Leemos en PO 1198:
[...] queremos abrir el debate al interior del partido en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, consideramos que hay cuestiones de método que deben refinarse para poder dar el debate con los trabajadores de manera correcta: ninguno de los dos artículos mencionados cita datos duros que respalden las afirmaciones y, en cambio, recurren a comentarios extraídos de la prensa burguesa. En particular, el editorial de Roveri cita un informe de Delphos, una consultora de importancia marginal y de fuerte filiación macrista. Recordemos que las consultoras cobran suculentas sumas por decir lo que a sus clientes les gusta escuchar; en ese sentido, no es de sorprender que en los informes de Equis (la consultora del oficialista Artemio López) todo ande bien, mientras que lo contrario ocurre en los informes de Delphos. Ninguna de estas fuentes puede ser tomada en serio a la hora de construir una posición política independiente del lado de los trabajadores. Por otro lado, entendemos que existen ciertos errores en el análisis económico que llevan adelante estos artículos. En particular, no consideramos que el problema del drenaje de reservas tenga la importancia que se le asigna. Para entender esto, recordemos que Argentina es uno de los países con mayor cociente de reservas/producto en el mundo.
El editorial de Altamira apunta a señalar que, descontados los pasivos del BCRA, este stock de reservas ya no sería tan alto; sin embargo, debemos recordar que esos pasivos tienen fechas de vencimiento variables, mientras que las reservas son un stock líquido. Un principio básico de las finanzas obliga a contabilizar cada deuda a valor presente; es decir, títulos que vencen dentro de años no pueden ser medidos a valor nominal y simplemente restados de los activos. En términos generales, entendemos que Argentina está hoy muy lejos de una crisis de balance de pagos. Ocho años consecutivos de superávit comercial (hecho inédito en la historia argentina) convierten a ese escenario en algo lejano y poco factible. Al menos dos docenas de países deberían sufrir esa crisis mucho antes que Argentina.
Consideramos que la perspectiva política marcada por ambos editoriales es correcta: el "modelo" no traerá otra cosa que ataques contra la clase obrera en 2012, bajo la forma de tarifazos, congelamiento salarial en términos reales, inflación y despidos. Pero el problema pertenece a la esfera real de la economía mucho más que a la esfera monetaria.
Justamente, a desarrollar el impacto que empieza a tener la crisis sobre todo en la esfera real -aunque tampoco puede desdeñarse el impacto de la fuga de capitales y el achicamiento del superávit comercial, que reactúa en la esfera real por los efectos que puede tener en la política monetaria y la situación fiscal una escasez de dólares- nos dedicamos en el artículo publicado en "“Modelo” para afuera, ¿ajuste para adentro?", publicado hoy en LVO nº 448.
Nos parece auspicioso que comience a generarse este debate en las filas del PO.
Resulta también intereante la exigencia de "datos duros" en vez de citar
a consultoras interesadas -aunque no nos parece que lo que éstas dicen
no pueda resultar en muchas ocasiones ilustrativo. Hace tiempo desde el PTS venimos discutiendo con este enfoque (ver por ejemplo “Entre el escepticismo y la catástrofe inminente”, en Lucha de Clases Nro. 7 y “Gradualismo y Catastrofismo”, en Lucha de Clases Nro. 8),
que reemplaza el análisis concreto de la crisis (tanto nacional como
internacional) por la definición abstracta de su carácter catastrófico
(cosa que no está ni estuvo nunca en discusión como se puede ver en los artículos que linkeamos, pero no deja de exigirnos la necesidad
delinear las instancias que atraviesa la crisis), que lleva una (in)definición igualmente abstracta de las tareas y desafíos que nos plantea una crisis de magnitudes históricas.
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