Gastón Ramírez y Esteban Mercatante
Después de meses de calma, volvió a dispararse la cotización del dólar paralelo (blue), hoy un 40% por encima del dólar oficial. Las previsiones de varios analistas ponían agosto como horizonte límite para la pax cambiaria. Pero parece que, ante el intento de hacer la plancha por parte del Ministro de Economía Kicillof, y la marcada exposición de las internas en el gabinete económico sobre qué hacer con el dólar y las tasas, los tiempos podrían acortarse. El salto de la brecha muestra los límites de los intentos de mantener a 8 pesos el dólar, al menos, en lo que dure la liquidación del grueso de la cosecha de soja (hasta agosto). Como venimos denunciando desde comienzos de año, el gobierno entró en una senda de ajuste acelerado, del cual la devaluación de enero (que fue un salto dentro de una depreciación del peso que había sido de 60% desde comienzos de 2013 hasta enero de 2014) era sólo un capítulo. Ahora los especuladores presionan por un nuevo ajuste.
Después de meses de calma, volvió a dispararse la cotización del dólar paralelo (blue), hoy un 40% por encima del dólar oficial. Las previsiones de varios analistas ponían agosto como horizonte límite para la pax cambiaria. Pero parece que, ante el intento de hacer la plancha por parte del Ministro de Economía Kicillof, y la marcada exposición de las internas en el gabinete económico sobre qué hacer con el dólar y las tasas, los tiempos podrían acortarse. El salto de la brecha muestra los límites de los intentos de mantener a 8 pesos el dólar, al menos, en lo que dure la liquidación del grueso de la cosecha de soja (hasta agosto). Como venimos denunciando desde comienzos de año, el gobierno entró en una senda de ajuste acelerado, del cual la devaluación de enero (que fue un salto dentro de una depreciación del peso que había sido de 60% desde comienzos de 2013 hasta enero de 2014) era sólo un capítulo. Ahora los especuladores presionan por un nuevo ajuste.
El
disparador de estos movimientos provino del Banco Central (BCRA). La leve
recuperación de las reservas, hoy en U$S 28.385 millones (u$s 1.446 millones
por arriba del piso tocado a comienzos de año; todavía un 7,4% por debajo del
valor al cierre de 2013), le dio confianza al titular del BCRA empezar a mover
un poco el tipo de cambio oficial, 0.6 puntos (una suba de 0,75%). La idea -podemos presumir- era
iniciar microdevaluaciones como para indicar que la moneda no va a seguir fija,
y sacudir un poco las certezas de los sectores propensos a especular. Algo así
como la política que aplicó Redrado hace unos años cuando estaba al frente del
BCRA. También, presionado por el Ministro de Economía (que contaba con aval de
Cristina) el Jefe del BCRA empezó a bajar la presión sobre las tasa de interés.
En una interna cada vez más ventilada (para delicia de la “corpo”), Kicillof
había acusado a Fábrega por la recesión, sosteniendo que las altas tasas
frenaron el crédito y el consumo. Lo cual es cierto, pero tanto como que los
techos a los salarios y el mazazo devaluatorio (así como los tarifazos de
transporte, luz y gas) son parte del mismo combo de ajuste. Ahora Fábrega bajó
2 puntos las tasas de las letras del BCRA. A la vez que relajó el cepo
cambiario autorizando el giro de utilidades al exterior (que se quintuplicaron en 2013 respecto 2012, sumando
los $s 1.344 millones; menos de un tercio del promedio que hubo hasta 2011, de
todos modos).
Los
movimientos opuestos y simultáneos de tasas y dólar oficial sacaron de la
modorra a los especuladores financieros. Bastó una esta leve baja en la tasa
(ahora en 26% a 90 días) para, ante una posible merma de la jugosa rentabilidad
que vienen haciendo con estos papeles desde la devaluación, apurarlos a buscar
refugiarse otra vez en el dólar, mediante un nuevo pase a activos en dólares, y
de paso meter presión sobre el cambio oficial para -si lo logran- hacer buenas
ganancias de corto plazo. Esto elevó el dólar blue a un valor por encima
del 40% de la cotización del peso oficial, a la vez, que el dólar “liqui” (que
es un parámetro central para el blue) se ubicó en $10,76, muy cercano a los
$11. La suba del dólar blue a un precio de $11,30, registra una suba del
13%, cercana a la inflación acumulada hasta mayo. Esto podría anticipar el
ritmo de devaluación del oficial para reponer la inflación. El dato más relevante es la caída a la mitad
del valor entre el dólar blue y el dólar contado con liqui (dólar fuga), que se
ubica en 54 ctvs. Un indicador del pase a activos en dólares de los inversores.
Un dato
central, es que los exportadores y las cerealeras también se sumaron a los
especuladores (qué sorpresa, ¿no?) reduciendo las liquidaciones de dólares por
exportaciones. Aunque en abril habían estado altas, vienen cayendo. Esta semana
son hasta ahora un 30% menos que la semana pasada, acumulando sólo U$S 670
millones. Como dice un informe afín al sector “el hombre de campo
está enojado con el precio, y espera una mayor devaluación”. La liquidación de divisas que hacen los
sojeros ya es bastante menor a la de abril. Como los pagos por importaciones
son crecientes, sólo 1 de cada 4 dólares que compra queda en el organismo.
Aún
en el contexto de una economía en recesión, a causa del ajuste y del menor
ritmo de compras industriales (automotrices) de Brasil, parece que la pax
cambiaria tiene plazo más corto que el que se preveía hasta hace unas semanas.
El gobierno volverá a moverse entre las alternativas de nueva devaluación, o
una vuelta a los mercados de deuda, todavía trabada aunque la emisión de bonos
para pagar a Repsol confirmó que una vez más que el desendeudamiento es cosa
del pasado. Probablemente, de acá hasta fines de 2015, veamos dosis mezcladas
de ambas recetas ortodoxas, en un combo de ajuste sobre los sectores populares.
La
cuestión del dólar no puede atacarse regalando rentabilidad a los especuladores
o volviendo al redil de los mercados. Sólo la nacionalización de la banca para
conformar una banca estatal única, un verdadero monopolio estatal del comercio
exterior y la expropiación de los grandes terratenientes que junto con las
cerealeras y los otros eslabones del agropower organizan la especulación,
pueden cortar de raíz las maniobras que preanuncian un nuevo mazazo al nivel de
vida de los trabajadores y los sectores populares mediante una nueva
devaluación. Sólo la clase trabajadora puede imponer esta salida, luchando por
un gobierno de otra clase.
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