jueves, 29 de noviembre de 2012

Estado benefactor... ¿con quien?


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El el viceministro de Economía Axel Kicillof volvió a justificar ayer el cobro del impuesto al salario
Lo hizo en el show ultraoficialista 678. Algunos oficialistas (ver Alfredo Zaiat) afirman este impuesto al salario conformaría un esquema progresivo, ya que los que más ganan aportan para sostener un gasto que beneficia a los que menos ganan. Esta última argumentación, es un insulto a la inteligencia cuando sigue sin estar gravada la renta financiera, se mantienen los privilegios impositivos para actividades nocivas para el medio ambiente como la minería, y el mínimo no imponible está en $5800, que es un salario que casi duplica lo que ganan la mitad de los asalariados (que rondan los $3000 mensuales) pero está lejos de corresponderse con "sectores de mayor capacidad contributiva" como sostiene Zaiat. 
Kicillof ensayó otro argumento, también bastante recorrido por el progresismo K. Afirma que este gravamen sostendría un Estado benefactor: "Cuando el Estado vuelve a ser un Estado activo y benefactor lo que uno paga como impuesto tiene como contraprestación varios servicios". Luego de esto, pasó a definir estas contraprestaciones como un "salario indirecto", definición con la que coincidimos, pero que tiene un contenido muy distinto al que el viceministro le quiere dar. Para Kicillof, "a lo que uno gana hay que sumarle lo que deja de pagar por los subsidios y a partir de eso calcular los impuestos. Hay que tener otra mirada". De esta forma, el resultado del impuesto a la ganancias sería "neutro", ya que lo que los asalariados pagan por un lado lo reciben por otro. Pero, ¿quién es el gran beneficiario de todo este andamiaje? Ciertamente no puede decirse que sea la base para una política de distrución progresiva, salvo que vayamos a creerle al Indek de que es posible comer con $6 y la inflación ha sido desde 2006 menor al 10% anual. Este mismo Indec sostiene, en su EPH (categoría “Población total según escala de ingreso individual”) que: 
El 90% de los asalariados gana menos de $5460, 
El 80% gana menos de $4230, 
El 70%, menos de $3513. 
El "salario indirecto" del que habla el viceministro ha sido una viga más en el sostén de estos niveles de remuneraciones, que dan cuenta de un patrón regresivo del ingreso que ha resultado ampliamente beneficioso para el empresariado. Gracias a el "salario indirecto", los empresarios han amasado fortunas y acrecentado la participación de sus ganancias como proporción del ingreso nacional, mientras el Estado "benefactor" solventaba una parte de los consumos obreros y populares de transporte y energía. Así contribuían a contener el descontento que pudiera devirar en mayores reclamos de recomposición salarial (ampliamos acá). 
La "progresividad" sólo puede partir de cortar con una estructura de gastos que tiene como eje afrontar el saqueo de la deuda pública y los subsidios al capital, declarando el no pago de la deuda y nacionalizando la banca, las prestadoras de servicios públicos y las emrpesas estratégicas para ponerlas bajo control de los trabajadores y comités de usuarios. Asimismo, cualquier estructura impositiva verdaderamente progresiva sólo puede empezar por terminar con el IVA que es la principal fuente de recaudación a costa del consumo obrero y popular, extender el gravamen de ganancia a la renta y cortar con las desgravaciones al gran capital, y estableciendo alícuotas considerables en los impuestos a las grandes fortunas. De esta forma podría afrontarse el 82% móvil que el gobierno se niega a pagar y encarar planes de obras públicas para responder a las postergadas demandas obreras y populares de vivienda e infraestructura, permitiendo trabajo para todos con un salario acorde a la canasta familiar. En las antípodas, el programa que defiende el "keynesiano" (que algunos trasnochados siguen llamando marxista) Kicillof es el de un Estado benefactor, sí, pero para los empresarios.

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