fiscal, probablemente tendrá más impacto sobre los precios que sobre la actividad económica. Pero además, es necesario considerar que esta política tiene profundos efectos a nivel global, sobre los precios de los commodities y sobre la relación entre el dólar y otras monedas. Hoy aún se están viviendo los efectos del QE2, que están alimentando el “recalentamiento” de economías como Brasil y a la apreciación de sus monedas. Aunque EEUU tiene una gran capacidad de daño sobre los “colchones” de reservas en dólares de China, Brasil, y otros países, estos también han adquirido una gran capacidad de veto sobre la política norteamericana, dado que son quienes financian con sus compras los déficit gemelos norteamericanos. Podría pensarse que están sometidos a un chantaje, dado que tienen tantas reservas en dólares que están obligados a actuar para evitar la desvalorización. Pero esto es válido en tanto y en cuanto no sea la propia “imprudencia” de la política norteamericana la que impulse la desvalorización de la moneda, de forma al menos parcialmente independiente de lo que hagan sus compradores de bonos. Esto es lo que podría ocurrir con un nuevo QE, y de ser así se crean las condiciones para la tan temida corrida sobre el dólar que nadie quiere.
En ese sentido, creo que la encerrona, la dificultad de alternativas no sólo para una recuperación consistente sino para seguir ganando tiempo y evitar un nuevo episodio crítico, es aún más grave. Todavía tienen cartuchos, pero el alcance temporal de cada iniciativa parece ir reduciéndose dramáticamente.
Esteban
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