Juan Chingo nos ha enviado desde Europa unas breves líneas sobre el acuerdo logrado ayer por los líderes europeos para impulsar un nuevo rescate a grecia. Aparte de los puntos destacados por él, queremos señalar que, aunque las bolsas de todo el mundo han subido ayer y hoy en celebración de este anuncio, aún no está despejado el panorama, y la amenaza de que las calificadoras pasen a considerar que la deuda griega está en default sigue firme, como lo muestran los anuncios realizados el día de hoy por la agencia Fitch.
Al día siguiente de siete horas tensas de reunión entre Merkel y Sarkozy desde la tarde hasta la noche del 20/7, que permitieron llegar a un acuerdo de último momento, los responsables de la zona euro reunidos en una cumbre de urgencia en Bruselas se han puesto de acuerdo en un nuevo plan de “salvataje” de Grécia. Admiten por primera vez que este país no podrá reembolsar el conjunto de sus deudas y aceptan un default parcial, el primero en décadas que se produce en un país capitalista avanzado. Alegando a su vez que Grecia está en una situación única, cuestión dudosa, sacan de hecho a este país del mercado de capitales por diez años, haciéndose cargo el Eurogrupo de su rehabilitación con un nuevo prestamo a tasas más bajas que las actuales y una promesa de inversiones, en lo que el Consejo Europeo llama pomposa y exageradamente un “Plan Marshall”.
Aunque el plan implica una cierta bocanada de oxígeno para Grecia y su gobierno, sólo implica una leve reducción de la carga de la deuda –de alrededor de 21 % del monto total– en el marco de que mantiene todos los ataques draconianos a los trabajadores y el pueblo griego. En otras palabras, la anunciada reestructuración es demasiado limitada para restablecer la capacidad de pago de Grecia, por lo que ésta seguirá dependiendo del goteo de fondos de sus socios europeos a cambio de una tutela económica internacional y una necesidad reforzada de medidas adicionales cumplir sus compromisos reforzada, en especial las privatizaciones. Dicho crudamente, el plan implica el sometimiento de las masas griegas a treinta años más de sangría.
Junto a estas medidas, el plan impone una cierta participación del sector privado en los costos, a la vez que se flexibilizan las condiciones de funcionamiento del fondo de rescate europeo, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés),permitiendo que extienda créditos preventivos y recapitalice los bancos de países con problemas, aunque no hayan sido rescatados, a la vez que la compra de bonos en el mercado secundario de deuda pero solo bajo orden del BCE y bajo circunstancias de extrema inestabilidad financiera , medidas pensadas teniendo en cuenta la frágil situación de España e Italia, países donde se juega el destino del Euro. El punto mas débil de todo esto es que las nuevas condiciones y tareas otorgadas al EFSF se hacen sin aportar un sólo Euro de más a sus ya sobrecargados fondos, por lo que aún esta por verse si serán eficaces en lograr sus objetivos.
El acuerdo –mejor de lo esperado por los analistas burgueses– saca por el momento a la Eurozona del abismo en que estaba luego de la extensión del contagio a Italia, la tercera economía de la Unión Europea, en las últimas semanas, aligerando momentáneamente las tensiones en el mercado de la deuda soberana aunque a um alto precio.
Sin embargo, a pesar de la reacción positiva de los mercados y del triunfalismo de muchos comentaristas, el mismo aún esta lejos de constituir una solución a largo plazo para lograr la estabilidad de la zona Euro.
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